Mujeres mojaneras: liderando la resiliencia y la adaptación climática

2 de Diciembre de 2024
a man standing next to a body of water

 

Escrito por: Puyana Eraso, J. y Zamora de la Peña E. M. (2024).

Mujeres mojaneras: liderando la resiliencia y la adaptación climática. En E. M. Escobar (ed.). Mujeres ante el cambio climático: un futuro con esperanza. Bogotá, DC, Colombia.

El presente texto explora cómo las mujeres han asumido un papel crucial en la adaptación y resiliencia climática en la región de La Mojana liderando iniciativas ante los efectos de inundaciones y sequías, restaurando ecosistemas y promoviendo la gestión sostenible del agua. En esta región en la que el acceso al agua potable es crítico, ellas implementan soluciones in- novadoras como la cosecha de agua lluvia y la restauración de humedales. El Programa Mojana Clima y Vida subraya la importancia de incluir una perspectiva de género para el éxito de las políticas climáticas. Las mujeres enfrentan desafíos únicos debido a los nudos estructurales específicos de los roles y expectativas diferenciados por el género, pero su liderazgo y conocimiento fortalecen la comunidad y la capacidad de respuesta frente a crisis climáticas cada vez más intensas. Sus historias de resistencia son inspiradoras y demuestran que su empoderamiento es primordial para construir comunidades más resilientes y sostenibles en una de las regiones más vulnerables de Colombia.

Palabras clave: Adaptación climática. Cambio climático. Género, Gestión sostenible del agua. Programa Mojana Clima y Vida. Resiliencia.

 

Introducción

El cambio climático no es neutral en términos de género, y lo que ocurre en La Mojana no es una excepción de ello. En esta región colombiana, las mujeres han asumido el desafío de liderar la adaptación al cambio climático. Profundamente conectadas con su territorio, una vasta planicie inundable con el 33 % de su área compuesta por ciénagas, lagunas, caños y ríos (pnud, 2021), las mujeres en La Mojana enfrentan desafíos relacionados con la variabilidad y el cambio climático. En las acciones y toma de decisiones sobre el clima y la naturaleza, ellas desempeñan un papel crucial en la restauración de ecosistemas de humedales y en la promoción de la gestión sostenible del agua. La inclusión de las mujeres en los procesos de adaptación climática ha demostrado ser fundamental para la efectividad de la acción climática en la región.

Este capítulo presenta el caso de estudio del Programa Mojana Clima y Vida, financiado por el Fondo Verde del Clima y liderado por el Gobierno de Colombia a través del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Fondo Adaptación, ejecutado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Mediante entrevistas con lideresas de las asociaciones locales, se evidencia cómo las mujeres han asumido el desafío de desarrollar resiliencia en La Mojana. Además, se explora cómo la inclusión de las mujeres en los procesos de adaptación climática resulta efectiva y contribuye a la recuperación de las comunidades durante periodos de sequía e inundación cada vez más frecuentes e intensos.


Antecedentes

Las mujeres de La Mojana son un ejemplo de transformación territorial y adaptación en acción. Han forjado una conexión íntima y vital con su territorio, enfrentando adversidades climáticas y combatiendo las desigualdades de género entrelazadas con las crisis ambientales. Lideran iniciativas que mitigan los efectos del cambio climático y empoderan a sus comunidades para continuar estos procesos. Su conocimiento ancestral y compromiso con la sostenibilidad ecológica refuerzan su papel de guardianas del territorio, demostrando que las soluciones a las crisis ambientales deben incluir la perspectiva y participación de las mujeres.

El Programa Mojana Clima y Vida tiene como objetivo “mejorar la resiliencia al clima de las comunidades vulnerables en la región de La Mojana durante las temporadas de inundación y de sequía prolongadas, así como mitigar el impacto en poblaciones rurales y gobiernos locales” (pnud, s. f.). Este programa impacta a cuatrocientos mil habitantes de los municipios de Nechí, Magangué, Achí, San Jacinto del Cauca, Ayapel, San Marcos, Guaranda, Majagual, Sucre, Caimito y San Benito Abad, ubicados en el Caribe colombiano. La Mojana abarca once municipios en los departamentos de Sucre, Bolívar, Córdoba y Antioquia. Esta biorregión contiene uno de los deltas más complejos del mundo, con una gran riqueza ecosistémica, caracterizada por ser una zona de humedales productivos y un sistema de ciénagas que funcionan como un sistema de amortiguación para los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge, todos provenientes de la región Andina. Sin embargo, las proyecciones oficiales muestran una reducción de la precipitación en un 14 % y un aumento de temperaturas en gran parte de La Mojana (undp, 2017).

