La pandemia de COVID-19 ha acelerado una transformación digital basada en datos a nivel mundial. Más personas realizan actividades laborales, de ocio y aprendizaje en línea. Pasar más tiempo en línea significa que aumentan las oportunidades de conectarse virtualmente, pero también plantea desafíos nuevos y particulares.
Las tecnologías digitales constituyen un poderoso motor para la igualdad de género, ya que ofrecen a las mujeres y a las niñas acceso a nueva información, oportunidades y recursos. A pesar de ello, la brecha digital de género persiste, en parte debido a las normas sociales y de género y a los arraigados estereotipos de género. Esto significa que muchas mujeres, especialmente las de los países en desarrollo, se enfrentan a continuas dificultades para acceder y utilizar las tecnologías digitales. El ritmo de aprendizaje de las niñas y las jóvenes, por ejemplo, sigue siendo inferior al de los niños y los hombres. Además, en todo el mundo, las mujeres solo representan el 29 % (en inglés) de la fuerza laboral relacionada con las STEM (acrónimo de los términos en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics; ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), y tienen menos probabilidades que los hombres de acceder a una educación en ciencia y tecnología.
Aún cuando tienen acceso a internet, las mujeres y las niñas a menudo se enfrentan a la violencia y el acoso en línea en la forma de mensajes explícitos o pornográficos, y ciberacoso. En la Unión Europea, 1 de cada 10 mujeres ha sufrido algún tipo de ciberacoso desde los 15 años. En Pakistán, se calcula que el 40 % de las mujeres (en inglés) han sufrido diversas formas de acoso en Internet. La pandemia ha empeorado la situación. En nueve países de Oriente Medio y el Norte de África, una encuesta (en inglés) de ONU Mujeres reveló que el acoso en línea fue el tipo de violencia contra las mujeres más denunciado durante la COVID-19.
El acoso en línea también puede tener consecuencias fuera de la red. En América Latina, por ejemplo, la posibilidad de sufrir acoso e invasión de la privacidad se ha citado como una de las principales barreras para el acceso de las mujeres a los servicios digitales, especialmente en Guatemala y México. La presión puede tener efectos devastadores en la salud mental de las mujeres, ya que la violencia en línea está vinculada a la depresión e incluso a las autolesiones.
Necesitamos que Internet sea un sitio seguro, asequible e inclusivo, que no incentive los estereotipos perjudiciales de género ni silencie las voces de las mujeres, ni ponga en peligro su seguridad y sus derechos. Asimismo, necesitamos herramientas digitales para fomentar la participación y el liderazgo de las mujeres en el espacio digital. No basta con que las mujeres y las niñas tengan acceso a la tecnología y a las habilidades digitales, sino que deben convertirse en agentes activas del cambio para crear un futuro digital más seguro y equitativo para todas las personas.
Esta responsabilidad recae en todos nosotros: los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado, incluidas las empresas tecnológicas y las fuerzas del orden. Sin una gobernanza basada en los derechos ni un sistema de contención ético, corremos el riesgo de seguir dejando atrás a las mujeres y las niñas en la transformación digital que se está produciendo actualmente.
No se está haciendo lo suficiente para contrarrestar la ciberviolencia y diseñar activamente espacios virtuales seguros. Un pequeño número de países ha promulgado leyes (en inglés) contra la violencia de género en la red, pero con el rápido avance de la tecnología, muchos países se están rezagando. Se necesitan normas y leyes más estrictas, así como invertir en agentes de la ley y la justicia especializados en abordar la violencia en línea con un enfoque de derechos humanos y de género. También debemos seguir trabajando juntos para hacer frente a las normas y estereotipos sociales discriminatorios y perjudiciales. Las empresas tecnológicas deben comprometerse aún más a abordar la violencia de género y a mantener sus plataformas seguras para todas las personas. El año pasado, Facebook, Google, Twitter y TikTok dieron un paso en la dirección correcta, prometiendo corregir las deficiencias persistentes (en inglés) en cómo se aborda la violencia de género en Internet, especialmente a través de sistemas mejorados y más fiables para alertar sobre ello.
En el PNUD, trabajamos con socios en todo el mundo para contrarrestar esta pandemia en la sombra: la violencia contra las mujeres, incluida la violencia en línea. El PNUD apoya a casi 100 países para poner fin a la violencia de género, lo cual incluye la Iniciativa Spotlight. Con la nueva Estrategia Digital del PNUD, también estamos reafirmando nuestro compromiso de impulsar enfoques inclusivos y sensibles al género para incrementar la igualdad de género y resolver los problemas persistentes y emergentes que afectan a las mujeres en Internet, incluida la seguridad y la brecha digital de género. Como parte de nuestros esfuerzos, el género se integrará en el trabajo digital del PNUD. Así, la transformación digital también será una de las partes centrales de la próxima Estrategia de Igualdad de Género del PNUD, que se pondrá en marcha este verano.
Esta nueva estrategia se basa en el trabajo actual del PNUD para garantizar que nuestras iniciativas de transformación digital incluyan la perspectiva de género, abarcando el desarrollo de herramientas adaptadas al ámbito local para ayudar a las mujeres a reconocer, denunciar y recuperarse del abuso en línea. En Kirguistán, el PNUD ayudó a desarrollar Mildet, un chatbot que permite a las mujeres identificar señales de abuso psicológico y financiero en línea. En Kosovo, con el apoyo de Noruega, el PNUD lanzó una campaña llamada «¡Cuidado en Internet!», que reúne a profesionales de la ciberseguridad, miembros de la sociedad civil y la ciudadanía a quienes preocupa la seguridad en la red. Para motivar a los gobiernos a hacer frente a la pandemia desde una perspectiva de género, el PNUD y ONU Mujeres desarrollaron el Rastreador Global de Respuestas de Género a la COVID-19, que monitorea las respuestas globales en materia de políticas ante la pandemia.
Al tiempo que se cumple el segundo aniversario de la COVID-19, es crucial que nos aseguremos de que las tecnologías digitales se utilicen para acelerar el avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la igualdad de género, y no para hacernos retroceder. Debemos trabajar en colaboración para combatir la ciberviolencia y desarrollar herramientas digitales para prevenir y responder a la violencia de género. Debemos eliminar la brecha digital de género que está frenando a las mujeres y a las niñas. No hay tiempo que perder.