Como Laboratorio de Aceleración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD- en Guatemala, comenzamos nuestro viaje de mapeo para comprender cómo las personas logran ser resilientes al cambio climático. A pesar de que es un desafío tan complejo, tiene una amplia gama de dimensiones para abordar y comprender el desarrollo sostenible. Decidimos comenzar a indagar el sistema de gestión de desechos sólidos en la Ciudad de Guatemala.
Desechos sólidos del Área Metropolitana y Cuenca del Río Motagua.
El PNUD lidera un proyecto binacional de “Manejo ambiental integral de la cuenca del Río Motagua”; el río más grande de Guatemala. Actualmente este río es impactado por la contaminación de tres fuentes principales[1]:
a) Desechos sólidos depositados en el principal relleno sanitario metropolitano, los cuales son arrastrados por el río local (Las Vacas), hasta desembocar en el Río Motagua.
b) Mal manejo de desechos sólidos a lo largo del río de comunidades más pequeñas o actividades productivas en el campo.
c) Por la falta de sistemas de gestión del agua, que permitan la eliminación del agua contaminada de muchos territorios, municipios y actividades productivas.
Este proyecto es una oportunidad para integrar el Laboratorio Acelerador considerando que nuestro desafío de desarrollo es a) mejorar la cooperación entre la sociedad y las instituciones públicas; y b) aumentar la resiliencia al cambio climático.
Comenzamos por plantear algunas preguntas para el aprendizaje como: 1. ¿Qué barreras enfrentan las instituciones públicas para cooperar con la sociedad?; 2. ¿Cómo realizar planes para mejorar la resiliencia al cambio climático?, decidimos realizar nuestro primer viaje de detección enfocándonos en cómo se manejan los desechos sólidos en la ciudad más grande de Guatemala.
[1] La cuenca del Río Motagua presenta múltiples amenazas, resultando en su degradación ambiental. Estas amenazas incluyen: a) contaminación de aguas superficiales y subterráneas causada por desechos sólidos mal manejados, descarga de aguas residuales sin tratamiento y disposición de subproductos agroquímicos en hasta 34 municipios; b) la deforestación, que entre 2001 y 2006 ascendió a más de 87.000 hectáreas y afectó a 66 de los municipios de la cuenca; c) incendios forestales, que afectan a 50 municipios; d) reducción de caudales y eliminación de afluentes en 47 municipios; e) erosión, que afecta la calidad del agua en 39 municipios; y f) además, la cuenca se ha visto afectada por la sequía; tormentas y huracanes; inundaciones y desertificación, en promedio de 21 a 30 municipios.
Antecedentes de un sistema mixto en la Ciudad de Guatemala
De acuerdo con la Constitución, el Código Civil y el Código Municipal de Guatemala, la gestión de desechos sólidos, desde la recolección, tratamiento y disposición final, es un servicio que los municipios deben brindar. Sin embargo, no especifica, y aún no está claro, de dónde se generarán las fuentes de financiamiento desde la administración municipal para tales propósitos.
Desde las primeras décadas del Siglo XX, la recolección de desechos sólidos en la Ciudad de Guatemala se llevó a cabo de manera informal por individuos privados. A inicios del Siglo XXI, el servicio de recolección ha evolucionado de microempresas informales a medianas empresas privadas aliadas en 3 asociaciones principales. Actualmente alrededor de 560 “camiones amarillos” recolectan residuos domésticos no solo en la Ciudad de Guatemala, sino en otros 8 municipios dentro del área metropolitana.
En la década de los 40, los desechos se depositaban en un barranco abierto sin separación ni tratamiento. Este barranco ubicado en la zona central de la Ciudad de Guatemala se llenó y para la década de 1960 el "relleno sanitario abierto" comenzó a crecer en la Cuenca Natural Norte, donde hoy se encuentra el relleno sanitario municipal abierto. Actualmente no existe una operación institucional de separación y clasificación de los desechos previo a disposición, ni procedimientos de reciclaje. Sin embargo, se están dando otras soluciones acerca del reciclaje.
Observación de los desechos sólidos desde los generadores hasta su disposición final
Para comenzar el proceso de mapeo, nos enfocamos en dos actividades principales:
1. Observación y entrevista casual sobre desechos a recolectar en los puntos de origen (generación doméstica).
Supuesto 1: 71% respondió
Supuesto 2: El 29% respondió
"No hay una gestión adecuada de los residuos sólidos, por lo tanto, ¿por qué debería yo (el hogar) clasificarlos?"
"Aunque no haya regulación ni incentivos, yo separo y / o reciclo porque contribuyo al medio ambiente"
Sistemas informales que han montado una cadena de recuperación de residuos sólidos.
Si bien la recolección de desechos ha venido operando con mecanismos informales a través de un servicio privado autónomo, han emergido muchas prácticas ambientales espontáneas. Estas prácticas son una forma de hacer frente a las luchas económicas que se perciben, y que enfrentan la mayoría de los empleados de los camiones de recolección de desechos.
