La hambruna de vacunas y su impacto en las economías africanas
Vacunas demoradas, desarrollo obstaculizado
26 de Enero de 2022
A medida que la pandemia va avanzando, con Ómicron en el punto de mira, la inutilidad del acaparamiento de las vacunas ocupa un lugar central. Incluso el aumento masivo de dosis en las economías avanzadas no les han protegido del círculo vicioso de la COVID-19. Mientras que alrededor del 60 % de la población en los estados Unidos y el 76 % del Canadá están completamente vacunados, en África, un continente que alberga a 1.300 millones de personas, el número apenas alcanza el 8 %.
La humanidad y la solidaridad mundial se enfrentan ahora a una nueva prueba. No obstante, las implicaciones de la falta de solidaridad nos mantienen a todos en el bote de las mutaciones, los bloqueos, las cuarentenas. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se ven también afectados, lo que implica un retraso en el logro de los mismos. El 2021 ha desenterrado una nueva expresión de desigualdad global: el llamado "nacionalismo de las vacunas", que en sí mismo compite con las recesiones socioeconómicas, el aumento del desempleo, la crisis climática y el aumento de la pobreza.
La desigualdad en el reparto de las vacunas también se manifiesta en términos de asequibilidad. Para que los países de altos ingresos vacunen al 70 % de su población, será necesario aumentar su gasto en atención médica en un 0,8 %. En cambio, los países de bajos ingresos deben aumentarlo en más del 50 % en promedio para conseguir lo mismo.
Vacunas demoradas significa que el mundo del desarrollo se obstaculiza. Las estimaciones muestran que los retrasos en las vacunas le cuestan a África hasta USD 14 000 millones en pérdida de productividad cada mes, lo que hace que la recuperación sea más difícil y prolongue la primera recesión en una generación en el continente.
Los gobiernos africanos han respondido con agilidad para contener la propagación del virus, pero el éxito se ve ensombrecido por las consecuencias socioeconómicas de la pandemia. En 2019, África fue testigo de cifras de crecimiento récord en varios sectores, donde el continente tuvo el segundo sector turístico de más rápido crecimiento en el mundo, contribuyendo con el 8,5 % del PIB de África.
Sin embargo, el turismo se ha visto paralizado por la pandemia. África registró una disminución del 2,1 % en el crecimiento económico en 2020, acompañada de otros desafíos, como la depreciación general del tipo de cambio, la inseguridad alimentaria y el aumento de la pérdida de puestos de trabajo.
Los retrasos en el reparto de las vacunas le costarán al África subsahariana el 3 % del PIB proyectado de la región en 2022-2025. Una investigación del PNUD revela que las tasas de recuperación están fuertemente correlacionadas con la capacidad de vacunar, con un aumento de USD 7.930 millones en el PIB mundial por cada millón de personas vacunadas. Los países de bajos ingresos que se ven severamente afectados por la pandemia no tienen el margen de maniobra fiscal y financiera del que disponen los países ricos.
Los países de bajos ingresos corren el riesgo de dilatar los efectos de la pandemia si no obtienen un acceso rápido a las vacunas. Esto impone una carga desmesurada a los presupuestos nacionales en un momento en que la COVID-19 ha diezmado los ingresos fiscales, justo cuando se necesita un mayor gasto por parte de los gobiernos para proteger a la población y amortiguar el impacto socioeconómico.
Existe el riesgo de que se amplíen los déficits presupuestarios de los países africanos. Es urgente que apoyemos a los países para que desarrollen fuentes alternativas de financiación. La escasez de vacunas está poniendo a millones de personas en riesgo de infección, restringiendo la productividad económica y poniendo en peligro el progreso socioeconómico.
La pregunta clave aquí es: ¿puede el mundo permitirse una desigualdad tan flagrante frente a una pandemia que no perdona a ninguna región?
El camino hacia la recuperación seguirá siendo largo e incierto a menos que tomemos medidas urgentes para revisar el sistema actual de producción, distribución y financiación de vacunas. Te mostramos algunas ideas sobre cómo hacerlo posible de manera rápida, basándonos en un consenso que surgió de la reciente Conferencia Económica Africana en Sal, Cabo Verde.
La financiación para el desarrollo en África requiere de una arquitectura que va más allá de lo convencional
África necesitará USD 425 mil millones adicionales en financiamiento externo desde ahora hasta el 2025 para recuperarse por completo de la pandemia. Es desalentador, pero no imposible. Es equivalente a la cantidad que los países africanos pierden por los flujos financieros ilícitos durante un período de cinco años. La gobernanza económica y la creatividad también se pueden aplicar, por ejemplo, reorientando las inversiones de los fondos de pensiones, fondos soberanos e instituciones similares.
