¿En qué medida la capacitación y el uso de métodos participativos puede aumentar la confianza en el gobierno local y la intención de aportar para bienes públicos?
Cuando jugando aprendemos el porqué de las cosas: cómo evaluamos el impacto de Tavarandu - Parte I
6 de Noviembre de 2023
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También colaboró: Mateo Servent (1)
Ya habíamos terminado la charla, habíamos recogido las fichas de resultado y habíamos guardado todos los elementos que usamos durante la dinámica. Las cuatro facilitadoras que llegamos ese miércoles intempestivamente al aula del primer curso del Colegio Nacional de Puerto Triunfo, en el distrito de Natalio, el nordeste ribereño de Itapúa, ya habíamos completado nuestra tarea. Estábamos listas para despedirnos. Pero había un destello en los ojos de esa adolescente que nos miraba, que me hizo sentir que faltaba algo más. Así que improvisamos una ronda de cierre, y les pedimos que cada uno de los veinte estudiantes nos dijera con qué sentimiento se quedaba, en una palabra. Y la palabra que más se repitió fue: curiosidad. Sentimos que funcionó. Si habíamos logrado sembrar la semilla de la curiosidad en esos chicos y chicas, valió la pena. Es la curiosidad la que produce ciencia e innovación, nos abre a nuevas posibilidades, nos anima a buscar, y a cambiar el mundo.
Desde el Laboratorio de Aceleración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) del 23 al 26 de octubre pasado, desarrollamos el trabajo de campo para evaluar el impacto de la segunda edición del Programa de Gobernanza Participativa Tavarandu (2). En esos días, activamos el Laboratorio Ciudadano Hechakuaa (3), que tuvo su fase preliminar con un entrenamiento a funcionarios y funcionarias de la Municipalidad de Natalio sobre conceptos y herramientas de participación ciudadana. Luego invitamos a dos espacios de participación, uno abierto a la ciudadanía en general, y otro dirigido especialmente a adolescentes, un grupo que generalmente está excluido de los procesos de participación. A través del juego, la conversación significativa y el teatro, aprendimos sobre participación ciudadana y la pusimos en práctica para desarrollar propuestas de mejora a los espacios públicos de la ciudad.
Para medir el impacto de estas actividades en el grupo de adolescentes, usamos un método basado en juegos. Nuestro propósito fue obtener evidencia sobre cómo entrenar a funcionarios municipales en herramientas de participación ciudadana, y de qué forma esto puede generar confianza en la ciudadanía y aumentar su involucramiento en acciones locales.
¿Por qué es importante abordar el desafío de generar más y mejor participación ciudadana, sobre todo en grupos tradicionalmente no incluidos?
La participación ciudadana es el pilar de cualquier sociedad abierta y democrática. Los espacios y procesos cívicos que facilitan esta participación permiten que ciudadanos y ciudadanas de todos los sectores de la sociedad puedan involucrarse de manera más directa en la discusión y resolución de desafíos políticos, económicos y sociales. Esto incrementa los niveles de confianza entre las personas y las instituciones y genera una apropiación sobre las decisiones y acciones que afectan a los recursos compartidos. Mejorar la confianza entre ciudadanos e instituciones es clave para evitar el deterioro de los procesos democráticos.
Desde la Convención sobre los Derechos del Niño, el derecho de los niños, niñas y adolescentes a expresar sus opiniones y ser escuchados es reconocido por los estados, que lo reflejan en sus constituciones y leyes. En Paraguay, el Código de la Niñez y la Adolescencia garantiza, entre otras cosas, “el derecho a la organización y participación en entidades estudiantiles” y el derecho a una educación que los “prepare para el ejercicio de la ciudadanía”. Aún así, son grupos históricamente excluidos de las instancias de participación que los podrían educar para ser ciudadanos y ciudadanas protagonistas de sus comunidades.
Este desafío es abordado por Tavarandu, un programa de fortalecimiento de capacidades para la innovación y la gobernanza participativa, a través del co-diseño de programas de formación, promoción y facilitación de la participación ciudadana adaptados a los procesos que se articulan a nivel local, y que este año, tuvo un componente especial para llegar hasta la población adolescente con el fin de incluirlos en un proceso de participación ciudadana local para aprender a través del ejercicio del derecho a participar.
Nuestras hipótesis
Nos propusimos estimar el efecto de la capacitación de funcionarios municipales en metodologías y herramientas de participación ciudadana sobre la calidad, diversidad y alcance de la participación ciudadana en los procesos de planificación local.
Trabajamos sobre dos hipótesis principales:
Si ofrecemos capacitación a los funcionarios municipales, entonces mejorarán las percepciones y opiniones que tienen sobre el uso de herramientas participativas en el proceso municipal.
Si los funcionarios municipales capacitados facilitan espacios de participación ciudadana en sus comunidades, entonces se incrementará la calidad, la diversidad representativa y el alcance de la participación ciudadana en los procesos de planificación local.
