El mundo es cada vez más complejo y más peligroso. Los desastres naturales, los fenómenos meteorológicos extremos y otras catástrofes son cada vez más frecuentes y suponen una importante amenaza para el progreso del desarrollo sostenible, sobre todo porque no aparecen de forma aislada, sino que se unen a otras perturbaciones, como la COVID-19 y el aumento desmesurado de los precios de los alimentos y la energía, y generan más vulnerabilidad y riesgos masivos y complejos.

Los países menos adelantados (PMA) son los más afectados por estos múltiples choques y, a la vez, suelen carecer de la capacidad necesaria para afrontarlos. Este es el caso particular de la gestión financiera, en la que las diversas deficiencias hacen que los países resulten muy vulnerables ante las crisis, lo que contribuye a la alarmante estadística: el 60 % de los PMA ya están endeudados o corren el riesgo de estarlo, frente al 39 % antes de la pandemia. Los seguros y la cobertura de riesgos se consideran cada vez más esenciales para el desarrollo sostenible. Sin embargo, los índices de implantación de los seguros en los PMA suelen ser inferiores al 1 %, frente a las cifras del 5 %, 6 % y 7 % que se observan en otros países en desarrollo. Además, la brecha de protección (la diferencia entre las pérdidas aseguradas y no aseguradas tras una catástrofe) en todos los países en desarrollo es inferior al 10 %, e incluso menor en los PMA.

Los mecanismos de movilización rápida de fondos para la respuesta a las catástrofes a menudo no están integrados en los procesos presupuestarios ni en los planes de desarrollo. Las compañías de seguros se ven desincentivadas ante una legislación muy restrictiva, la demanda de seguros también es baja debido a la falta de conciencia y/o confianza en los regímenes de los mismos, así como problemas relacionados con la asequibilidad de las primas. La gestión de las finanzas públicas no suele basarse tomando en cuenta el riesgo financiero, por lo que no considera la necesidad de una gestión adecuada de éste. En conjunto, estos retos se traducen en una vulnerabilidad financiera masiva, que deja a las comunidades y los países más expuestos a los riesgos, y así las vidas, medios de subsistencia y activos vitales.

Por esta razón, el Fondo de Seguros y Financiación de Riesgos (IRFF por sus siglas en inglés) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha diseñado Engagement Initiative (Iniciativa de participación), que pretende crear capacidad en los PMA para adoptar soluciones de seguros y financiación de riesgos, mejorar el entorno normativo y legislativo, integrar la transferencia de riesgos en la toma de decisiones gubernamentales e impulsar el compromiso entre el gobierno y el sector de las aseguradoras. La medida se basará en un diagnóstico del entorno actual de los seguros y la financiación de riesgos en cada PMA y servirá de base para un programa nacional customizado.

La 5ª Conferencia de la ONU sobre los PMA de Doha (Qatar) no solo ofrece la oportunidad de poner sobre la mesa estas dificultades, sino también de trabajar en ellas para resolverlas en el largo plazo. Por esta razón, el PNUD y la Oficina del Alto Representante para los Países Menos Adelantados, los Países en Desarrollo sin Litoral y los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (OARPPP) han unido sus fuerzas para hacer frente a esta problemática mediante el fomento de la resiliencia financiera (en inglés) en estos países, ampliando el programa actual de trabajo a 20 países en los próximos cinco años.

Esta inversión en los componentes fundamentales de la administración del riesgo financiero no solo protegerá las vidas y los medios de subsistencia de las personas más vulnerables, sino que también eliminará cada vez más la incertidumbre y el riesgo de la economía y la sociedad, incentivando el crecimiento y el desarrollo. El Plan de Acción de Doha para los PMA es un documento fundamental y presenta una guía no solo para la estabilidad de los PMA, sino también para su crecimiento. En un mundo en el que las noticias son mayoritariamente desalentadoras, esta iniciativa sembrará esperanza y convertirá lo potencial en prosperidad. Fortalecer la protección financiera de estos países puede y debe permitir que esa visión se haga realidad.