Se desarrolló entre los años 2014 a 2017 en la República Dominicana. Esta iniciativa tuvo como objetivo principal integrar los vínculos entre pobreza, medio ambiente y adaptación al cambio climático en los procesos de planificación y desarrollo, así como en las estrategias de protección social, a fin de reducir la vulnerabilidad de los hogares rurales pobres, y aumentar su resiliencia ante choques climáticos, tales como tormentas tropicales, sequías e inundaciones.

Se trató de un programa conjunto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (ONU Medio Ambiente), en el marco de la Iniciativa de Pobreza y Medio Ambiente (PEI) y el Portal Regional para la Transferencia de Tecnología y la Acción Frente al Cambio Climático en América Latina y el Caribe (REGATTA), ejecutado con el apoyo financiero de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). El liderazgo de las contrapartes nacionales para su ejecución y pertinencia política fue clave, destacando el papel de la Oficina de la Vicepresidencia y del Sistema de Identificación Único de Beneficiarios (SIUBEN).