El programa experimental, paso a paso
En una primera etapa, el programa capacitó a funcionarios municipales de Natalio en metodologías participativas, innovación pública y el uso de tecnologías cívicas para el diseño de Planes de Desarrollo Municipal. La formación estuvo a cargo del equipo de Mentu, y se desarrolló durante dos jornadas de formación seguidas de sesiones de tutoría virtual y acompañamiento presencial puntual.
En la segunda etapa, organizamos el Laboratorio Ciudadano Hechakuaa, consistente en una serie de actividades participativas, facilitadas por los funcionarios municipales previamente capacitados, cuyo objetivo fue co-crear acciones para el mejoramiento de los espacios públicos del centro de Natalio. Una de estas actividades estuvo orientada a un grupo de ciudadanos que comúnmente no son incluidos en los procesos participativos: adolescentes de 15 a 17 años que asisten a los colegios del municipio.
Con el objetivo de ofrecer una capacitación vivencial sobre participación ciudadana, diseñamos un “Programa de Capacitación en Participación Ciudadana” para adolescentes de Natalio, que les permita aprender sobre participación y sumar su voz al proceso de co-creación de Hechackuaa, en el que la ciudadanía de Natalio recibió como insumo sus propuestas para trabajar sobre ellas durante dos talleres participativos.
El Laboratorio Ciudadano dirigido a adolescentes se organizó como un ensayo controlado aleatorio en el que seleccionamos cursos de escuelas secundarias al azar para participar de las jornadas y medimos los niveles de confianza institucional en el gobierno local tanto en los cursos que participaron de las actividades como los que no, mediante el uso de un juego de confianza y una encuesta de caracterización. El sorteo por medio del cuál se seleccionaron los participantes se realizó de manera pública, en presencia de directores y directoras de los colegios públicos invitados.
Los cursos participantes se asignaron aleatoriamente en bloques, según los datos administrativos obtenidos por parte de la Supervisión Educativa local para caracterizar cada clase (3). Enviamos notas informativas y pedimos la firma del consentimiento informado al padre, madre o encargado de cada estudiante participante, de ambos grupos.
El Programa de Capacitación en Participación Ciudadana para adolescentes
Un total de 65 estudiantes de los colegios Domingo Robledo, Ricardo Musch, Puerto Triunfo y Natalio Km 23, del primero y segundo curso que habían sido seleccionados aleatoriamente, participaron de la jornada. El entrenamiento buscó aumentar la confianza en los procesos de planificación municipal para la generación de bienes públicos en un grupo de adolescentes, a través de estrategias y metodologías de gobernanza participativa aplicadas por funcionarios entrenados.
Empezamos introduciendo una versión simplificada del concepto clásico de “la escalera de la participación” a través del teatro. Organizados en grupos, los adolescentes recibieron la misión de representar diversas formas de participación: la participación manipulada, la participación decorativa o simbólica, la participación informada, la participación consultiva, la participación colaborativa y la participación creativa para la co-creación.
El último nivel de la escalera, el de la co-creación, lo dejamos para el momento vivencial: a través de la técnica del café pro-acción, los adolescentes expresaron y desarrollaron de manera participativa sus ideas sobre cómo mejorar los espacios públicos de Natalio. Al final del proceso, cada grupo presentó su propuesta como una “Noticia del Futuro”, imaginando la portada de un hipotético periódico del futuro en el que sus ideas ya son realidad.
Como cierre, desarrollamos el Juego de Bienes Públicos como estrategia para medir los niveles de confianza, e invitamos a los presentes a participar de las próximas actividades que estaría convocando la municipalidad.
En nuestra próxima entrega, les contamos qué aprendimos sobre el impacto de este pequeño programa en los niveles de confianza y en las percepciones sobre el valor de los Bienes Públicos. ¡Estén atentos a nuestras redes!
Para conocer más sobre el Laboratorio Ciudadano Hechakuaa, les invitamos a descargar el toolkit que desarrollamos después de su primera edición.
Para saber más de todo el programa Tavarandu, les compartimos los siguientes enlaces:
(1) Mateo Servent colaboró con el experimento. Primeramente, elaboró un código de Python para aleatorizar los cursos y posteriormente contribuyó al análisis de los resultados obtenidos. También contribuyó con la redacción de este Blogpost. Servent es estudiante de tiempo completo en la Maestría en Ciencia Política en el CIDE
(CDMX). En su trayectoria ha realizado estancias académicas en la Freie Universität Berlin, Universidad de San Andrés y Universidad de Guadalajara. Además, fue asistente de investigación para proyectos en CONICET, la Universidad Nacional de Cordoba y la Agencia 1+D+i en Argentina.
(2) Término en guaraní que viene de "Tava", pueblo y "Arandu", sabiduría, y podemos traducir como “saber ciudadano” o “inteligencia colectiva”.
(3) Término en guaraní que podemos traducir como “saber mirar”.