Viajar por el metaverso gestionando los riesgos y las oportunidades
19 de Julio de 2022
Chanthou vuelve a su casa en la Camboya rural tras otra larga jornada de trabajo. Trabaja para una marca de ropa de lujo, pero en lugar de producir bienes físicos en la fábrica de ropa cercana, Chanthou diseña y vende ropa digital para la compañía en la forma de tokens no fungibles o NFT, por sus siglas en inglés. Su experiencia con el arte camboyano así como su talento creativo han contribuido a producir artefactos digitales únicos que se venden y comercializan en muchos de los mundos virtuales descentralizados conocidos colectivamente como el “metaverso”.
El escenario anterior es ficticio, pero plantea cuestiones importantes: ¿Se trata de un sueño utópico del movimiento #TechForGood (tecnología por el bien) que se sube a la última tendencia?, ¿o representa oportunidades reales que pueden propiciar el avance hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)? Además, cuando hay cerca de 2.900 millones de personas que aún carecen de una conectividad significativa a Internet, ¿qué beneficios ofrece el metaverso para el desarrollo sostenible?
En consonancia con el objetivo del PNUD de promover una transformación digital inclusiva, se están aprovechando las tecnologías emergentes como parte de un enfoque integral para garantizar que todo el mundo se beneficie de los cambios que traen aparejados. En este sentido, existen tanto oportunidades para acelerar el progreso hacia el cumplimiento de los ODS, como riesgos que deben ser controlados para evitar daños digitales y la exacerbación de las desigualdades.
Desmitificar el metaverso
El metaverso es una red en expansión de mundos digitales, virtuales y de realidad aumentada que existe en paralelo con el mundo físico. En términos sencillos, el metaverso puede considerarse la siguiente evolución importante y tridimensional de Internet, en parte la razón por la que este conjunto de tecnologías suele denominarse Web 3.0.
Existen dos grandes modelos de metaverso: abierto y cerrado. Los mundos cerrados son propiedad de empresas y están gestionados por un ecosistema autónomo o “jardín amurallado”. En cambio, los mundos abiertos están descentralizados y su propiedad se distribuye entre usuarios y contribuyentes.
La escasez digital y la trazabilidad (en inglés) son características definitorias del metaverso habilitadas por la tecnología de cadena de bloques. Esta capacidad de crear y vender activos digitales únicos, en los que se puede demostrar la autenticidad de la creación original, ha dado lugar a la proliferación de tokens no fungibles (NFT, por sus siglas en inglés) en el sector creativo. Aunque gran parte del ímpetu que rodea el arte NFT podría ser una moda pasajera, las tendencias subyacentes, como la capacidad de rastrear y captar las ventas en los mercados digitales, quizás duren mucho más.
En estas primeras etapas de desarrollo del metaverso existen muchas oportunidades para acelerar los ODS. Se están explorando muchas de ellas, como el ejemplo planteado en la historia ficticia sobre Chanthou. El metaverso podría aprovecharse eficazmente para transformar y mejorar la educación, mejorar los medios de vida y la generación de ingresos, acceder a los servicios públicos y privados, fortalecer la cooperación global y la creación de comunidades, fomentar el compromiso ciudadano y propiciar nuevos modelos de cooperación y colaboración.
Por otro lado, existen inquietudes legítimas que abarcan desde la invasión a la privacidad, el atropello de los derechos humanos, la exacerbación de las desigualdades y la perpetuación de los prejuicios sociales hasta problemas ambientales por el uso de la energía.
A medida que el metaverso evoluciona, será necesario financiar y establecer entornos de innovación seguros y significativos para generar un impacto positivo en los ODS. Por ello, se proponen las siguientes tres áreas prácticas e interconectadas que requieren atención inmediata:
- redoblar los esfuerzos para cerrar la brecha digital,
- incorporar perspectivas del sur global y
- crear sistemas basados en derechos.
Redoblar los esfuerzos para cerrar la brecha digital
Como ha puesto de manifiesto la pandemia de COVID-19, las consecuencias negativas asociadas a la brecha digital son cada vez mayores.
A pesar de registrarse un aumento durante la pandemia (en inglés), la Unión Internacional de Telecomunicaciones informa que alrededor de 2.900 millones de personas, que representan cerca del 37 % de la población mundial, aún no tienen acceso a Internet. De ese total, el 96 % vive en países en desarrollo. El informe también señala que, a escala mundial, la probabilidad de utilizar Internet es el doble para los habitantes de las zonas urbanas que para los de las zonas rurales. Además, existen importantes brechas de género en el acceso a la tecnología y las competencias digitales: el 62 % de los hombres utilizan Internet frente al 57 % de las mujeres a nivel mundial, así como el 31 % de los hombres frente al 19 % de las mujeres en los países menos desarrollados.
Dadas estas desigualdades, si no se gestionan de forma responsable, el rápido crecimiento y la inversión en el metaverso pueden profundizar la brecha digital. Por ejemplo, a medida que la educación, el trabajo y los servicios públicos dependen cada vez más del acceso digital, la falta de conectividad es un impedimento creciente para el desarrollo humano.
