El camino para lograr salud universal en un contexto legal y climático en constante evolución
Un entorno adecuado para la salud
5 de Abril de 2024
El tema del Día Mundial de la Salud de 2024 es "Mi salud, mi derecho". Es decir: el derecho fundamental a la salud. El camino para lograrlo en todas partes y para todas las personas radica en proteger tanto el entorno natural como el legal.
Sin embargo, ambos están en peligro. A pesar de estar consagrado en las constituciones de al menos 140 países, el derecho a la salud sigue siendo inalcanzable para demasiadas personas.
Hoy en día, 3,6 mil millones de personas viven en áreas altamente vulnerables al cambio climático, lo que podría provocar 14,5 millones de muertes al año para 2050 (disponible en inglés). Las catástrofes naturales causadas por factores climáticos están desplazando poblaciones y poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y el acceso al agua limpia. Las temperaturas en aumento están propagando enfermedades transmitidas por vectores (organismos vivos, como los mosquitos) hacia nuevas regiones y aumentando el riesgo de enfermedades no transmisibles. La calidad del aire está empeorando, con 124 de 134 países y territorios que superan los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en términos de contaminación por partículas. La polución del aire, el suelo y el agua contribuyen a aproximadamente nueve millones de muertes prematuras al año (disponible en inglés), el 90 % de las cuales ocurren en países de ingresos bajos y medios.
Los entornos legales y políticos que deberían proteger el derecho a la salud están siendo objeto de ataques. Los marcos legales y políticos basados en la evidencia y los derechos conducen a mejorar los sistemas sanitarios, especialmente para las personas más marginadas. Sin embargo, todos los progresos realizados hasta ahora se están viendo socavados por los conflictos violentos, como los que ocurren en Gaza y Ucrania (disponible en inglés), los cuales están poniendo a prueba los sistemas de salud y exacerbando las desigualdades. Además, estamos viendo un resurgimiento de leyes que van en contra de los derechos LGBTQI+, la persecución de poblaciones ya vulnerables y las restricciones (disponible en inglés) cada vez más severas al derecho a la salud para mujeres y niñas.
Estas injusticias están obstaculizando el acceso al derecho a la salud.
Necesitamos de manera urgente una transformación para asegurar el entorno propicio para la salud, fortalecer nuestros sistemas sanitarios frente al cambio climático y promover leyes y políticas equitativas que fomenten el acceso a la salud para todas las personas. Esto va más allá de las meras palabras; se trata de tomar acciones audaces y cooperativas para proteger nuestro entorno natural y establecer marcos legales de apoyo.
Proteger el entorno natural acelerando la innovación y fomentando la solidaridad
En la COP28, los Estados Miembros se comprometieron a abandonar progresivamente los combustibles fósiles, mientras que más de 140 países respaldaron una declaración innovadora sobre el clima y la salud (disponible en inglés). La Cumbre del Futuro, que tendrá lugar en septiembre de 2024, será un foro crucial para que los Estados Miembros reafirmen sus compromisos con la salud de las personas y del planeta dentro de la Agenda 2030 y más allá, garantizando acciones concretas y una asignación de recursos que sea más amplia. Esta muestra de solidaridad global es un paso esencial, pero se necesita una voluntad política y cooperación aún mayores para asegurar que la salud sea un derecho para todas las personas, no un privilegio para algunas.
Para cerrar esta brecha se requiere innovación. En el PNUD colaboramos con el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria y con Gavi, la Alianza para las Vacunas, implementando Smart Health Facilities (instalaciones de salud inteligentes; enlace disponible en inglés) en más de una docena de países. Esto ayuda a desbloquear el potencial de la energía limpia y la tecnología innovadora para reducir costos, responder de manera más efectiva a los impactos y crisis, y llegar a más personas.