Posiblemente, las condiciones actuales para los trabajadores de recolección de basura son trabajos bajo condiciones mínimas ajenos a programas de prevención y salud. De alguna manera, los trabajadores, se han dado cuenta del valor económico de recuperar material para reutilizarlo o reciclarlo. Sin ningún conocimiento técnico, excepto su instinto de resiliencia a los problemas económicos, los empleados de los camiones de recolección de residuos amarillos han desarrollado habilidades y han aprendido a clasificar los residuos en las principales categorías demandadas por el mercado.
Dado que la mayoría de los hogares generalmente mezclan los desechos que arrojan, los recolectores inician un proceso de clasificación durante el recorrido de la ruta del camión, clasificando por tipo de material en grandes sacos que cuelgan de los camiones. Si los residuos de los hogares ya están clasificados, el trabajo es mucho más fácil para los recolectores, evitando ensuciarse en el proceso. Y, ¿qué hacen los recolectores con los residuos clasificados? Bueno, ¡saben venderlo a la red de recuperación y reciclaje espontánea!
El papel de los intermediarios en una cadena de recuperación
Hemos aprendido acerca de las prácticas espontáneas en la clasificación de residuos, pero no se reciclarían de manera informal o formal si no fuera por los intermediarios a lo largo de este sistema espontáneo. Hemos comprendido que antiguos separadores en el vertedero, se han transformado en intermediarios que intercambian desechos (valorados) en pequeñas empresas informales que han crecido localmente en este vecindario. Estos intermediarios también están vinculados directa o indirectamente a industrias más grandes en reciclaje.
Los residuos que fueron clasificados por los recolectores llegan al patio principal de descarga del vertedero o ya van directamente a los pequeños centros de recuperación de los intermediarios. Dependiendo del tipo de material, se vende para ser reutilizado como objeto de segunda mano, reutilizado para repuestos o ser reciclado mediante procesos industriales.
Tuvimos la oportunidad de sostener algunas entrevistas casuales con ellos, lo cual fue realmente asombroso:
Las tres personas fueron muy afables y abiertas al hablar de sus actividades con nosotros. No conversaron mucho sobre los ingresos individuales. Sin embargo, parecían orientar su negocio de acuerdo con la fluctuación y los precios de mercado sobre materiales reciclables. Sus actividades dependen de la demanda de estos materiales. También son muy conocidos en el vecindario y en las redes de compra de material reutilizable y reciclaje. Cada uno de ellos realiza su propio proceso mostrando que la división del trabajo les ha ayudado a dominar el conocimiento sobre el uso de materiales y el mercado.
Surgieron muchas preguntas después de tener estas conversaciones. ¿Cuánto ganan con estas actividades, individual y colectivamente? ¿Cuántas personas están involucradas en el proceso de recuperación y cómo esto alivia sus luchas económicas? ¿Cuál es la cantidad total que recuperan diariamente, semanalmente, mensualmente, anualmente?
Por supuesto, surgen otras preguntas más profundas sobre estas soluciones sociales, y sobre el comportamiento de los generadores de residuos domésticos. ¿Por qué los hogares no están clasificando, considerando que existe un proceso de recuperación de desechos, aunque sea informal? Encontramos entonces como uno de nuestros principales hallazgos, la oportunidad para que las instituciones públicas promuevan estas prácticas espontáneas.
Oportunidades de colaboración entre sociedad e instituciones públicas
Durante nuestra breve visita a los alrededores del vertedero de la Ciudad de Guatemala, pudimos observar varias necesidades desatendidas.
Por ejemplo, la seguridad de las personas parecía ser vulnerable; la exposición constante a objetos punzantes o tóxicos puede provocar lesiones y la falta de higiene puede provocar enfermedades. Esto es particularmente problemático para los niños y niñas presentes en el área. Además, lastimarse o enfermarse podría afectar en gran medida sus ingresos al reducir su capacidad para trabajar. Es posible que las personas sean propensas a correr riesgos para evitar los costos de mitigación. Por lo tanto, existe la oportunidad de colaborar en la reducción de los costos de seguridad.
Además, no observamos ningún conflicto, a pesar de la ausencia de autoridades locales. Las actividades estaban dispersas; sin embargo, las interacciones fueron pacíficas y parecían seguir patrones establecidos. Esto plantea la pregunta de qué sucede cuando surge un conflicto. Si las reglas se aplican de manera desigual, sobre la base de relaciones de poder asimétricas, puede ser necesario proteger a las personas de posibles abusos.
Además, observamos una capacidad limitada para aumentar la productividad. Doña Elsy nos dijo que compra recipientes de plástico a los recolectores de basura, que luego limpia para venderlos y reutilizarlos. Sin embargo, solo puede limpiar unos cien contenedores al día. Existe la oportunidad de ayudar a personas como ella a aumentar su eficiencia.
