En el marco de "Cartografías Líquidas", el Laboratorios de Aceleración de El Salvador (AccLab) mapeó más de 25 soluciones de base.
Caminos de siembra: mapeo de soluciones de base como herramienta para adaptación al cambio climático
22 de Diciembre de 2023
Por: Gabriela González Lucha
Head of Exploration
Laboratorio de Aceleración PNUD El Salvador
El compromiso por la preservación del medio ambiente y el fortalecimiento de la acción climática es parte del ADN del PNUD, y esto se evidencia con su trabajo y apoyo constante a diversos proyectos e iniciativas. Una de estas iniciativas nació en 2022, cuando el Laboratorio de Aceleración (AccLab) del PNUD se sumó y colaboró con Cartografías Líquidas, un proyecto del Clúster EUNIC.
El objetivo de Cartografías Líquidas es amplificar el alcance de las voces que trabajan por el medioambiente, perfilar un refuerzo para el conocimiento de la ciudadanía sobre los impactos de la crisis climática y contribuir a la protección del patrimonio natural con un enfoque de derechos humanos.
En el marco de Cartografías Líquidas, el AccLab mapeó más de 25 soluciones de base. Es decir, identificó y documentó de manera sistemática soluciones innovadoras y efectivas para resolver problemas específicos.
Estas soluciones surgen de diversas fuentes: individuos, comunidades, organizaciones o colectivos que han implementado con éxito enfoques creativos o “fuera de la caja” para abordar diversos desafíos.
En la red de Laboratorios de Aceleración, mapear y compartir las soluciones de base para que otras personas puedan aprender, adaptar o replicarlas es uno de los ingredientes clave en la fórmula para acelerar el desarrollo sostenible. ¡Y no queremos que el mapeo de soluciones sea solo tema nuestro, queremos que más personas se involucren!
Con ese objetivo de involucrar a más personas en el mapeo de soluciones, en el 2023 el AccLab del PNUD siguió en estrecha colaboración con el Clúster EUNIC y se embarcó en un viaje transformador para darle continuidad al trabajo realizado, lanzando así Cartografías Líquidas II: Ne ujti pal tatuka / “Caminos de siembra” en náhuat.
Esta nueva edición se caracteriza por el empoderamiento de juventudes y la identificación de buenas prácticas ambientales. Para esto, el AccLab del PNUD diseñó e implementó Bootcamps (talleres intensivos) sobre mapeo de soluciones. Los talleres de Caminos de Siembra se implementaron en dos fases: una virtual y una presencial.
La fase virtual sentó las bases del conocimiento sobre el mapeo de soluciones y la gestión abierta del conocimiento. Las y los jóvenes participantes se sumergieron en un mundo de posibilidades, comenzando su viaje hacia la identificación y recopilación de datos y soluciones de base utilizando herramientas como Google Forms y la georrefereciación.
Con estas herramientas salieron a sus comunidades, a su entorno, a encontrar soluciones de base: aquellas iniciativas que sus familias, comunidades u organizaciones están haciendo actualmente -de forma muy rudimentaria o de forma muy elaborada- para resolver problemas medioambientales y que cuentan con el potencial de replicarse.
La variedad de iniciativas mapeadas es impresionante: desde sistemas de riego con piezas de cerámica, diseñados para microclimas y cultivos específicos; pasando por iniciativas de separación, recolección de desechos y reciclaje; distintas formas de hacer barreras vivas para la conservación de suelos; propuestas de reforestaciones que tengan equilibrio entre frutales y maderables; hasta plantas de tratamiento de aguas residuales.
La fase presencial fue la cúspide de esta experiencia. Se llevaron a cabo tres bootcamps, uno en la zona central, otra en la occidental y otro en la zona oriental del país, cada uno de dos días de duración. Estos fueron espacios donde el intercambio, el diálogo, la colaboración y la co-creación de soluciones se convirtieron en el motor del cambio.
Las y los jóvenes, actores fundamentales en este proceso, expusieron las soluciones mapeadas y exploraron oportunidades de sinergias entre las soluciones identificadas, utilizando la inteligencia colectiva y los repositorios de datos abiertos para generar ideas eficientes que promovieran la acción en pro del medio ambiente.
Abundan los ejemplos de conexiones y puntos de encuentros en los espacios presenciales, pero déjenme contarles de uno en específico.
Unas jóvenes de dos territorios distintos, unas de Arambala, Morazán y otras de Moncagua, San Miguel, identificaron que en ambas comunidades tenían conocimientos sobre cómo hacer abonos y controladores de plagas orgánicos para usar en su producción agrícola. Sin embargo, había una diferencia: en Arambala la producción orgánica es constante y su uso está ya normalizado en sus prácticas agrícolas, a diferencia de Moncagua, en donde siguen usando regularmente insumos químicos.
De inmediato surgió el diálogo entre ellas para identificar a qué se debían las diferencias: en Arambala la comunidad tiene un espacio cada 15 días en el que narran y comparten -de forma técnica y también testimonial- los impactos en la salud y en el entorno del uso de agroquímicos. Estos espacios constantes han servido para promover el compromiso con la producción orgánica.
¡Qué gratificante fue que durante el almuerzo las chicas estaban intercambiando sus números de teléfono para seguir compartiendo experiencias y hacer sinergias!, eso era justo lo que esperábamos.
Me entusiasma saber que, además de ser talleres de formación técnica sobre mapeo de soluciones, estos espacios se convirtieron en un punto de encuentro donde hubo intercambio de ideas y conocimientos, y se puso en evidencia el poder de la inteligencia colectiva.
Para mí, los talleres fueron el inicio, como sembrar la semilla de la curiosidad y compromiso para que las juventudes estén siempre alerta a su entorno, observando, descubriendo, generando y compartiendo soluciones valiosas.
Espero que la cosecha sea la propagación de prácticas sostenibles que más personas y organizaciones podamos adoptar para afrontar el cambio climático y minimizar sus consecuencias.