Hace tiempo que sabemos que nuestros sistemas alimentarios no funcionan, ya que amenazan la salud de las personas y del planeta. No sólo las prácticas agrícolas insostenibles han estado degradando los suelos durante décadas, sino que la expansión de la agricultura es también el principal impulsor del 80% de la pérdida de hábitats nativos en el mundo (en inglés).
Los sistemas agrícolas y alimentarios actuales también son la causa de la desigualdad y el hambre. Aunque tenemos una producción global de alimentos suficiente para alimentar al mundo, el 10% de la población mundial pasa hambre debido a la desigualdad en la distribución y el acceso a los alimentos. La situación no va a mejorar: se prevé que la demanda mundial de alimentos aumente en un 50% para 2050, con un impacto negativo en la degradación de la tierra y el suelo.
La producción de alimentos también representa una cuarta parte (en inglés) de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta. El IPCC ha advertido que el cambio climático ya está afectando a la seguridad alimentaria (en inglés) y que cualquier calentamiento por encima de 1,5°C sobre la media preindustrial tendrá efectos cada vez más graves en los sistemas alimentarios.
La buena noticia es que, dado que más de la mitad de las tierras habitables del mundo se utilizan actualmente para la producción agrícola, tenemos la capacidad de convertir este reto en nuestra mayor oportunidad para hacer frente a nuestras crisis planetarias.
La transición hacia prácticas de producción respetuosas con la naturaleza (en inglés) permitirá a los productores aumentar el suministro de alimentos y generar beneficios a largo plazo para la humanidad y para el planeta. Las soluciones están a nuestro alcance, pero necesitamos un cambio de paradigma impulsado por cinco transformaciones clave.
1. Diversificar las especies vegetales para mejorar la resistencia
Hemos reducido enormemente las variedades genéticas y de cultivos que son la base de nuestros sistemas alimentarios: de las 6.000 especies de plantas (en inglés) que el ser humano ha consumido a lo largo del tiempo, ahora el mundo come mayoritariamente sólo nueve, de las cuales sólo tres proporcionan el 50% de todas las calorías: el arroz, el trigo y el maíz. El peligro de depender de una estrecha selección de cultivos uniformes es que se vuelven vulnerables a las enfermedades, las plagas y los extremos climáticos. Necesitamos urgentemente repoblar nuestros paisajes agrícolas con especies de cultivos diversos y autóctonos para fomentar la biodiversidad agrícola, suelos más sanos, mejores dietas y resiliencia climática.
2. Cambiar las prácticas agrícolas para obtener múltiples beneficios
La agroecología, la agricultura regenerativa, la agrosilvicultura y la agrobiodiversidad ofrecen las soluciones que necesitamos para volver a situar la naturaleza en el centro de nuestros sistemas alimentarios. Estos conceptos no son nada nuevo. De hecho, los pueblos indígenas y las comunidades locales (IPLC por sus siglas en inglés) llevan milenios poniéndolos en práctica. El objetivo final de la aplicación de las prácticas agroecológicas es alcanzar una
agricultura regenerativa basada en los resultados para ayudar a las personas y a la naturaleza a prosperar.
3. Reconocer, mantener y ampliar los sistemas alimentarios tradicionales e indígenas
Los sistemas alimentarios regenerativos y resistentes son pilares esenciales de los medios de vida, las tradiciones y la identidad de los pueblos indígenas. Al reconocer y empoderar a los pequeños agricultores, las comunidades rurales y los pueblos indígenas podemos construir los cimientos para lograr una transición duradera hacia la agricultura regenerativa.
4. Invertir en las comunidades para lograr cadenas de suministro sostenibles
Las inversiones deben estar diseñadas para situar a las comunidades en el centro de las cadenas de suministro de las empresas. El sector privado tiene la responsabilidad de generar un impacto positivo en las comunidades con las que hace negocios. Las empresas pueden lograr un cambio significativo estableciendo asociaciones sólidas con los agricultores y garantizando un comercio justo y el reparto de beneficios con los productores locales.
5. Eliminar la deforestación y la conversión de bosques dentro de las cadenas de suministro
Mantener lo que queda de los bosques y hábitats naturales intactos es primordial para evitar que alcancemos puntos de inflexión en el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Debemos eliminar la deforestación y la conversión de bosques dentro de las cadenas de suministro, centrándonos especialmente en los principales impulsores: la carne vacuna, la soja y el aceite de palma. La tecnología geoespacial, cada vez más potente y asequible, nos permitirá un mejor seguimiento de la deforestación y la conversión a lo largo de las cadenas de suministro. Los inversores, los compradores, los comerciantes y los gobiernos también tienen un papel esencial que desempeñar en el cambio de las inversiones y el comercio, la reutilización de las subvenciones agrícolas y la creación de entornos propicios para fomentar las cadenas de suministro sostenibles.
Transformar los sistemas alimentarios desde la base
4 de Octubre de 2021
Todo esto sólo puede ocurrir si adoptamos un enfoque sistémico para transformar de forma duradera los sistemas alimentarios. Debemos aceptar la complejidad y la incertidumbre, y utilizar los enfoques sistémicos para identificar mejor las palancas de cambio de cada contexto y ampliar la transformación de los sistemas alimentarios. Conectar la producción, la financiación y la demanda en todos los sectores es vital para lograr un cambio duradero. Un enfoque de colaboración genuino e inclusivo es fundamental para crear confianza y entendimiento entre las partes interesadas, para crear una visión común y actuar sobre estas vías de transformación.
Tenemos muchas razones para confiar en que esta transformación se producirá. He aquí algunas de nuestras últimas historias inspiradoras:
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Las iniciativas comunitarias ganadoras del Premio Ecuatorial celebradas hoy, ya sea CoopCerrado en Brasil, MOORIBEN en Níger, BIO-KG en Kirguistán o Aadhimalai en la India, están avanzando en soluciones sobre el terreno para transformar los sistemas alimentarios para la naturaleza y las personas.
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La mayor empresa alimentaria del mundo, Nestlé SA, se ha comprometido a invertir aproximadamente 1.300 millones de dólares (en inglés) a lo largo de cinco años para ayudar a los agricultores y proveedores a realizar la transición a prácticas de agricultura regenerativa. Otras empresas alimentarias líderes, como PepsiCo, General Mills y Unilever, han hecho anuncios similares, comprometiéndose a adoptar prácticas agrícolas sostenibles y regenerativas.
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La Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU (en inglés), celebrada durante la Asamblea General de la ONU en Nueva York el 23 de septiembre, incluyó los compromisos de más de 90 jefes de Estado y de Gobierno para la transformación de los sistemas alimentarios mundiales con el fin de alcanzar los ODS para 2030.
Para inspirarte en las soluciones aplicadas por los gobiernos, las empresas, las organizaciones filantrópicas, la sociedad civil, la ciencia y los IPLC para situar la naturaleza y las comunidades en el centro de nuestros sistemas alimentarios, te invitamos a unirte a nosotros mañana en la segunda jornada del Nature for Life Hub.