En cuanto a la población, 405.625 personas habitan en esta región, donde el 83,8 % vive en condiciones de pobreza. El índice de pobreza multidimensional en La Mojana es del 61,53 %, 42 % más alto que el promedio nacional. El acceso al agua potable es un problema crítico; el 49 % de la población no tiene acceso a este recurso esencial (pnud, 2021).

Para enfrentar estos desafíos climáticos, principalmente asociados a los “cambios en los regímenes de precipitación causados por los fenómenos de El Niño y La Niña, que ocasionan temporadas secas y de lluvias intensas respectivamente” (pnud, 2021, p. 16) el programa implementa soluciones innovadoras como la cosecha de agua de lluvia, la adaptación de infraestructura existente y la restauración de humedales.

 

Retos para la resiliencia en La Mojana con enfoque de género

La región de La Mojana es altamente vulnerable al cambio climático debido a su geografía, orografía, relieve y ubicación geográfica. Este delta recibe las aguas de los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge, y las cuencas de estos ríos reflejan los embates del clima en periodos de fuertes inundaciones o sequías. Por ejemplo, en el 2010, el fenómeno de La Niña afectó a más de la mitad de la población (211.857 personas), inundando más de veinte mil viviendas. En el 2011, el país sufrió la temporada de lluvias más extrema registrada en la de- presión momposina.

La Mojana también se caracteriza por ser una zona rural, con una población altamente dependiente de las actividades agrícolas, lo que la hace vulnerable a la variabilidad climática. Además, la débil presencia del Estado y las instituciones locales, la existencia de grupos armados ilegales y los altos niveles de pobreza multidimensional han contribuido a la debilidad de los procesos organizativos y la falta de resiliencia en la región (pnud, 2021).

Un análisis de la vulnerabilidad en La Mojana (2021) revela diferencias en cómo hombres y mujeres perciben y experimentan los efectos de los eventos climáticos extremos. Según el estudio, en tiempos de inundación, las mujeres señalan afectaciones directas en la salud y en el aumento de labores domésticas y de cuidado, mientras que los hombres tienden a centrarse más en las pérdidas económicas relacionadas con cultivos y ganado. Durante la sequía, las mujeres enfrentan desafíos particulares como la escasez de agua y la pérdida de huertas caseras, e impactos sobre su salud y la de sus hijos, mientras que los hombres se ven más afectados por la incapacidad de cultivar y la pérdida de ganado (pnud, 2021).

En el mismo análisis, se identificó que las mujeres desempeñan un papel predominante en la recolección de semillas para la restauración de humedales, con un 65 % de ellas involucradas en esta tarea frente al 45 % de los hombres. Además, el 92 % de los hombres encuestados utiliza información climática para la planificación de cultivos, mientras el 69,3 % de las mujeres mojaneras emplea esta información para organizar sus labores diarias (pnud, 2021).

 

Rol de las mujeres en la resiliencia climática territorial

En entrevistas con doña Yorleidis Pallares y doña Lulis Arrieta, es evidente que las mujeres mojaneras enfrentan desafíos únicos derivados de su contexto social, económico y ambiental. Sin embargo, piden no ser vistas como víctimas pasivas, sino como agentes activas de desarrollo. Ellas mismas se ven como quienes tienen la “iniciativa hacia un mejor futuro, son más echadas para adelante, más berracas, y siempre guerrean por el bienestar de su familia y comunidad” (doña Lulis).

