Empatizando con las hierbateras de la Plataforma Primero de Mayo: Primer momento de la Minga de Innovación
23 de Junio de 2022
La Señora Ester Caiza se dispone a ir a su trabajo a las 12 de la noche, la Plataforma Primero de Mayo, ubicada junto al mercado de San Roque en Quito. Tiene listos los sacos de hierbas que han sido recolectados por ella, de madrugada, en Nono, en el Noroccidente de Quito. En la Plataforma, se dedica a la clasificación de plantas dulces y amargas, que tan pronto como las 2 de la mañana empiezan a ser demandados por clientes -intermediarios- de la ciudad. A las 8 de la mañana, apenas quedan unos pocos racimos.
La Plataforma Primero de Mayo tiene una historia de más de 40 años de perseverancia por mantener medios de vida que aportan a la conservación del medio ambiente, de la cultura y la salud de la ciudad. Sus fundadoras nos cuentan de cómo, cuando aún no construían la plataforma, era un espacio empinado de tierra y durante las lluvias, un lodazal. “Nos resbalábamos, con caíamos cargando los bultos, todito esto era lodo. Luego nos organizamos, cada una trajo dos quintales de cemento y nosotros, en minga, hicimos la plataforma.”
De acuerdo a su administrador Fabián Candola asociación está conformada por 175 comerciantes, la mayoría de ellas, mujeres dedicadas a la venta de plantas medicinales, traídas principalmente de los cerros y quebradas de la Sierra, de algunos huertos y en algunos casos, desde otras provincias del país. Con esta comunidad de mujeres, nos hemos dispuesto a realizar una “Minga de Innovación”, adaptando la metodología de pensamiento de diseño a contextos populares. Como todo espacio colaborativo, esta iniciativa también busca enriquecerse se la diversidad de ideas y aportes de sus participantes, por ello se han sumado 27 estudiantes de la Escuela Politécnica Nacional del Ecuador de diversas carreras. La Minga, nace al ser parte del Proyecto Territorios que Sanan, un esfuerzo conjunto del Museo de la Ciudad, el Municipio de Quito y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que busca revalorizar el trabajo de las hierbateras y comerciantes de los mercados populares de Quito.
Entender los problemas con las concernidas
La primera etapa de este proceso consiste en empatizar, es decir, no solo identificar los problemas desde un análisis alejado, sino, tejer un diálogo estrecho, cercano con las comerciantes de la plataforma. Para ello, hemos provocado varios momentos de encuentro e intercambio. Primero, un taller de arranque en el que se encontraron estudiantes y hierbateras para tener una primera aproximación de sus problemáticas.
Las integrantes de la Plataforma Primero de Mayo y su administrador,compartieron la historia de la organización. Mantienen la memoria viva, pues este espacio de comercialización es fruto de una larga lucha frente a desplazamientos hasta alcanzar la conquista de un espacio físico como parte del derecho a la ciudad, el cual está en permanente tensión. Este diálogo no dejó indiferente a ninguno. Los estudiantes pudieron conectar con una parte de su identidad, algunos comentaron que sus padres o abuelos venían del campo y reconocían en los relatos, el esfuerzo del trabajo con la tierra.
Como segundo paso creamos una bitácora colectiva, donde las reflexiones, hallazgos y anotaciones son compartidas. Antony Sánchez, nos comenta, “Las vendedoras obtienen el producto mediante la recolección de plantas silvestres. La problemática está en que se ubican ya sea en zonas protegidas o terrenos privados. En algunos terrenos privados no se les dejan pasar debido a la delincuencia y en las zonas protegidas no se permite la recolección. Lo que provoca que algunas plantas se pierdan por la competencia con la mala hierba, que era controlada por ellas, mediante la poda. Como solución les comentamos que podrían cultivar esas plantas, pero esta solución fue negada por que no pueden reproducir su hábitat”. Las plantas medicinales, en su mayoría, vienen de cerros y quebradas y las que se dan en el páramo, no crecen en huertos.
Para profundizar en las interacciones, los estudiantes recibieron un taller introductorio a herramientas etnográficas para realizar una visita nocturna de 1 de la mañana a 5 de la mañana, horas álgidas de comercialización. Observar con el cuerpo, nos permite empatizar.
En esta visita pudimos dimensionar un poco el trabajo involucrado detrás de la venta de las plantas medicinales. Podemos decir que la comercialización de este recurso, es apenas la punta visible de un iceberg de trabajo gratuito, larguísimo y demandante. La recolección involucra largas caminatas de madrugada en cerros y montañas, muchas veces sin contar con transporte propio. La recolección, los conocimientos ancestrales sobre propiedades, usos y curaciones, la clasificación, el transporte, el cuidado del huerto, las pérdidas a causa de cambio climático son elementos que no son reconocidos ni en el pago ni en la valorización de este precioso oficio. Aquí ilustramos un ejemplo del circuito de distribución, muchas veces invisible para la ciudad.
En esta etapa del pensamiento de diseño, hemos identificado los principales retos entorno a tres temáticas que orientarán nuestras preguntas de aprendizaje: ¿Cómo se puede aprovechar el recurso orgánico para evitar pérdidas? ¿Qué elementos de cambio pueden mejorar las condiciones de trabajo? ¿Qué prácticas pueden mitigar las amenazas a nuestros cultivos o ecosistemas por cambio climático? Próximamente empezaremos a idear y prototipar soluciones de forma colaborativa, si deseas sumarte a esta minga de innovación, puedes ponerte en contacto con: paulina.jimenez@undp.org