Es indispensable aprovechar los recursos naturales del continente
La presencia financiera de África en el sistema internacional no refleja su riqueza real. Es fundamental mejorar la gestión y el uso de las industrias extractivas. Los recursos como la energía, el petróleo, el gas natural, el carbón y el uranio tienen un valor de entre USD 13 y 14,5 billones de riqueza potencial. También se pueden aprovechar más recursos de la producción en seis sectores clave: agricultura, agua, pesca, silvicultura, turismo y capital humano. La movilización de estos recursos requiere que los gobiernos aborden seriamente las debilidades en los sistemas bancarios y de gobernanza para detener los flujos financieros ilícitos fuera de África. Los bancos centrales tienen un papel clave para desbloquear los recursos inactivos y canalizarlos hacia inversiones productivas. Se podrían utilizar más de USD 1 billón de reservas excedentes para financiar el desarrollo de África.
Los sistemas financieros internacionales podrían revisarse para hacerlos más equitativos
El financiamiento de concesiones debe considerar las vulnerabilidades multidimensionales de los países más allá de lo que se refleja en sus niveles de ingreso. La asignación de un récord de USD 650 mil millones en derechos especiales de giro (DEG) emitidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) a sus países miembros en agosto de 2021 es un paso en la dirección correcta. Pero se puede hacer más para apoyar mejor a los países que más necesitan financiación. África solo recibió USD 21 mil millones DEG del paquete total. Estos mecanismos internacionales podrían ser revisados para corregir las desigualdades actuales.
La reforma del sistema financiero en África
La COVID-19 ha puesto de relieve el papel fundamental que deben desempeñar los sistemas financieros para apoyar el desarrollo de África. Las mejoras en la calidad, cantidad y eficiencia de los sistemas financieros son cruciales para el desarrollo sostenible del continente. Los sistemas financieros más efectivos pueden promover la movilización de recursos y una mejor asignación de ahorros a inversiones productivas cambiando los incentivos del sistema bancario hacia funciones centrales y promoviendo la inclusión financiera para individuos y microempresas.
Las innovaciones digitales son un punto de inflexión para la financiación del desarrollo de África
Los sistemas financieros que aprovechan las tecnologías digitales y la competencia libre y justa serán fundamentales para revitalizar las economías africanas. La pandemia ha demostrado que las tecnologías digitales presentan enormes oportunidades para África. Estimulan la innovación, el crecimiento económico y la creación de empleo en sectores económicos críticos al permitir una mejor interconexión de los mercados africanos con el resto del mundo. También pueden aumentar el acceso al mercado y la financiación de las poblaciones marginadas, a menudo excluidas de los sistemas financieros formales. En este contexto, la digitalización también tiene el potencial de exacerbar las desigualdades y debemos asegurarnos de que los medios sean lo suficientemente inclusivos para que nadie se quede atrás.
La financiación sostenible será clave
Las instituciones financieras africanas juegan un papel crucial para permitir que África transforme sus activos de recursos naturales, aprovechando los mercados de carbono azul y los mecanismos de financiación verde. La inversión sensible al riesgo climático, la reducción de riesgos, la financiación de impacto, los proyectos ambientalmente sostenibles y la inversión en energía sostenible se encuentran entre los temas clave para el desarrollo financiero sostenible. Por lo tanto, el sector financiero puede contribuir reorientando las inversiones hacia tecnologías y negocios más sostenibles, así como fomentando economías circulares, bajas en carbono y resilientes al clima.
Impulsar el comercio intraafricano es una puerta de entrada a la recuperación
El poder transformador del Área de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA) debe aprovecharse para atender las necesidades de 1.300 millones de personas. Si se implementa de manera efectiva, el AfCFTA acelerará el camino del continente hacia la transformación económica estructural a través de la industrialización basada en bienes y servicios de valor agregado. Invertir en reformas de facilitación del comercio y usar las regulaciones como estímulo traerá dividendos aún mayores, ahorrando dinero a los gobiernos en eficiencias y poniendo miles de millones directamente en manos de mujeres y empresas dirigidas por jóvenes que comercian en el mundo dentro del continente.
El 2022 debe ser el año en el que la acción global colectiva priorice la equidad del acceso a las vacunas y garantice una oportunidad para todas las personas. Ómicron nos ha recordado que no hay otra manera de reconstruir mejor.
Este artículo fue originalmente publicado en inglés en Inter Press Service.