Las mujeres, especialmente aquellas que habitan en zonas rurales, luchan por el reconocimiento y la igualdad en una sociedad donde todavía prevalecen des- igualdades. Ellas enfrentan barreras significativas que afectan sus oportunidades y ejercicio de derechos, lo que ha sido más evidente desde que ha aumentado la información estadística desagregada por sexo con un enfoque diferencial sobre las poblaciones rurales (fao, 2023). Por ejemplo, en Colombia la participación de las mujeres rurales en actividades de trabajo no remunerado es 3,4 puntos porcentuales superior a la de las mujeres que habitan zonas urbanas. Según la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo, las mujeres en centros poblados y rurales dispersos trabajan un promedio de 8 horas y 33 minutos, en comparación con los hombres en las mismas zonas, quienes trabajan en promedio 7 horas y 31 minutos. Lo que reduce el tiempo disponible de las mujeres para realizar trabajos remunerados o actividades personales (Dane, 2022).

Según la Gran Encuesta Integrada de Hogares, en Colombia en el 2020 la tasa global de participación de las mujeres en las zonas rurales fue del 29,2 %, comparada con el 40,6 % de las mujeres en las zonas urbanas y el 68,8 % de los hombres en áreas rurales (Dane, 2022). En cuanto al ingreso laboral mensual, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) “las mujeres rurales ganan 34,5 % menos que los hombres [rurales] en el ingreso laboral mensual y 7,2 % menos en el ingreso laboral por hora” (2020, p. 62). En cuanto al índice de pobreza, en el 2022 en el área rural, el 50,4 % de los hogares liderados por mujeres eran pobres, en comparación con el 43,6 % de los liderados por hombres.

En La Mojana, la carencia de servicios esenciales como agua potable, salud y educación (ops, 2023) impacta desproporcionadamente a las mujeres, quienes suelen ser las responsables de gestionar estos recursos para sus familias. Además, enfrentan diversos tipos de violencia que afectan su bienestar y capacidad de contribuir plenamente a su comunidad. En un documento presentado por el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (2022) se evidencia que las violencias basadas en género son prevalentes en zonas de conflicto y zonas vulnerables ante los efectos del cambio climático como Colombia (unfccc, 2022). A pesar de estos desafíos, las mujeres de La Mojana han de- mostrado su capacidad para liderar iniciativas que promuevan la sostenibilidad y la resiliencia climática.

 

Inclusión de las mujeres en los procesos de adaptación climática

Yorleidis Pallares Serrano, líder comunitaria en La Mojana, subraya que el trabajo en equipo y la resiliencia son pilares fundamentales para enfrentar los re- tos climáticos. Desde su experiencia, enfatiza que las mujeres han aprendido que avanzar unidas con un propósito común puede convertir lo que podría ser un obstáculo en una oportunidad para mejorar la calidad de vida en la región. En La Mojana, las mujeres han desempeñado un papel crucial en la implementación de procesos específicos de adaptación y mitigación climática, particularmente en la restauración de caños y humedales, acciones necesarias para la garantía de los servicios ecosistémicos en este territorio. Actualmente, en el Programa Mojana Clima y Vida hay 112 organizaciones de mujeres o lideradas por mujeres que trabajan en proyectos de restauración, construcción de agro- ecosistemas y cosechas de aguas lluvias.

Estos cuerpos de agua, indispensables para la región, han sido revitalizados gracias a los esfuerzos liderados por las mujeres mojaneras y sus comunidades, quienes aplican su conocimiento y su compromiso con la sostenibilidad. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Colombia y el Fondo Adaptación, en La Mojana hay 816 kilómetros de caños que deben manejarse para que las aguas fluyan, lo que presenta la oportunidad de involucrar activa- mente a las mujeres. Su restauración busca mejorar la capacidad de la región para manejar las inundaciones y sequías, revivificando los ecosistemas locales, promoviendo la biodiversidad y mejorando la calidad del agua.

Las iniciativas de restauración incluyen la reforestación de áreas ribereñas con especies nativas, lo que ayuda a estabilizar los suelos y a reducir la erosión. Además, las mojaneras han liderado proyectos de cosecha de agua de lluvia, una técnica innovadora que proporciona una fuente de agua segura durante las temporadas secas con el agua que hasta ahora se perdía en épocas de lluvia. Es- tos proyectos benefician a las comunidades en términos de seguridad hídrica, mientras empoderan a las mujeres al reconocer y valorar su papel en la gestión de los recursos naturales.