En este sentido, la iniciativa Solar for Health (placas solares para sistemas de salud; video disponible en inglés) está promoviendo soluciones de energía verde para mejorar la accesibilidad a la atención médica y al mismo tiempo mitigar el daño ambiental. En Zimbabwe, en el PNUD, junto a nuestros socios, hemos ayudado a instalar energía solar en más de 1.000 instalaciones sanitarias, lo que hace que la atención de calidad sea más asequible, accesible y respetuosa con el medio ambiente. En Sudán del Sur y Tayikistán (disponible en inglés), áreas con electricidad poco confiable y altas tasas de tuberculosis, se está utilizando la inteligencia artificial para mejorar el acceso a las pruebas de diagnosis de la enfermedad en comunidades remotas.
En el PNUD también estamos apoyando a países como Etiopía, la India y Mongolia para poner en marcha inversiones que han ayudado a revelar la carga económica, de salud y ambiental de la contaminación del aire. A través de esta iniciativa, Etiopía y Mongolia han propuesto reformas legales, y Mongolia ha desarrollado un plan multisectorial para abordar la crisis climática y de salud.
Crear entornos legales y políticos propicios, basando la salud en los derechos humanos y respaldando las comunidades
Las leyes y políticas apoyadas por la evidencia y los derechos humanos son esenciales para proteger el planeta y garantizar que los servicios de salud sean equitativos. Empoderar a todas las personas para que tengan acceso a la atención médica básica sin discriminación es un pilar fundamental.
Esta premisa es la base de los históricos objetivos 10-10-10 sobre el VIH, a los que varios países se adhirieron en la Declaración Política sobre el VIH y el SIDA de 2021. Estas metas requieren acciones transformadoras para reducir el estigma, la discriminación y la violencia de género, así como para eliminar las leyes y políticas punitivas que afectan a las personas que viven con el VIH y otras poblaciones clave. Sin embargo, el tiempo apremia y ningún país está en camino de alcanzar estos objetivos para 2025.
En todo el mundo, las personas que viven con el VIH y otras poblaciones clave están trabajando para revertir esta situación liderando la lucha contra las leyes discriminatorias y la criminalización relacionada con el virus. Su liderazgo ha dado resultados: en 2022, más países eliminaron leyes punitivas (disponible en inglés) contra las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo que en cualquier otro año en los últimos 25 años.
La fuerza del liderazgo comunitario es innegable. En Kirguistán (disponible en inglés), la organización comunitaria Plus Centre está proporcionando ayuda social y facilitando la reintegración de las personas que viven con el VIH en los sistemas de salud. Mientras tanto, en la India (disponible en inglés), la Alianza Global por los Derechos Humanos (GAHR por sus siglas en inglés) colabora con personas afectadas por el VIH así como con agencias gubernamentales para brindar asistencia legal y garantizar la aplicación de leyes protectoras.
Debemos redoblar nuestros esfuerzos para fortalecer el liderazgo comunitario, y adoptar leyes y políticas que permitan que la salud y el bienestar prosperen.
En el PNUD estamos respaldando a las comunidades en donde viven con o están afectadas por el VIH (disponible en inglés) para contrarrestar las leyes discriminatorias y la criminalización relacionada con el virus en todo el mundo. Ponemos en práctica una variedad de tácticas para promover reformas legales, incluidas campañas de concientización lideradas por organizaciones transgénero y LGBTQI+. En África (disponible en inglés) y el Caribe, estamos colaborando con comunidades de personas que viven con el VIH, poblaciones clave, grupos LGBTQI+ y gobiernos para fomentar el intercambio de conocimientos, establecer alianzas y garantizar la rendición de cuentas para hacer efectivo el derecho a la salud.
"Mi salud, mi derecho”
Debemos adoptar el enfoque "mi salud, mi derecho" como algo más que un lema. Es un llamado urgente a la acción para proteger y construir entornos propicios para la salud. Nadie mejor que las comunidades de todo el mundo saben cuáles son sus necesidades, sus problemas y sus oportunidades; podemos construir entornos adecuados para la salud apoyando el liderazgo y el trabajo de estas comunidades para enfrentar la crisis climática, fortalecer los sistemas sanitarios y garantizar sus derechos. Si los líderes y socios mundiales responden a estos esfuerzos y se comprometen a priorizar el derecho a la salud en todos los sectores, podemos convertir "mi salud, mi derecho" en más que un llamado a la acción: podemos convertirlo en una realidad.