La cuarta jornada de los Diálogos nacionales y locales para la prevención de la violencia contra las mujeres se desarrolló bajo el tema “buenas prácticas de atención para el trabajo con hombres en la prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas”.
Los foros son una iniciativa desarrollada por la Comisión Coordinadora del Sector Justicia, a través de la Unidad Técnica Ejecutora (UTE), con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el marco de la iniciativa Spotlight.
Como ponentes participaron en esta jornada: Sebastián Essayag, Coordinador de Proyectos para reducir la Violencia contra las Mujeres y Niñas, Femicidio y Seguridad Ciudadana, en PNUD en América Latina y el Caribe; Iván Jiménez, representante de Hombres Contra la Violencia de El Salvador y Domingo Villanueva, del Colectivo Hombres por la Equidad.
En las palabras de apertura, la Representante Residente del PNUD, Georgiana Braga-Orillard destacó que, mediante este intercambio, se busca “explorar esas buenas prácticas existentes para transformar las normas, actitudes y comportamientos que explican las relaciones desiguales entre hombres y mujeres”. Asimismo, enfatizó que a partir de la resignificación, es decir la asignación de un nuevo sentido de las masculinidades, se pueden romper ciclos de violencia.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas” señala la necesidad de repensar y abordar las masculinidades, para transformar las relaciones de poder y los patrones sociales, como una de las formas para garantizar los derechos y una vida libre de violencia para las mujeres.
El especialista del PNUD, Sebastián Essayag, señaló que en los últimos 20 años se han acumulado numerosas investigaciones sobre violencia contra las mujeres y trabajar respuestas efectivas requiere la inclusión de enfoques metodológicos para “deconstruir las masculinidades violentas y transformarla em masculinidades positivas y responsables”.
Además, recomendó el desarrollo de estrategias, proyectos y programas de masculinidades no violentas, a través de la creación de grupos integrados solo por hombres para reflexionar sobre comportamientos machistas; el desarrollo de experiencias que desafíen los imaginarios sexistas desde temprana edad; el uso de metodologías iniciales y artísticas; el desarrollo de campañas dirigidas a hombres y la promoción de una paternidad activa; y el diálogo sobre temas de interés.
“Cuanto más temprano intervengamos (en la construcción de las masculinidades) serán mejores las ganancias, porque se redice la transmisión intergeneracional de patrones de violencia” apuntó Essayag.
En El Salvador el análisis sobre las masculinidades tomó impulso hace dos décadas. Según el representante del colectivo Hombres contra la Violencia, antes del nacimiento de esa organización, el tema no estaba presente en las agendas del país. “La violencia es una conducta aprendida que tenemos y podemos deconstruir” indicó.
Por su parte, el representante de Hombres por la Equidad se refirió al establecimiento de las “Escuelas de Masculinidad” en El Salvador desde el 2018. De acuerdo con esta organización, cambiar la realidad de la violencia desde las masculinidades requiere de una educación integral de sexualidad, educación y establecimiento de políticas públicas garantes de los derechos sexuales y reproductivos, procesos de masculinidades conscientes y saludables y cambios en patrones de enseñanza.