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Sudán: optimizando el uso de fondos mientras continúa la guerra
Atendiendo las enormes necesidades del país mediante el empoderamiento de las comunidades
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Hace dos años que el Sudán está en guerra y el país está pasando por la mayor crisis humanitaria del mundo. 25 millones de personas tienen dificultad para encontrar suficientes alimentos y más de 12 millones han sido desplazadas. Casi todos los ciudadanos han sido testigos o víctimas de violencia.
Con todo, aunque las crisis aumentan en todo el mundo, la financiación humanitaria se desploma.
En el Sudán este problema está costando vidas. Las reservas alimentarias se están agotando y los centros de salud están cerrando. Debemos hacer más con menos, lo que significa que debemos ayudar a las comunidades a ayudarse a sí mismas, más allá de la ayuda humanitaria, usando los fondos de los donantes para involucrar al sector privado.
En el PNUD, nuestros programas de medios de vida ayudan a las personas a iniciar o ampliar granjas y pequeños negocios, fortaleciendo así el suministro de alimentos y las economías locales. También aumentan el acceso a servicios esenciales como la atención médica y la energía limpia, además de que colaboramos con las autoridades nacionales para mantener en marcha los servicios públicos. Además, trabajamos con las comunidades para promover acuerdos de paz y fortalecer la cohesión social.
Medios de vida
La guerra ha tenido un efecto catastrófico en la economía del Sudán. Alrededor de dos tercios de los sudaneses trabajan en la agricultura, pero el conflicto ha hecho que millones de agricultores abandonen sus tierras, lo que ha arruinado las cadenas de suministro y ha hecho que los precios sean prohibitivos. Ahora desde los fertilizantes hasta la gasolina están por las nubes y, como consecuencia, muchos no pueden permitirse comprar alimentos.
En estudios recientes que llevamos a cabo en el PNUD mostramos que, en las áreas urbanas, los empleos a tiempo completo se han reducido a la mitad y una de cinco familias carece de ingresos.
Ante una devastación de tal magnitud, la ayuda humanitaria solo puede llegar a una fracción de quienes la necesitan y será solo una solución temporal, incluso para quienes la reciben.
En el PNUD, dedicamos los esfuerzos con los objetivos de promover la autosuficiencia generalizada, como lo demuestran nuestros proyectos con agricultores para aumentar la producción, incrementar el suministro de alimentos y reducir los precios.
También ayudamos a mujeres, jóvenes y otros emprendedores a iniciar nuevos negocios o expandir sus operaciones. Al impulsar las economías locales, aumentamos el poder adquisitivo de las familias, para que puedan costear los alimentos en el mercado, así como otros productos esenciales como medicamentos.
Irrigación en el estado del Río Nilo
La agricultura nunca fue fácil en el estado del Río Nilo, así que Hamid ha usado siempre sistemas de irrigación con diésel. Sin embargo, desde que comenzó la guerra y la libra sudanesa se vino abajo, Hamid no pudo permitirse comprar combustible.
Él y otros agricultores cercanos siguieron plantando, pero sus cosechas fueron menores y con menos valor. Alrededor del Río Nilo, las cosechas comenzaron a disminuir y las personas a pasar hambre.
Desde el PNUD, gracias a una financiación de la República de Corea en 2024, instalamos sistemas de irrigación a energía solar en 300 granjas del Río Nilo, incluyendo la de Hamid. Este año los resultados han sido considerables:
“La disponibilidad de agua esta temporada ha duplicado la cosecha de cebollas y cada una es el doble de grande. También usamos menos diésel, lo que nos ahorra mucho dinero”.
Nuevas empresas dirigidas por mujeres en Gedaref
Mariam estaba en la universidad cuando comenzó la guerra. El conflicto puso fin a sus estudios.
Volvió a Gedaref, el pueblo donde creció, y se unió a un programa de capacitación agrícola que ofrecíamos en el PNUD con financiación del Ministerio Federal de la Cooperación Económica y de Desarrollo de Alemania (BMZ) y el apoyo de la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ).
El programa también estableció planes de ahorro y de préstamos para 500 mujeres para hacer posible pedir fondos prestados para invertir en nuevos negocios o para ampliar las operaciones existentes.
Con estas herramientas, la capacitación y el acceso financiero, Mariam ha podido generar ingresos para ella y su familia:
“Nuestra actitud y perspectiva de la vida cambió. Ahora interactuamos con personas con las que nunca habíamos tenido contacto, nos sentamos juntos, nos conocemos y, lo que es más importante, cubrimos los gastos de la familia a través de este trabajo colectivo. Si necesitamos algo, el fondo nos respalda”.
Asistencia sanitaria
Alrededor del 75 % de los centros de salud han cesado sus operaciones desde que comenzó la guerra. Los hospitales y clínicas locales han sido bombardeados y saqueados. Los suministros de medicamentos han cesado, sea porque se volvieron demasiado caros para importar o porque la infraestructura se ha destruido.
