Pero la pandemia es mucho más que una crisis de salud: es también una crisis socioeconómica sin precedentes. Al poner a prueba a cada uno de los países que toca, la pandemia tiene el potencial de crear impactos sociales, económicos y políticos devastadores que dejarán profundas y duraderas cicatrices.
El Banco Mundial dice que 97 millones de personas cayeron en la pobreza en 2020, un aumento inédito.
La Organización Internacional del Trabajo estima que 205 millones de personas no tendrán un empleo en 2022, frente a los 187 millones del 2019.
Respuesta del PNUD
Basándonos en nuestra experiencia con otros brotes como los de Ébola, VIH, SARS, tuberculosis y malaria, así como en nuestra larga historia de trabajo con el sector público y privado, el PNUD ayudará a los países a responder a la COVID-19 como parte de su misión de erradicar la pobreza, reducir las desigualdades y crear resiliencia ante la crisis.
Aunque la pandemia ha mostrado historias de gran ingenio y experiencia logística (las vacunas se desarrollaron, se están distribuyendo en un tiempo récord y se han administrado más de 6 mil millones de dosis), ha exacerbado las desigualdades existentes y expuesto profundas divisiones que tendrán un costo enorme en sociedades y economías.
El Tablero Global sobre la Equidad de la Vacuna de la COVID-19, una iniciativa conjunta del PNUD, la OMS y la Universidad de Oxford, ha encontrado que las desigualdades son un riesgo para la recuperación económica total y que los países de bajos ingresos agregarían USD 38 mil millones a su pronóstico de PIB para 2021 si tuvieran las mismas tasas de vacunación que los países ricos.
En este sentido, estamos liderando los llamados a favor de una Renta Básica Temporal para ayudar a las mujeres más pobres del mundo a hacer frente a los efectos económicos actuales de la pandemia y prevenir el aumento de la desigualdad femenina.