De acuerdo con las dinámicas que ocurren alrededor del Vertedero, los generadores son ajenos a ello. No hubo una conexión evidente entre las personas que generan desechos, las personas que los procesan y las personas que reciben externalidades negativas del relleno sanitario. Es posible que si las personas conocieran/identificaran que tienen más oportunidades al conectar sus acciones habría una mayor colaboración.
Observamos la necesidad de seguridad, resolución de conflictos, eficiencia y conexión de la sociedad buscando lo que faltaba. Este es un enfoque que abre la posibilidad de que las instituciones públicas colaboren construyendo a partir de lo que ya existe, en lugar de destruirlo.
Habilidades técnicas transferibles que pueden mejorar la resiliencia
Los eventos a gran escala pueden crear impactos en las sociedades que afectan negativamente el bienestar de las comunidades locales. Por ejemplo, la reciente pandemia y los fuertes huracanes tropicales han afectado a comunidades enteras en Guatemala exacerbando sus condiciones socioeconómicas. Cuando alguien enfrenta un desafío como este, una respuesta común es aprovechar y emplear cualquier habilidad ocupacional ya existente para su propia subsistencia. Por ejemplo, uno puede intentar encontrar un nuevo trabajo o incluso crear una nueva forma de generar ingresos.
En ese sentido, al realizar la visita de campo a los alrededores del relleno sanitario, notamos que las habilidades técnicas sólidas están integradas en los trabajadores informales de la comunidad local. Por ejemplo, Don Edgar identifica, separa y repara cuidadosamente las partes metálicas que terminaron en la basura (como un televisor o un refrigerador) y las vende a compradores interesados como artículos individuales. Según explicó, lleva más de tres décadas trabajando en esta tarea. Evidentemente, esto muestra que ha dominado habilidades específicas asociadas con el conocimiento práctico en mecánica, electricidad y electrónica (por nombrar algunas).
Como muestra la investigación de Alabdulkareem et al (2018), las ocupaciones laborales están asociadas a habilidades sociocognitivas y físico-sensoriales específicas. Además, aunque las habilidades están polarizadas en ocupaciones con salarios altos y bajos, algunos trabajadores pueden hacer la transición entre ocupaciones basándose en una habilidad existente. Por lo tanto, la transferencia de habilidades de los tipos de ocupación puede permitir a las sociedades adquirir ventajas comparativas.
Nuestras observaciones sugieren que, potencialmente, existen habilidades suficientemente sólidas en la comunidad local que visitamos que permitirían a las personas ser más resistentes a los impactos externos. Esto abre una puerta de oportunidad para informar nuevas estrategias para mitigar los efectos negativos de eventos que afectan directamente el empleo en la economía informal.
Reconocimiento de las instituciones comunitarias| Policentricidad de Ostrom
Uno de los descubrimientos más sorprendentes es que esta cadena informal de recuperación de desechos sólidos que observamos proporciona un ejemplo real sobre el concepto de policentricidad de Vincent y Elinor Ostrom. Ellos reconocen el poder de la auto gobernanza de las comunidades. Esta cadena de recuperación – informal, podría considerarse como el marco de una auténtica institución construida de abajo hacia arriba. Las reglas, los procedimientos y el sistema en sí no se han escrito (todavía), sino que es producto de la necesidad y junto con la libre asociación permite ser resilientes individualmente y como comunidad.
Como dijo Vincent Ostrom: “No necesitamos pensar en 'gobierno' o 'gobernanza' como algo proporcionado solo por los estados. Las familias, las asociaciones voluntarias, las aldeas y otras formas de asociación humana implican alguna forma de autogobierno. En lugar de mirar solo a los estados, debemos prestar mucha más atención a la construcción de los tipos de estructuras institucionales básicas que permitan a las personas encontrar formas de relacionarse constructivamente entre sí y de resolver problemas en su vida diaria. Lo cual, además, también se conecta a comunidades y patrones de interacción más amplios".[1]
Por lo tanto, esta no es solo una cadena de recuperación, sino una institución policéntrica construida durante los últimos 35-40 años. Quizás esta sea una forma espontánea de responder a la exclusión social y hacer frente a las luchas económicas. Estas actividades ya habrían cesado si no fueran rentables. Es posible que estos actores dentro de la cadena de recuperación ni siquiera sean conscientes de los beneficios ambientales del reciclaje. Aún pendiente por medir, este sistema autónomo está disminuyendo los gases de efecto invernadero (en el vertedero) y liberando al Río Motagua de una mayor contaminación, de alguna manera reduciendo los impactos del cambio climático. Por tanto, ¿podríamos llamarle una economía verde? ¿O más bien circular?
[1] Rethinking Institutional Analysis: Interviews with Vincent and Elinor Ostrom by Paul Dragos Aligica. Mercatus Center, George Mason University. October 2009.
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Blog escrito por:
Carlos Mazariegos
Líder de Exploración
Paola Constantino
Líder de Mapeo de Soluciones
Javier Brolo
Líder de Experimentación