La crisis generada por la pandemia del COVID-19 ha alterado todos los aspectos de la vida nacional, y de manera especial ha impactado a las mipymes, quienes representan el 98% del tejido empresarial dominicano y son las generadoras de más de la mitad de empleo del país. El epicentro del impacto socioeconómico de la crisis de COVID-19 está en el mercado laboral, y requiere una acción oportuna para proteger los empleos y empresarios y empresarias en mayor condición de vulnerabilidad. La recuperación de ese sector es clave para la consecución de la Agenda 2030, impactando de forma directa el ODS 8 “Trabajo Decente y Crecimiento Económico” y de forma indirecta otros ODS como el “5 Igualdad de Género, el 1 Fin de la Pobreza y el 10 Fin de las Desigualdades”, entre otros.
Anticipando el impacto negativo que el COVID-19 tendría sobre las micro, pequeñas y medianas empresas, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM) han iniciado el desarrollo de una estrategia de apoyo a este sector tan importante para la economía nacional. Desde que inició la crisis, una proporción importante de negocios y locales mipymes han tenido que cesar sus actividades regulares en atención a las disposiciones de las autoridades para contener la propagación del contagio del virus.
Como fruto de esta alianza, el pasado mes de abril, y con el apoyo técnico del Laboratorio de Aceleración PNUD, la Universidad de Princeton y la Vicepresidencia de la República, el MICM realizó una encuesta digital a más de 2,900 empresarios, para conocer sobre su situación socioeconómica fruto de la crisis actual. Los empresarios/as reportaron cuál sería el impacto estimado de ésta sobre sus finanzas, y cómo se afectaría la estabilidad de las familias que dependen de las ganancias que generan sus empresas. La información generada en el marco de este esfuerzo servirá para diseñar iniciativas de apoyo diferenciadas para las etapas de recuperación venideras.
Con la finalidad de comprender la afectación en los ingresos familiares, la encuesta recogió información sobre las características de los empresarios/as y las operaciones de su negocio. El (79.2%) de las empresas encuestadas reportaron no tener otra fuente de ingreso adicional al negocio que dirigían y el (71.3%) se encontraban pagando algún préstamo al momento del inicio de la crisis. Adicionalmente, el (61%) de todos los negocios encuestados operan de manera informal y, en consecuencia, no han podido acogerse al Programa de Asistencia Solidaria al Empleado (FASE) dispuesto por el Gobierno para apoyar el pago de salarios a empleados del sector privado.
En cuanto a las operaciones de la empresa en el contexto de la cuarentena, el (78.8%) de las mipymes consultadas reportó no estar operando y el (46.7%) indicó que había despedido o pensaba despedir empleados/as en los próximos dos meses. El impacto de cierre de operaciones totalmente es mayor para negocios encabezados por mujeres. Asimismo, el (79%) de los negocios encuestados estimó que sus ingresos se habían reducido en más de un (60%). Estos resultados permiten dimensionar el efecto negativo del cese de actividades comerciales sobre los ingresos familiares para las personas que dirigen estas empresas y para sus empleados/as.
Con miras a la recuperación, los/as empresarios/as también reportaron cuáles consideran sería el principal reto para su negocio de cara a la reapertura de la economía. Las principales preocupaciones reportadas fueron pérdida de cartera de clientes (36.3%) y falta de liquidez al enfrentar pagos retrasados (31.7%). Asimismo, más de un (85%) estima que podrá recuperarse por completo de la crisis, a pesar de las dificultades que la mayoría enfrenta y que estiman enfrentarán una vez reanuden sus operaciones.
Ante el difícil panorama que sugieren estos resultados, en el marco de la alianza PNUD-MICM, se inició un plan de trabajo con una agenda conjunta exhaustiva que contiene iniciativas para la reducción de asimetrías de información, cierre de brechas digitales para adecuar el modelo de negocio y poder seguir operando, y alianzas público-privadas, incluyendo programas sectoriales de aceleración y formalización. La agenda de trabajo contempla, de manera transversal, un enfoque de género e inclusión y tomará un enfoque PNUD de “build back better” en el que, además de contribuir a su recuperación, también crearemos capacidades para hacer sus operaciones más resilientes, inclusivas, productivas y sostenibles en el futuro de una nueva normalidad o covidvianidad.