El 70 % de los países más vulnerables al cambio climático también se encuentran entre los de mayor fragilidad política y económica
Forjar un futuro climático seguro y renovado
17 de Abril de 2024
Irene Abon tenía apenas siete años cuando llegó con su familia a su nuevo hogar.
En 1985, la familia de Irene y otros residentes del atolón de Rongelap, en el Pacífico, tuvieron que abandonar sus hogares debido a las consecuencias de la bomba de hidrógeno que se había detonado en la región tres décadas antes. Los miembros de la comunidad, que estaban sufriendo del síndrome de radiación, fueron evacuados y se establecieron en la isla de Mejatto, en las Islas Marshall.
“Cuando llegamos, en la isla no había nada, quizás solo los árboles de coco”, recuerda Irene, que actualmente se dedica a la agricultura, sobre sus primeros días en su nuevo hogar.
Aunque ella y su familia encontraron un lugar nuevo y más seguro para vivir, durante los pasados 30 años Irene ha sido testigo de profundos cambios en su comunidad. El aumento de las temperaturas y las sequías recurrentes han perjudicado su capacidad de producir alimentos. Las zonas costeras erosionadas por el mar y las mareas altas hacen que el agua salina llegue a toda la isla. La escasez alimentaria que eso trae aparejado amenaza con suscitar tensiones en la comunidad.
“Los efectos del cambio climático han tenido un claro impacto en la comunidad, ya que cuando el clima se torna seco y deja de llover, las personas se ponen nerviosas debido a que sus cultivos no son saludables ni aptos para cosechar”, señala Irene.
Sin embargo, la construcción de huertas verticales alimentadas con energía solar, que permiten cultivar hortalizas sin plantarlas en el suelo, abrió una nueva oportunidad para la comunidad.
“Las huertas verticales son muy buenas, porque según me han dicho, no necesitan demasiada agua. Las plantas crecen sin importar las condiciones climáticas. Los alimentos pueden aportar las vitaminas necesarias a nuestros hijos y ayudar a quienes sufren malnutrición”Irene Abon, agricultora
Las huertas verticales están ayudando a garantizar que haya alimento suficiente para todas las personas, lo que contribuye a prevenir los conflictos relacionados con la escasez alimentaria ocasionada por el cambio climático. La iniciativa es parte del proyecto Seguridad Climática en el Pacífico (disponible en inglés), un programa que llevamos adelante en el PNUD junto a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Consolidación de la Paz. El objetivo es proteger a las comunidades locales realizando inversiones en acciones por el clima, a fin de prevenir las tensiones que podrían generar inseguridad y conflictos.
Donde el cambio climático y los conflictos se entrecruzan
La emergencia climática está afectando las vidas de las personas en todos los continentes. En 2023, el mundo experimentó el año más caluroso del que se tiene registro (disponible en inglés). El número actual de conflictos violentos también es el más alto desde la fundación de las Naciones Unidas, en 1945.
Se calcula que 2.000 millones de personas residen en zonas frágiles y afectadas por conflictos, y que entre 3.300 y 3.600 millones (disponible en inglés) viven en contextos sumamente vulnerables debido al cambio climático. Un 70 % de los países más vulnerables al clima también se cuentan entre los de mayor fragilidad política y económica.
Con todo, la financiación para el clima no se distribuye de manera equitativa. Mientras que los Estados no frágiles recibieron 161 dólares de los Estados Unidos (USD) por persona entre 2014 y 2021 por concepto de financiación internacional para mitigar el cambio climático, los Estados más frágiles recibieron apenas 2,1 USD por persona.
Si bien el cambio climático no es una de las causas directas de los conflictos o la inestabilidad, puede tener un efecto negativo en los factores sociales, políticos y económicos que repercuten en las vidas de las personas más vulnerables. Cuando esos riesgos no se mitigan, pueden suscitarse nuevas crisis y conflictos, o las tensiones existentes podrían agravarse. Es por eso que abordar los riesgos de seguridad relacionados con el clima es fundamental para lograr el desarrollo sostenible de las localidades y prevenir futuros conflictos.
Eliminar las disputas sobre los recursos naturales
Desde 2012, más de 800.000 personas (disponible en inglés) han sido desplazadas en Malí debido a un conflicto armado que impide cultivar la tierra, lo que ha llevado a la inseguridad alimentaria. Junto con el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y la Oficina para el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible de la localidad, en el PNUD ayudarremos a proteger y revitalizar 21.000 hectáreas de tierras degradadas, lo que beneficiará a 150.000 personas.
Combatir la degradación de la tierra y a la vez restaurar la productividad agrícola en el país, así como resolver los conflictos por el agua entre las comunidades de agricultores y pastores, reducirá la vulnerabilidad de las comunidades locales a las repercusiones de los conflictos.
En el noreste de Nigeria (disponible en inglés), en el PNUD, con el apoyo del Gobierno de Noruega, estamos poniendo en marcha un centro para el clima y la promoción de la paz para ayudar a poner punto final a las disputas en torno a los recursos naturales. Las zonas forestadas han caído bajo el control de grupos armados, y las comunidades locales se han visto obligadas a cortar árboles y arbustos alrededor de las zonas urbanas, lo que ha ocasionado deforestación y degradación de la tierra. A su vez, esto ha tenido como consecuencia un aumento de las inundaciones durante la estación lluviosa, lo que ha provocado la pérdida de infraestructuras y afectado las actividades de producción y distribución de alimentos y los medios de vida de muchísimas personas.
Esta iniciativa, liderada por el PNUD, tiene por objeto reducir las tensiones en torno a los recursos y mitigar la degradación de la tierra mejorando la gestión comunitaria de los recursos naturales y promoviendo medios de vida resilientes al cambio climático y empleos respetuosos del medio ambiente.
Prevenir la inseguridad climática futura
Como parte del Mecanismo de Seguridad Climática, en el PNUD colaboramos con nuestros socios para fomentar la prevención y preservar la paz en un mundo con un clima cambiante. En la oferta del PNUD para lidiar con las crisis (disponible en inglés) se destaca la necesidad de enfrentar la emergencia climática para erradicar y prevenir los conflictos.
En la COP27, en el PNUD apoyamos la puesta en marcha de la iniciativa de Respuestas Climáticas para el Sostenimiento de la Paz (disponible en inglés), que tiene por objeto velar por que las respuestas al cambio climático contribuyan al sostenimiento de la paz y al desarrollo. En 2023, la organización respaldamos la Declaración de la COP28 sobre el clima, el alivio, la recuperación y la paz (disponible en inglés), a fin de brindar apoyo a los países y las comunidades más vulnerables.
Estamos cooperando estrechamente con los Gobiernos y las comunidades locales en 120 países y territorios, entre los que se cuentan 46 en contextos de fragilidad y conflicto, para fortalecer la seguridad frente al cambio climático y ayudar a los países a avanzar hacia la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Se trate de una comunidad pequeña en las islas del Pacífico o de países asolados por conflictos de larga data, las intervenciones para aumentar la seguridad frente al cambio climático han sido fundamentales para evitar el agravamiento de las tensiones sociales y ayudar a garantizar un futuro sostenible para todas las personas.