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“Hoy soy una mujer empoderada”
Cómo Cuba está avanzando en los derechos de las personas LGBTIQ+
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Aunque la presencia de las personas LGBTIQ+ es innegable desde tiempos antiguos, la igualdad plena sigue siendo un objetivo esquivo para todas las naciones del mundo.
Todavía hoy, en 62 países las relaciones sexuales entre adultos del mismo sexo son ilegales y en 12 de ellos se castiga con la pena de muerte.
En Cuba, el PNUD, junto con instituciones nacionales y redes de la sociedad civil, realiza esfuerzos para derribar estas barreras y abogar para que todas las personas, sin importar su orientación sexual o identidad de género, disfruten de sus derechos para que vivan libres de violencia, persecución, discriminación, acoso y estereotipos.
El respeto, una cura para el estigma
Omar Parada es gay. Sintió durante mucho tiempo recelo en ir al dentista, aun cuando lo necesitara. No tenía miedo a los instrumentos o al dolor; tenía temor al rechazo.
Por un largo periodo, observó prácticas discriminatorias en la atención médica, a pesar de las normativas éticas y profesionales que requieren la prestación de servicios a todas las personas, independientemente de su orientación sexual.
El Ministerio de Salud Pública (MINSAP), con apoyo del PNUD y el respaldo del Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria (Fondo Mundial), ha realizado varias acciones, como la campaña Iguales, para cambiar actitudes y prejuicios en los centros de salud primaria. La idea es promover valores éticos, colaboración y empatía entre el personal médico, de enfermería y de salud mental, así como técnicos y directivos, funcionarios, estudiantes de ciencias médicas y docentes. “El éxito de un servicio de salud depende también de los comportamientos y actitudes favorables que muestre cada profesional del servicio”, enfatiza la doctora Jackelin Sánchez.
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Omar es actualmente voluntario de la campaña y coordinador de la Red de Hombres que tienen Sexo con otros Hombres en la provincia de Granma. Contribuye con talleres a estudiantes de medicina y personas de las comunidades para avanzar en estos cambios de paradigma.
A nivel legal, el Gobierno también está dando pasos al actualizar su Constitución en varios aspectos con el objetivo de reducir a nivel legal las exclusiones socioeconómicas, culturales y simbólicas que sufren las personas LGBTIQ+. Una de estas reformas llegó en 2022, cuando se legalizó el matrimonio de parejas del mismo sexo.
Con contribuciones como la iniciativa Masculinidades Cómplices de la Igualdad de Género, proyecto que implementó el PNUD, también se está apostando por la equidad social.
Julio César Rodríguez Cardona, uno de los participantes, atestigua:
“Como hombre, me he sentido con la necesidad de educar e impulsar un cambio, con mi transformación personal y la de mi comunidad”.
Él, al igual que otros hombres de diverso origen y profesión, se formaron a través de esta iniciativa para abordar las desigualdades estructurales de género, promover la transformación de relaciones de poder y contribuir así al desmontaje del patriarcado y sus manifestaciones de violencias y discriminación, lo que incluyó, entre otros temas, el análisis y desarme de la homofobia y la transfobia internalizada.
Este proyecto ha calado en las estrategias de desarrollo territoriales, como por ejemplo en la provincia de La Habana, donde parte de la planificación económica y social incorpora prioridades clave para hacer frente a la discriminación por género. “Cuando ellos, al regresar a sus comunidades, se convierten en modelos de una masculinidad positiva, pueden contribuir a que en sus espacios de acción se promuevan acciones para la igualdad de género”, indica Ivan Zverzhanovski, Representante Residente Adjunto del PNUD en Cuba.
La discriminación, un virus social
Cuba ha avanzado en la atención al VIH, pero persisten actitudes de estigma y discriminación hacia quienes lo padecen. Socialmente se enfrentan a la estigmatización, lo cual limita su acceso a servicios básicos.
En este contexto, el PNUD apoya iniciativas para reducir los obstáculos relacionados con el género y los derechos humanos que limitan el acceso a los servicios de VIH de las personas más vulnerables.
Una de ellas es el fortalecimiento de los Servicios de Orientación Jurídica (SOJ) para poblaciones clave, asociados a la respuesta cubana al VIH. Zulendrys Kindelán, especialista jurídica, explica que estos servicios conectan a las poblaciones con VIH e incluso las que son vulnerables de contraerlo con mecanismos y procedimientos que les permiten reivindicar sus derechos ante situaciones de discriminación, estigma o violencia.