A través de asociaciones locales y el compromiso de varias entidades, las mojaneras han establecido quince viveros comunitarios para la producción de plantas nativas, promoviendo así la restauración ecológica y la generación de ingresos. La inclusión de las mujeres en estos procesos ha demostrado ser fundamental para el éxito de las iniciativas de adaptación, ya que su conocimiento profundo del entorno local y su capacidad de organización comunitaria han permitido implementar soluciones efectivas y sostenibles.

 

Testimonios de lideresas comunitarias

En La Mojana, las lideresas comunitarias agrupadas en la Plataforma de Mujer Rural por el Cambio Climático como doña Yorleidis y doña Lulis han sido clave para fortalecer la resiliencia frente al cambio climático. Sus testimonios reflejan el valor de la colaboración y el liderazgo femenino en la construcción de comunidades más fuertes y sostenibles. Estas mujeres han superado numerosas barreras, desafiando las normas de género y promoviendo un cambio positivo en sus comunidades. La historia de doña Lulis es un ejemplo inspirador de cómo las mujeres de La Mojana han convertido los desafíos climáticos en oportunidades para el empoderamiento y el progreso comunitario.

Doña Yorleidis Pallares Serrano, nacida en el corregimiento de San Antonio, Sucre, es una lideresa dedicada a mejorar la calidad de vida en La Mojana. A sus 41 años, ha liderado la restauración de caños y humedales, la instalación de viveros comunitarios y la cosecha de agua de lluvia. Estos esfuerzos han mejorado significativamente la seguridad hídrica y la resiliencia climática en su comunidad. Yorleidis enfatiza la importancia de la participación de las mujeres en estos procesos y cómo su conocimiento y liderazgo son esenciales para el éxito de las iniciativas de adaptación climática en la región.

Doña Lulis, por su parte, ha trabajado incansablemente para promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en La Mojana. Con su liderazgo, ha facilitado la creación de redes de apoyo comunitario y de trabajo colectivo de género como la Plataforma de Mujer Rural de la Mojana, donde participan más de cuarenta mujeres en la toma de decisiones sobre cuestiones climáticas directas. Doña Lulis destaca la relevancia de la educación y la capa- citación como herramientas clave para el empoderamiento de las mujeres y la resiliencia comunitaria.

 

Conclusiones

Las mujeres de La Mojana han demostrado ser agentes activas para el desarrollo en condiciones que requieren de la adaptación y resiliencia climática. A través de su liderazgo, conocimiento y compromiso, implementan soluciones innovadoras que benefician a sus comunidades y al ambiente. La inclusión de las mujeres en los procesos de adaptación climática no solo es una cuestión ética, sino que también es cardinal para la efectividad de las iniciativas de adaptación y mitigación en la región.

El Programa Mojana Clima y Vida es un ejemplo de cómo las políticas y programas de adaptación climática pueden y deben incluir una perspectiva de género para ser exitosos. La participación de las mujeres en la restauración de ecosistemas, la gestión sostenible del agua y la toma de decisiones comunitarias es primordial para enfrentar los desafíos climáticos en La Mojana.

Este capítulo pretende dar elementos para la conversación nacional y global sobre el rol de las mujeres en la conservación, protección y uso sostenible de la biodiversidad y la adaptación climática. Señala que su inclusión y empoderamiento son cruciales para construir comunidades resilientes y sostenibles en una de las regiones más vulnerables de Colombia y, que se requiere de voluntad e inversión para asegurar el sostenimiento y el fortalecimiento de estas plataformas comunitarias exitosas. Sus historias de resistencia y liderazgo nos inspiran a reconocer y valorar el papel fundamental de las mujeres en la acción climática y en la construcción de un futuro más justo y sostenible1.

 

Bibliografía

_________________

1 El documento contó con la colaboración de Katherinne Romero (editora) y Luz Marina Grisales (recolección y verificación de datos). Katherinne Romero es asociada de comunicaciones para el desarrollo sostenible en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Colombia; y Luz Marina Grisales es asociada de género y gobernanza en el mismo Programa.