Los efectos sobre el sistema sanitario del Sudán ha sido devastador, e incluso antes de la guerra los niños y las mujeres tenían uno de los índices más altos de mortalidad en el mundo.
Con la financiación del Fondo Mundial, en el PNUD trabajamos con el Ministerio Federal de la Salud para mejorar la asistencia sanitaria, lo que incluye conseguir medicamentos vitales para el VIH y la tuberculosis, así como equipos de diagnóstico para prestar tratamientos más rápidos y mejores.
Mejoramos el almacenamiento y la distribución de los suministros médicos y capacitamos a los trabajadores de la salud de primera línea. Introdujimos también nueve clínicas móviles de primeros cuidados de salud que pueden llegar a áreas donde no existen los servicios o donde ya no pueden atender la demanda porque millones de personas desplazadas llegan huyendo del conflicto.
Medicamentos para la tuberculosis y el VIH que salvan vidas
Cuando se le diagnosticó tuberculosis a Ibrahem, ese fue el último impacto. Primero fue la guerra: tuvo que huir de su hogar en Omdurman después de que una bomba cayera sobre la casa de un vecino. Luego se infectó de tuberculosis por vivir en las condiciones de hacinamiento poco higiénicas de un centro de desplazados en Gedaref, junto con sus nueve hijos.
La tuberculosis es la enfermedad infecciosa más mortífera del mundo, estimándose que mata a un millón y medio de personas por año. Ibrahem fue tratado gratuitamente a los medicamentos sin costos que facilitamos desde el PNUD, disponibles en el Centro de Tuberculosis de Gedaref.
"Aunque la noticia de mi diagnóstico fue muy dolorosa, me sentí mejor cuando me dijeron que los exámenes y el tratamiento serían gratuitos. Ahora quiero asegurarme de que mis hijos estén saludables así que los haré examinar también”.
Clínicas móviles para las personas más vulnerables
El pequeño Mohamed, de 5 años, llegó solo y tenía fiebre. Su mamá lo trajo a la clínica móvil cuando llegó al lugar donde se concentran las personas desplazadas en la ciudad de Gedaref. Supuso que le darían medicamentos y que se volverían a su casa.
Sin embargo, el equipo vio algo mucho más serio y Mohamed fue enviado al quirófano, de no ser así habría muerto. Ahora el niño y su mamá vienen regularmente a la clínica para darle seguimiento a la enfermedad.
Esta es una de las nueve clínicas móviles que desde el PNUD hemos instalado para atender a las personas desplazadas. Allí se dan servicios primarios de salud gratuitos —incluso, en una de las clínicas móviles, hay una sala de partos plenamente operativa— en comunidades donde los servicios se han visto desbordados y los pacientes como Mohamed no tienen donde ir.
Wail, el doctor local, ha visto la diferencia que esto hace.
"Cada vez que veo un paciente veo la cara de mis propios familiares en ellos. Para mí el estar aquí apoyando a las personas desplazadas no es solo un trabajo, sino una fuente de satisfacción plena”.
Consolidación de la paz a nivel local
Los esfuerzos por poner fin a la guerra del Sudán han fracasado y no se vislumbra una solución a nivel nacional en un futuro próximo, pero a nivel local todavía es posible hacer una mediación.
Kassala ha visto diversas oleadas de personas desplazadas y vive tensiones no solo entre estas y las comunidades anfitrionas, sino también entre personas desplazadas que han llegado de diferentes lugares o en momentos diversos.
Con el apoyo del Fondo para la Consolidación de la Paz, en el PNUD hemos trabajado con los jóvenes para combatir las expresiones de odio y hacer sesiones de consolidación de la paz. También se han establecido Mecanismos de Reconciliación Comunitarios y grupos de ahorro que reúnen a personas de diferentes orígenes para aunar sus recursos y operar pequeños negocios.
Los resultados del PNUD
La recuperación no puede esperar un cese el fuego y el desarrollo es el modo más rentable de apoyar al Sudán en el corto y largo plazo.
Desde abril de 2023, en el PNUD hemos ayudado a 3,5 millones de sudaneses con servicios primarios de salud, hemos creado 200.000 empleos temporales, hemos facilitado 16 millones de litros de agua potable diariamente y hemos mejorado el acceso a la energía limpia para más de 600.000 familias. Se han establecido igualmente más de 30 mecanismos de reconciliación comunitarios que han resuelto más de 196 conflictos y han empoderado a casi un millón de personas vulnerables, más del 50 % mujeres, a través de creación de capacidades y apoyo a los medios de vida, y se han dado siete millones de comidas calientes a través de cocinas comunitarias dirigidas por mujeres.
Nada de esto sería posible sin nuestros donantes, cuyo apoyo nos sigue permitiendo salvar vidas cada día y crear un futuro más prometedor para el Sudán.