Dichos servicios son una puerta de esperanza para personas como Lázaro Mena, quien sufrió discriminación en su espacio laboral por su orientación sexual:
“Fueron momentos muy difíciles. Trabajo desde los 17 años. Nunca me había pasado algo así. Había días que no comía. No sabía a dónde acudir hasta que me recomendaron los servicios jurídicos. Les tengo que agradecer tanto, porque en un tiempo muy corto me ayudaron a resolver esa situación".
Durante la gestión de su caso en los SOJ, Lázaro pudo acceder a atención psicológica por las afectaciones emocionales que estaba experimentando y conoció las opciones legales que tenía a mano como defensa ante el acoso y la violencia en el ámbito laboral. Hoy, se desempeña como directivo de la institución en la que trabaja, donde se mantiene libre de acoso y discriminación desde entonces.
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El apoyo del PNUD a la reducción de barreras de género y derechos humanos, como parte de Respuesta Nacional al VIH, integra además acciones para fortalecer las capacidades del sistema de salud, fundamentalmente en el primer nivel de atención, así como de organizaciones de poblaciones clave, con el fin de mejorar la accesibilidad y la calidad de los servicios de prevención, diagnóstico y atención.
Mediante esta colaboración, en 2023, entre otros hitos, se logró que más de 146 mil personas de poblaciones clave recibieran servicios de prevención y más de 168 mil servicios de diagnóstico del VIH. Por otro lado, el 86,4 % de las personas que viven con VIH recibieron tratamiento antirretroviral y, de estas, el 88,7 % logró la supresión viral.
Con personas voluntarias de las redes de poblaciones clave también se desarrolló Visitador@s, una experiencia que funciona bajo el amparo del MINSAP, con el apoyo del PNUD y el Fondo Mundial, para llevar puerta a puerta servicios de prevención y diagnóstico del VIH y otras Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), así como la derivación a servicios de salud relacionados.
Los esfuerzos del país vienen de lejos: Cuba fue el primer país del mundo en recibir la validación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por haber eliminado la transmisión del virus de madre a hijo.
La solidaridad, una tarea de todas las personas
La inclusión de personas LGBTIQ+ requiere de nuestra voluntad. Desde iniciativas para el empoderamiento de estas personas hasta el apoyo de políticas inclusivas, cada acto de solidaridad contribuye a crear un entorno donde todas las personas puedan vivir con dignidad, un empeño en el que trabajan juntos el PNUD y redes de la sociedad civil cubana.
Lili Álvarez, integrante de Transcuba, la red de personas trans, parejas y familias, cuenta orgullosa: “Hoy soy una mujer empoderada”, aunque confiesa que su vida no siempre ha sido fácil, que ha tenido que lidiar con el estigma y la discriminación por reconocerse como mujer. O Fabiola Gastón quien, a sus 73 años, ha encontrado en esta red un espacio de realización. Desde entonces, comenta que empezó a vestirse como mujer con naturalidad. Ahora, es promotora de salud y se siente feliz apoyando a otras personas como ella para que tengan una vida plena.
“Organizamos talleres sobre autoestima, autocuidado y derechos. Las personas de la comunidad sienten confianza en nuestras promotoras, se sienten en familia”, explica Yoilán Balón, vicecoordinadora de la red. Y es justo eso: sentirse en familia para lograr la plena integración de personas LGBTIQ+.
Este respaldo social no solo brinda un sentido de pertenencia, sino que también contribuye significativamente a su bienestar emocional y mental. Cuando se sienten aceptadas y valoradas, las personas LGBTIQ+ pueden desarrollar su identidad con mayor autenticidad y afrontar los desafíos con mayor confianza. La solidaridad, a este respecto, se convierte en una herramienta vital para promover la igualdad y el bienestar de todas las personas.
No dejar a nadie atrás
El trabajo del PNUD en Cuba es parte del compromiso de igualdad y justicia que guía nuestra labor en todo el mundo. Desde el Pakistán hasta la República Dominicana, pasando por todo el continente africano, trabajamos para que todas las personas, sin importar su género, etnia o situación socioeconómica, puedan participar plenamente en la sociedad y acceder a los recursos necesarios para llevar una vida digna.
En 2019, junto al Banco Mundial, lanzamos el Índice de Inclusión LGBTIQ+, una herramienta con indicadores de áreas como la salud, la educación o la participación política, que sirve de referencia para que los países puedan medir su progreso hacia la plena inclusión de las personas del colectivo. En este año decisivo para muchos países, los formuladores de políticas pueden servirse de esta guía para promover una mayor participación de las personas LGBTIQ+ a lo largo de los ciclos electorales; y para promover reformas legales inclusivas, este manual ofrece consejos, herramientas y ejemplos para poner en práctica.