Referentes del multilateralismo de Iberoamérica abogaron por una cooperación global que “rompa con la fragmentación” y destacaron a la Agenda 2030 como “uno de los más ambiciosos esfuerzos que plantea la humanidad”.
Con la participación de diferentes representantes de organismos de cooperación de Iberoamérica, el 29 y 30 de agosto se realizó en Montevideo el encuentro “Iberoamérica y la Agenda 2030, miradas diferentemente iguales del desarrollo sostenible”, un espacio de reflexión, trabajo e intercambio sobre la acción política de la Agenda 2030, hacia la XXVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado 2018
Participaron en la apertura del prosecretario de Presidencia de la República y presidente de la Agencia Uruguay de Cooperación Internacional (AUCI), Juan Andrés Roballo, la titular de la Secretaría General Iberoamericana, Rebeca Grynspan, el canciller (interino), Ariel Bergamino, la coordinadora de Naciones Unidas uy representante residente del PNUD en Uruguay, Mireia Villar Forner, y el encargado de negocios de la Embajada de España, Ignacio Aguirre.
Roballo celebró la existencia del espacio iberoamericano de acción, que consideró importante para reflexionar, “en tiempos en que otros bloques están en crisis”. Subrayó la importancia del intercambio “en un tiempo que requiere reflexión, pero también articulación en torno a los valores de la comunidad internacional”.
Por su parte, Villar Forner señaló que, tras casi tres años de la aprobación de la Agenda2030, “América Latina y el Caribe pueden y deben construir una nueva narrativa sobre su desarrollo, basada en proteger los logros, los derechos y en avanzar en economías ecológicamente sostenibles".
“Si dejamos de hacernos preguntas difíciles y de reformularnos problemas, si seguimos con las luces cortas en lugar de las largas el consenso del 2015 será en vano”, añadió.
En ese sentido, instó a “abordar discusiones duras”, como la cultura del privilegio, a “repensar” las políticas de protección social “que acompañen todo el ciclo de vida de las personas”, así como evaluar el desempeño de las instituciones políticas y cuestionar el “doble estándar con el que algunas de nuestras políticas perpetúan la informalidad”.
Asimismo, enfatizó en poner el foco en los impactos que tienen muchas acciones del sector empresarial “en nuestro capital natural”. “Debemos lograr darle la vuelta a la productividad de la región y transitar hacia economías de energía limpia y descarbonizadas”, enfatizó.
Rebeca Grynspan definió a la Agenda 2030 “uno de los más ambiciosos esfuerzos que plantea la humanidad”: “la Agenda representa un gran desafío de acción colectiva que requiere más coordinación que ninguna otra tarea, una importante propuesta política para el mundo que llama a una cooperación global que rompe con las narrativas de fragmentación y confrontación”.
Añadió que significa “un salto cualitativo, que demanda operar de manera distinta, trascender el pensamiento sectorial, romper los silos, y promover una acción realmente integral e interdependiente”.
En tanto, Bergamino dijo que los ODS “son un formidable programa político, la agenda más legítima, sensata y audaz del mundo actual”. Aseguró que esos objetivos no son cuestiones de izquierda o de derecha, sino de sensatez.
“Con esta agenda se busca salir adelante en conjunto, sin dejar a nadie atrás. Este programa es una visión del futuro posible que queremos con perspectiva 2030”, agregó. En este contexto, aseguró que al mundo le falta política y a la región integración, pero confía en que es posible darle un nuevo impulso basado en más concreciones y eficiencia.