A medida que el coronavirus COVID-19 gane terreno en las regiones más pobres del mundo, golpeará con más fuerza a los más vulnerables, sumando una crisis económica y de salud sin precedentes a las crisis climáticas y de pobreza existentes. Esta crisis multifacética requiere una respuesta integral y colaborativa, y la energía limpia resulta esencial para ayudar a los países a prepararse, responder y recuperarse.
La energía limpia puede proporcionar soluciones asequibles, que estén en línea con los objetivos climáticos, y puede ayudar a mitigar los efectos de la crisis de COVID-19 en los medios de vida de las personas y las economías locales.
En la primera línea de la batalla contra COVID-19, la energía para los hogares y los centros de salud es crítica. Sin embargo, 840 millones de personas no tienen electricidad. De ellas, 570 millones viven en África subsahariana, donde una de cada cuatro clínicas no tiene energía, y el 28% no tiene un suministro energético continuo.
En las regiones donde la red eléctrica es poco confiable o incluso inexistente, las tecnologías de energía limpia proporcionan soluciones que se pueden implementar rápidamente. Con energía confiable, los centros de salud pueden trabajar todo el día, en lugar de depender de velas o linternas de teléfonos.
Energía solar para la salud
El programa Solar for Health (Energía Sola para la Salud), financiado principalmente por el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la TB y la Malaria, el PNUD e Innovation Norway, y en curso en 11 países desde 2016, presenta un modelo ecológico que mejora los servicios de salud al tiempo que salva vidas, cuida el medio ambiente y ahorra dinero.
El PNUD y sus socios buscan aprovechar esta experiencia con el fin de ayudar a los países a aumentar las inversiones en energía limpia para la electrificación de los centros de salud.
La energía limpia también puede abordar algunos de los factores que hacen que las personas sean más vulnerables a las enfermedades respiratorias como COVID-19. Casi la mitad del mundo depende de combustibles contaminantes y cocinas ineficientes para cocinar, a costos considerables para la salud y el medio ambiente. Cada año, 3,8 millones de personas mueren prematuramente por enfermedades relacionadas con el humo del fuego abierto o las estufas. Promover el uso de combustibles limpios y estufas energéticamente eficientes puede proteger a miles de millones de personas de respirar gases nocivos en el hogar todos los días.
El acceso a la energía también hace que las políticas de distanciamiento social sean viables al permitir a las personas mantenerse en contacto, recibir información, participar en la educación en línea y trabajar desde casa. También puede proporcionar acceso confiable a agua limpia, un elemento crucial en tiempos de COVID-19. Además, garantiza la seguridad alimentaria al habilitar las cadenas de frío de alimentos y alimentar las bombas de agua.
Impulsar la inversión en energía limpia
La energía limpia puede impulsar la recuperación económica después de la pandemia, dado que es un motor para la creación de empleo. Un récord de 11 millones de personas en todo el mundo estaban empleadas en el sector de las energías renovables en 2018 y la Agencia Internacional de Energía Renovable estima que este número podría aumentar a 42 millones de empleos en todo el mundo para 2050.
Los sistemas descentralizados de energía fuera de la red pueden impulsar las economías locales al ayudar a las pequeñas empresas a prosperar y ofrecer potencial para fuentes de ingresos adicionales.
La energía limpia está disponible, es asequible y confiable. Pero en muchos países y economías en desarrollo, el potencial para proyectos de energía renovable a gran escala permanece en gran medida sin explotar. Las inversiones en esta área siguen siendo mucho más bajas de lo que se requeriría para brindar el desarrollo completo y los beneficios climáticos de la energía limpia.
Levantar barreras
En todo el mundo, el PNUD está trabajando con los gobiernos para levantar las barreras que impiden estas inversiones. Al abordar las políticas y los riesgos financieros asociados a tales inversiones en las economías en desarrollo, el PNUD tiene como objetivo ayudar a los gobiernos a crear un entorno propicio para las energías renovables. El Programa de Minigrid de África del PNUD y Solar for Health, establecido en más de 11 países, se expandirá por todo el continente.
A medida que las naciones se preparan para las consecuencias de COVID-19, hay una gran oportunidad para un reinicio a nivel mundial. Los ambiciosos planes de estímulo ecológicos ayudarán a los países a restaurar sus economías mientras profundizan su transición energética. A medida que los precios del petróleo caen a mínimos históricos, debemos asegurarnos de que el mundo se mantenga en el camino correcto con sus objetivos climáticos. Ahora es un buen momento para reformar los subsidios a los combustibles fósiles y reevaluar las opciones que los países tienen para acelerar su transición de energía limpia y mantener una recuperación que sea mejor para todos.