No obstante, las inversiones en infraestructura pública digital (en inglés) que permita una conectividad inclusiva ayudarán a miles de millones de personas a aprovechar las nuevas oportunidades que ofrece el metaverso. Más allá de la disponibilidad y asequibilidad de la conectividad física a Internet, también es esencial apoyar la alfabetización digital para garantizar que todo el mundo pueda participar en el metaverso de una manera segura y significativa que mejore sus vidas.
Incorporar perspectivas del sur global
Para avanzar, es necesario incluir mayor cantidad de perspectivas diversas del sur global en la cocreación. Muchos de los mundos establecidos del metaverso tienen su origen en empresas del norte global, como Meta, Epic Games y Microsoft. Los creadores y participantes de los mundos del metaverso abierto, entre ellos Decentraland, Sandbox y Voxels, también proceden en su mayoría del norte global. Pero en la próxima década, cuando millones de nuevos usuarios de Internet del sur global se conecten, ¿cómo será su experiencia virtual?
Las plataformas de metaverso que adopten una estrategia más inclusiva y diversa desde el principio podrían ser las más beneficiadas a largo plazo, como han demostrado varios estudios sobre la transformación digital inclusiva. Construir y diseñar intencionalmente con los valores, las perspectivas y el talento del sur global puede reforzar el compromiso y la propuesta de valor de las diferentes plataformas del metaverso. En términos prácticos, esto puede significar el desarrollo de una amplia gama de paquetes de idiomas, el apoyo a los ecosistemas digitales locales y la creación de alianzas estratégicas con grupos subrepresentados. Contar con una base de usuarios representativa a escala mundial enriquece el entorno de la innovación y ofrece una realidad común compartida para un discurso y una colaboración productivos.
El PNUD puede facilitar el desarrollo de entornos seguros para la cocreación y el ensayo de conceptos con el sur global. En el continente africano, Jambo (en inglés) es un ejemplo práctico y con visión de futuro que ya va a la vanguardia en la creación de nuevas comunidades Web 3 en África. Si se invierte en recursos y alianzas, se puede hacer más para comprometer y apoyar los ecosistemas digitales de inspiración local en todo el mundo.
Crear sistemas basados en los derechos
En vista de que cada vez hay más personas que pasan largo tiempo en entornos digitales y virtuales, es aún más importante contar con un sistema basado en los derechos.
En estos mundos virtuales del metaverso, sin fronteras y aparentemente libres de jurisdicción, la rendición de cuentas y el respeto de los derechos humanos deben ser una prioridad. Ya sea virtual o no, el PNUD es un firme defensor de un enfoque del desarrollo basado en los derechos.
Si no se abordan de forma proactiva, las cuestiones emergentes de la privacidad de los datos, la seguridad y la desinformación pueden perjudicar tanto a los usuarios finales como a las propias plataformas. El PNUD tiene la intención de apoyar a los gobiernos en la adopción de un enfoque proactivo para proteger a sus ciudadanos en el metaverso mediante la defensa de los derechos humanos. Asimismo, el PNUD puede trabajar en colaboración con los proveedores de plataformas para que integren en sus sistemas, de forma adecuada y con esmero, un enfoque basado en los derechos y centrado en el usuario.
A través de la participación en iniciativas como DigitalX (en inglés), la Alianza de Bienes Públicos Digitales (en inglés) y la investigación de futuros digitales, el PNUD ya está trabajando con un ecosistema emergente y con partes interesadas en la ética en el diseño de la tecnología. Estos esfuerzos buscan priorizar y ampliar las herramientas para crear marcos de rendición de cuentas y salvaguardias, especialmente en contextos nacionales complejos donde la brecha digital es mayor.
Un elemento central de las salvaguardias necesarias en el metaverso serán las identidades digitales sólidas y sujetas a rendición de cuentas, idealmente vinculadas a personas reales a través de sus personalidades jurídicas, con una supervisión adecuada. A medida que prosperen las innovaciones, los estándares digitales abiertos y los mecanismos de gobernanza responsable deben ser un denominador común entre las plataformas emergentes.
Se necesita a todas las personas, en todas partes, para liberar el potencial del metaverso en su totalidad
El pleno potencial del metaverso sólo se podrá liberar cuando todo el mundo, en todas partes, pueda acceder a él. Sólo entonces podremos realmente desplegar una comunidad global de usuarios para reducir la brecha digital y garantizar la inclusión de diversas perspectivas, así como su protección en un sistema basado en los derechos. Al igual que el mundo físico en el que vivimos, el todo es mayor que la suma de sus partes en el metaverso, donde todas las personas deberían tener la oportunidad de compartir ideas, conocimientos y experiencias para fortalecer las sociedades, hacer avanzar a la humanidad y proteger el planeta.
Volviendo a la promesa de Internet en sus orígenes, el metaverso todavía puede proporcionar una plataforma de nivelación para todos. También significará asegurar la participación de grupos de la población vulnerables y en riesgo, eliminando las barreras tradicionales como la geografía, la etnia o la riqueza económica, entre otras. En este sentido, el PNUD está apoyando el desarrollo de una infraestructura pública digital (en inglés) inclusiva, que permita a las personas participar libremente en el desarrollo y trazar el camino hacia un futuro inclusivo y sostenible.