La brecha digital surge como uno de los obstáculos más grandes del siglo XXI para la igualdad mundial. Las herramientas y tecnologías digitales se están convirtiendo cada vez más en componentes integrales de la vida cotidiana, pero en su mayoría accesibles solo para las personas que viven en países desarrollados. Más de un tercio del mundo (2.900 millones de personas; en inglés) no utiliza Internet. La mayoría de los que no están conectados vive en países en desarrollo, donde solo el 57 % de las personas acceden a Internet. Esto se debe a la falta de infraestructura clave y/o dispositivos compatibles y se ve agravado por la imposibilidad de costear los datos y la falta de las habilidades básicas necesarias para utilizar Internet.
La pandemia de COVID-19 no ha hecho más que ahondar en esta brecha digital y los avances para que más personas se conecten a Internet se han ralentizado. A medida que los servicios esenciales se han ido trasladando a la red durante y después de la pandemia, los que no participan en la economía digital corren el riesgo de quedar aún más rezagados. Las escuelas han sido un ejemplo paradigmático de este fenómeno. Los sistemas de educación pública con conocimientos y experiencia previos en la impartición de aprendizaje a distancia y multimodal han salido mucho mejor parados que los sistemas presenciales.
Es necesario un esfuerzo concertado para reducir estas desigualdades cada vez más profundas. Debemos abordar la accesibilidad de tecnología asequible y la disponibilidad de servicios digitales para aumentar las oportunidades para todas las personas.
Pero para los actores involucrados en la formulación de políticas o que influyen en las políticas, tanto públicas como privadas, puede ser difícil saber por dónde empezar cuando se trata de promover la inclusión digital. La información confiable de fuentes creíbles a menudo se almacena en silos, dispersa en miles de plataformas y sitios web, lo que lleva horas analizar. Es más, los enfoques cambian constantemente y se ajustan a las nuevas mejores prácticas, lo que significa que cuando el diseño de un proyecto está terminado, ya puede estar desactualizado. Faltan protocolos, estándares y otros mecanismos de gobernanza comunes necesarios para lograr la cohesión entre los esfuerzos. Por lo tanto, los intereses en la competencia y la redundancia están obstaculizando la inclusión digital.
Para hacer frente a este reto, la Alianza EDISON (en inglés), un movimiento mundial de 45 defensores del sector público y privado, se ha comprometido a dar prioridad a la inclusión digital como base para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de modo que todas las personas puedan participar de forma asequible en la economía digital. Uno de los principales componentes de la alianza es dotar a los responsables políticos de herramientas y recursos para mejorar y acelerar el proceso de elaboración de políticas, permitiendo una mayor participación de las partes interesadas, más intercambios de conocimientos y una toma de decisiones más informada.
Como parte de este esfuerzo, el Foro Económico Mundial (FEM), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Boston Consulting Group (BCG) están trabajando juntos para desarrollar una plataforma centralizada y de confianza de información curada sobre temas relacionados con la inclusión digital y la economía digital para fomentar el compromiso en tiempo real con los compañeros de todos los sectores, regiones y contextos. Las tres organizaciones creen que el compromiso de colaboración y el acceso a través de plataformas fáciles de usar harán que estos ejemplos y buenas prácticas estén disponibles para que todas las personas puedan aprender y adaptar.
El Navegador de la Inclusión Digital proporcionará mejores prácticas, manuales de actuación, fuentes de datos y ejemplos reales a los responsables políticos de distintos niveles en tres principales áreas de la inclusión digital:
- Atención sanitaria inclusiva: ampliar el acceso y la atención hacia la cobertura universal.
- Servicios financieros inclusivos: ampliar el acceso para que las personas y las empresas puedan participar en las economías locales y gestionar mejor sus vidas financieras
- Educación inclusiva: ampliar el acceso a una educación de calidad para los niños y los alumnos permanentes.
El Navegador reúne lo mejor de los socios: la experiencia del PNUD en materia de desarrollo mundial, las capacidades de la plataforma público-privada líder del foro y las estrategias y enfoques de vanguardia del BCG. En fase de desarrollo, el plan es permitir el acceso abierto a mediados de 2022.
El aprendizaje mediante la práctica ha sido fundamental en el enfoque de desarrollo de capacidades de este proyecto. Esto incluyó la facilitación de un espacio de cocreación, que permitió a los usuarios finales y a las partes interesadas participar activamente, informar, así como recoger aprendizajes de los diversos procesos. Desde el concepto hasta las pruebas beta, pasando por los grupos de discusión y las entrevistas a medida, el equipo combinado de las tres organizaciones trabajó con expertos del gobierno, el sector privado y otras instituciones, lo que dio como resultado una plataforma centrada en el usuario.
A medida que el mundo se digitaliza, aumenta la necesidad de contar con circuitos de retroalimentación y mecanismos que garanticen la aplicación efectiva de las agendas globales. En la práctica, la Alianza EDISON tiene previsto utilizar herramientas como el Navegador, junto con la experiencia y los conocimientos de sus socios, para iniciar un movimiento de colaboración y cooperación intersectorial. Para el foro, el PNUD y el BCG, pretendemos que el Navegador se convierta en una plataforma centrada en las personas que ayude a impulsar la inclusión digital.