Economía circular. Es una frase que vemos con frecuencia en titulares, discursos políticos y, cada vez más, como parte de los compromisos climáticos nacionales (conocidos formalmente como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional o NDC, por sus siglas en inglés). Pero, ¿qué significa la economía circular?
Cuando escuchamos hablar sobre economía circular, podemos pensar en el reciclaje y la gestión de residuos. Y esta es una parte importante: eliminar los desechos y la contaminación y mantener los materiales y productos en uso durante el mayor tiempo posible. Pero la economía circular es mucho más.
Es un marco para una economía que es restauradora y regenerativa, que beneficia tanto a las personas como al planeta y que, en última instancia, ayuda a los países, las ciudades y las empresas a reinventar el progreso.
Encontramos ejemplos a nuestro alrededor.
Podemos verlo en el estiércol de vaca procesado con biogás y el estiércol de pollo para cocinar, calentar e iluminar en Botswana (en inglés).
En el subproducto de la cosecha de anacardos que impulsa una nueva industria de bebidas en Benin (en inglés), ayudando a los agricultores a complementar sus ingresos fuera de temporada.
O en residuos plásticos marinos reutilizados para la fabricación de productos de alto valor como piezas arquitectónicas y decorativas, lo cual crea empleos verdes y sustenta los medios de vida de los pueblos pesqueros costarricenses.
Y lo podemos también ver en el ingenio de los líderes empresariales para crear envases solubles en agua, reciclables y biodegradables (en inglés), diseñados para romperse sin causar daños en caso de fugas en el suelo o en el mar.
Aprovechando el conocimiento tradicional
A medida que observamos que la economía circular se hace un hueco en la agenda política, debemos reconocer que la circularidad ha sido una forma de vida durante milenios para los pueblos indígenas de todo el mundo.
Tenemos mucho que aprender para el futuro de los administradores de las tierras indígenas y locales y de los defensores de nuestra madre Tierra.
Pero, ¿cómo podemos reconocer y aprender de estas comunidades? ¿Cómo podemos documentar y expandir sus tecnologías y prácticas tradicionales? ¿Cómo se pueden incluir sus soluciones basadas en la naturaleza en las promesas climáticas nacionales de los países, en beneficio de todas las personas?
Un ejemplo que podemos ver es la Asociación de Mujeres Indígenas Kábata Könana del Territorio Cabécar y las Mujeres Indígenas de la región de Talamanca en Costa Rica. Basándose en sus conocimientos y prácticas agrícolas tradicionales, los desechos se convierten en un insumo para el siguiente ciclo, los animales desempeñan su papel en la fertilización del suelo y las malezas son útiles para los cultivos. Se plantan e intercambian árboles medicinales tradicionales y variedades de semillas autóctonas locales, creando ferias de intercambio local entre familias y comunidades, las cuales ayudan a fortalecer la soberanía y seguridad alimentaria, así como la resiliencia comunitaria ante choques externos. En definitiva: un sistema basado en la reciprocidad y la autosuficiencia.
Otro ejemplo es Aadhimalai Pazhangudiyinar Producer Company Limited, un colectivo de productores indígenas ubicado en la Reserva de la Biosfera Nilgiri en los Ghats occidentales del sur de la India, donde las prácticas tradicionales de producción y recolección de productos forestales no maderables, como miel, amla, jabón, nueces y bayas, ayudan a asegurar la gestión de los recursos de la reserva, así como a mantener los medios de vida de las comunidades indígenas. Por ejemplo, los rituales y formas tradicionales de los "cazadores de miel" indígenas y el marcado de las colmenas de abejas silvestres significa que las colmenas no se cosechan en exceso y que las colonias de abejas permanecen estables. Esto es clave para la prosperidad de la biodiversidad.
Pero, ¿cómo se relacionan estos ejemplos con la economía circular? Estas prácticas están creando economías locales que ya no se centran en enfoques extractivos y lineales de "tomar, fabricar y desechar". Son economías enfocadas desde un punto de vista holístico, donde un proceso o acción se alimenta de otro, fomentando la resiliencia, la reciprocidad y el respeto entre las personas y la naturaleza. Son economías reconstituyentes por diseño, o mejor dicho, preestablecida.
Al observar el lideraje local así como las prácticas y las acciones, podemos ver que los pueblos indígenas tienen mucho que compartir. Entonces, ¿por qué no les escuchamos atentamente?
Las políticas y estrategias de la economía circular proporcionan un punto de partida fundamental para integrar este conocimiento sabio en la acción climática local, subnacional y nacional y las NDC son la manera perfecta de cerrar el círculo. Solo necesitamos asegurarnos de que los pueblos indígenas estén en el asiento del conductor para ayudar a transformar estas NDC en acción.
A través de la Promesa Climática del PNUD, una iniciativa emblemática que apoya a 120 países para mejorar e implementar sus NDC, estamos ayudando a los países a identificar e integrar oportunidades circulares en sus NDC revisadas y acelerar la implementación de la economía circular. Un componente clave del apoyo a la Promesa Climática es involucrar a todos los actores de la sociedad, incluidos los agentes de cambio, como los pueblos indígenas y las comunidades locales. Para obtener más información sobre la economía circular de la Promesa Climática, consulta aquí (en inglés).
Tanto la Asociación de Mujeres Indígenas Kábata Könana del Territorio de Cabécar como Aadhimalai Pazhangudiyinar Producer Company Limited son ganadoras del Premio Ecuatorial 2021. El Premio Ecuatorial, organizado por la Iniciativa Ecuatorial del PNUD, se otorga cada dos años para reconocer los esfuerzos destacados de las comunidades para reducir la pobreza a través de la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad.