Solo transformando nuestras sociedades podremos hacer la transición hacia un futuro del desarrollo con cero emisiones de carbono y con un clima resiliente. Una de las áreas en las que más se necesita esta transformación es en el terreno de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. Puede sorprendernos, pero sin las mujeres en el centro de la acción climática, el mundo no puede alcanzar sus objetivos de mitigación y resiliencia.
Las mujeres desempeñan un papel importante en sectores climáticos clave como la agricultura, la energía y los bosques. Casi un tercio del empleo de las mujeres en todo el mundo se encuentra en la agricultura, la silvicultura y la pesca. También existen grandes evidencias de la relación fructífera entre la participación de las mujeres en las decisiones de manejo forestal y los resultados positivos de la gestión de los bosques. Asimismo, cuando las mujeres tienen derechos de propiedad y acceso seguro a la tierra, se mejora la productividad, aumenta la seguridad alimentaria y se reduce la degradación de la tierra.
Sin embargo, las desigualdades estructurales existentes en todo el mundo niegan a las mujeres mejores ingresos, derechos legales, acceso a los recursos, roles en la toma de decisiones y participación política, al tiempo que les asignan la función principal no remunerada de los cuidados de sus familias.
Desde la iniciativa Climate Promise del PNUD creemos que la acción climática brinda una oportunidad sin precedentes para desbloquear beneficios económicos y sociales masivos que pueden ayudarnos a lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). También creemos que el proceso de las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés) ofrece una oportunidad única para integrar medidas con perspectiva de género a escala. Es por eso que hemos desarrollado un enfoque en tres áreas, las cuales se complementan mutuamente: gobernanza eficaz, planificación inclusiva y marcos de políticas integrados. Trabajar con esta estructura nos permite garantizar que la perspectiva de género esté en el centro de los planes climáticos nacionales, tanto en el diseño como en la implementación de las NDC en todo el mundo.
Un informe reciente del PNUD, titulado Advancing Gender Equality in National Climate Plans: Progress and Higher Ambitions (Avanzar la igualdad de género en los planes climáticos nacionales: progreso y mayores ambiciones; disponible en inglés), revela resultados prometedores: desde marzo de 2022, 90 de los 94 países de la iniciativa Climate Promise (96 %) que presentaron sus NDC en los últimos dos años habían integrado consideraciones de igualdad de género, casi duplicando el número de países que lo hicieron en 2015. Esto demuestra mayor visibilidad e integración sobre temas de género en la segunda generación de NDC como un medio para aumentar la ambición y la eficacia de la acción climática.
Al observar la gobernanza efectiva para la integración de la perspectiva de género, podemos ver una tendencia positiva similar. El 24 % de las NDC mencionan las instituciones nacionales de género (un mecanismo para el avance de las mujeres) como parte de las estructuras de gobernanza del cambio climático, mientras que el 27 % de los países reconocen la participación plena, genuina e igualitaria de las mujeres en la toma de decisiones sobre la acción climática en sus NDC. Esto se compara con solo el 2 % de los países en 2015 en ambos casos.
Además, el 22 % mencionó el rol clave que juegan los grupos de mujeres o de las organizaciones de la sociedad civil en sus NDC. Esto se compara con solo el 1 % en 2015.
Al preparar los planes de acción climática a nivel nacional, es importante que las consultas incluyan tantas partes de la sociedad como sea posible. El PNUD apoya a los gobiernos para garantizar que estos procesos sean inclusivos. Solo en los últimos dos años, 37 países que cuentan con la ayuda del PNUD se involucraron en un enfoque consultivo o inclusivo de múltiples partes interesadas que incluyó consideraciones de género durante su proceso de revisión de NDC. Esto se compara con solo 2 países que se sometieron a este proceso en 2015.
El nuevo informe también muestra que 53 países han incluido acciones para promover el empoderamiento de las mujeres en sus NDC revisadas. Esto representa un aumento considerable si comparamos con los 7 países de 2015. Por otra parte, 42 países se comprometieron a aumentar el acceso de las mujeres a recursos, capacitación y habilidades en sus NDC revisadas, en comparación con solo un país en 2015.
Esta no es solo una historia de números en aumento; los números son un signo de progreso real. La participación significativa de las mujeres en futuros ciclos de revisión e implementación de NDC requiere eliminar barreras y poner en marcha procesos de desarrollo de capacidades porque sabemos que en los países donde las mujeres están empoderadas para ingresar a estos espacios, tendremos planes más sólidos con perspectivas reales de género.
Aun así, existen inconvenientes y hay espacio para un gran crecimiento. La experiencia en muchos países es que, incluso contando con capacidades, aun cuando se han recopilado y analizado los datos, y cuando se han realizado análisis sectoriales sensibles al género, una de las principales trabas es garantizar que las acciones de género planificadas se presupuesten y sean implementadas en la práctica. A pesar de que se ha dado una mejora significativa en la segunda generación de NDC con respecto a la financiación climática, la financiación de iniciativas climáticas relacionadas con el género sigue siendo un área importante para crecer en las NDC revisadas. Los nuevos datos demuestran que solo 21 países mencionaron la temática de género en relación con las estrategias de financiamiento climático, 20 países destacaron la importancia del acceso de las mujeres a la financiación para la acción climática y solo 15 países mencionaron presupuestos relacionados al género como parte de la acción por el clima y el género.
A medida que avanzamos hacia la implementación de las NDC y finaliza el 66° período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW66), debemos trabajar hacia compromisos y apoyos continuos para lograr soluciones climáticas sensibles al género que aborden las desigualdades estructurales, pongan el liderazgo y la acción de las mujeres y las niñas al frente y al centro, y promuevan la igualdad de derechos, el acceso a la tecnología, las finanzas y los mercados en la construcción de resiliencia y la búsqueda de una transición justa hacia una economía verde.
Este es nuestro momento de hacer las cosas de manera diferente para garantizar un cambio de rumbo de la acción climática: debemos pasar de las promesas a las acciones.