Cuando pensamos en el desplazamiento forzoso, primero imaginamos a unos refugiados cruzando fronteras internacionales. Sin embargo, la mayoría de las personas que huyen de sus hogares (de hecho, casi seis de cada diez) permanecen dentro de sus propios países. Esta falta de conciencia de la verdadera magnitud del desplazamiento interno apunta a un déficit aún mayor: nuestro enfoque actual no está haciendo lo suficiente para reducir el número de personas desplazadas, proteger a las personas obligadas a huir o crear las condiciones adecuadas para su regreso o reasentamiento.
Por ejemplo, en Afganistán, la República Democrática del Congo, Siria y Yemen, no solo millones de personas carecen de refugio, agua potable y atención médica, sino que también carecen de acceso a medios de vida y oportunidades de educación. Este es el caso de mujeres y niñas. Sus exilios, en campamentos o barrios marginales urbanos, no se miden en meses o años, sino a menudo en décadas. Para agravar más esta situación, la integración de los desplazados en sus nuevas comunidades suele ser difícil.
Hoy, el Panel de Alto Nivel sobre Desplazamiento Interno del Secretario General de la ONU presenta sus hallazgos en un informe final: “Iluminando el desplazamiento interno: una cisión para el futuro". El Panel refuerza la necesidad urgente de cambiar la forma en que ayudamos a las personas de ser desplazadas a la fuerza de sus hogares. Para poner fin al desplazamiento a largo plazo es necesario ir más allá de la asistencia humanitaria.
El PNUD acoge con agrado el llamamiento del informe para ampliar un enfoque de desarrollo que se centre en encontrar soluciones al desplazamiento interno, tanto a nivel local y nacional. Las comunidades afectadas no solo deben sobrevivir, sino prosperar para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En el PNUD, creemos que podemos ser más eficaces al prevenir o anticipar el desplazamiento e integrar las necesidades de las personas y comunidades afectadas en los planes, estrategias y leyes de desarrollo locales y nacionales.
SOLUCIONES PARA EL DESARROLLO
La crisis climática y el impacto socioeconómico causado por la pandemia de la COVID-19 solo son una suma más a las dificultades que las personas desplazadas por la fuerza enfrentarán así como a su naturaleza, cada vez más crónica y prolongada del desplazamiento interno. Es un motivo de preocupación grave.
En situaciones de emergencia, una acción humanitaria rápida es fundamental. Pero cuando las personas desplazadas internamente (PDI) no tienen acceso a trabajos decentes, cuando ellos y ellas y sus hijos carecen de oportunidades de educación y formación adecuadas, cuando las sociedades siguen fracturadas y faltan los servicios públicos básicos para los ciudadanos, el ciclo de dependencia de ayuda y pobreza está destinado a continuar. El desplazamiento interno es un desafío de desarrollo con rostro humanitario.
En coordinación con el sistema más amplio de las Naciones Unidas, especialmente en alianzas con ACNUR y la OIM, el PNUD aborda desafíos del desplazamiento interno en más de 60 países, colaborando con gobiernos nacionales y locales, actores de justicia, seguridad y derechos humanos, el sector privado y la sociedad civil, así como con las personas en movimiento.
Tomando como ejemplo Iraq en 2012, los grupos armados de ISIS se apoderaron de grandes extensiones de territorio, lo que provocó un movimiento masivo de personas. La comunidad humanitaria reaccionó rápidamente, proporcionando protección, alimentos, refugio, salud y otras ayudas para salvar vidas. Parte de la respuesta fue ayudar a los desplazados a integrarse con éxito en las comunidades a las que se habían mudado.
Cuando terminaron los combates en Iraq en 2017, el PNUD trabajó con sus socios y el gobierno para mejorar la seguridad, reparar la infraestructura y las viviendas, facilitar los medios de vida y las oportunidades de empleo, apoyar los servicios básicos y reducir las tensiones comunitarias. Los retornos han superado en número a los nuevos desplazamientos (en inglés) cada año desde entonces. Hasta la fecha, el PNUD ha ayudado a 4,8 millones de personas a regresar a sus hogares (en inglés) y el número de desplazados se redujo en una quinta parte el año pasado en comparación con 2019.
En Sudán, la falta de recursos como la tierra, el agua y el acceso al pastoreo, plantean desafíos para una vida e ingresos estables. El PNUD ha apoyado a cientos de miles de desplazados internos y sus comunidades en Darfur durante los últimos cuatro años, centrándose en el desarrollo rural, la gestión de la tierra y el acceso a la justicia. Por ejemplo, se están estableciendo 11 centros comunitarios como centros para la recuperación económica y la consolidación de la paz (en inglés) a través de la capacitación laboral y profesional, la generación de ingresos y un espacio seguro para jóvenes y mujeres.
UN LLAMADO AL LIDERAZGO GLOBAL
Es fácil desanimarse ante la magnitud de la tarea que tenemos por delante. Pero si escuchas historias de colombianos o congoleños, iraquíes, sudaneses o yemeníes, su resistencia y fortaleza nos muestra lo que se puede lograr.
El informe del Panel de Alto Nivel nos proporciona un punto de partida para abordar la profunda crisis mundial de los desplazamientos internos. Las presentaciones del PNUD al Panel incluyeron el documento de investigación Towards Development Solutions to Internal Displacement: A Political Economy Approach, elaborado junto con la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres. Esperamos construir un sistema de las Naciones Unidas con un liderazgo reforzado en este aspecto. Los desplazados internos deben ser vistos como ciudadanos, no como beneficiarios, sino como parte de la solución más que como el problema.
Con nuestros socios, promoveremos un programa sostenido de asistencia al desarrollo para construir los sistemas, las habilidades, la infraestructura y las instituciones necesarias para resistir futuros desastres, poner fin a las crisis actuales y brindar mejores soluciones de desarrollo a los desplazados internos y a las comunidades de acogida. Esperamos convertir las recomendaciones del Panel de Alto Nivel en hogares, medios de vida y en un futuro seguro para las personas que estén en riesgo mañana o las que necesitan ayuda hoy.