Pobreza y desigualdad en la región Caribe ¿Cómo recuperar la senda del desarrollo sostenible?

22 de Abril de 2021

 

La segunda publicación de la serie de “Documentos de Desarrollo PNUD Colombia” fue un trabajo colaborativo con el Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales (Cesore), el cual se centró en analizar la dinámica de la pobreza y desigualdad en los últimos años en los departamentos de la región Caribe y los posibles impactos que se darán en el año 2020 ante la crisis por la gestión de la Covid-19.

En esta entrada de ¿Sabías qué?, resumimos los principales resultados de esta publicación y extendemos la invitación para que puedan leer el documento completo y conocer más detalles de este importante análisis, siguiendo este enlace.

Mediante una metodología de microsimulaciones y el uso de los datos de la GEIH[1], se estima que la incidencia de la pobreza en la región Caribe pase de ser del 46,2 % en el 2019 al 52,2 % en el 2020, es decir, más de la mitad de los caribeños estarían en condición de pobreza. En estas circunstancias, se espera que haya 826.928 nuevos pobres como resultado de la crisis. De ellos, 244.946 serían pobres extremos y la incidencia de la pobreza extrema pasaría de ser del 13,5 % al 15,35 % en la región mencionada.

De manera diferencial, La Guajira seguiría siendo el departamento con mayor incidencia de pobreza y pobreza extrema, mientras que el Atlántico sería el que más se vería afectado por el choque de la crisis en esta región del país. Se espera también una leve disminución de la desigualdad medida por el coeficiente de Gini (pasaría de ser de 0,565 a 0,550) debido al choque generalizado de la crisis.

 

La tendencia antes de la pandemia

El documento analiza la evolución de la pobreza de los diferentes departamentos entre 2012 y 2019, antes de adentrarse en el análisis de lo sucedido durante el año de la pandemia, 2020.  

Lo primero para señalar es que el Atlántico tiene unos resultados y un comportamiento diferente al de los demás departamentos. Los niveles de pobreza allí son bastante menores al promedio nacional, no solo en términos absolutos sino en lo relativo a la tasa de reducción de la pobreza a través de los años. También resalta el avance en la lucha contra la pobreza que ha tenido Córdoba desde el 2012. En este sentido, mientras departamentos como La Guajira y Cesar siguen en 2019 con niveles de pobreza similares a los que tenían en 2012, Córdoba ha logrado una reducción de más de 12 p. p. y ha alcanzado un nivel de 54,2 %.

En el análisis de la pobreza extrema, en el 2019 Atlántico presentó los menores niveles de pobreza extrema con 3,5 %, lo que lo convierte en el departamento con la menor incidencia de este tipo de pobreza en el país en tiempos de pre-pandemia. Bolívar, Sucre y Magdalena revelan avances, pero poco significativos para los ocho años calculados.

 

La crisis del 2020

En 2020 los resultados estimados en materia de pobreza monetaria y pobreza monetaria extrema sugieren que todos los departamentos del Caribe hubieran tenido crecimientos importantes en estos indicadores como resultado de la contracción en el empleo y los ingresos.

Sin considerar las ayudas del Gobierno, la crisis llevaría a que departamentos como La Guajira pasaran a tener una incidencia de la pobreza monetaria cercana al 70%, y otros como Cesar, Córdoba, Magdalena y Sucre, por encima del 60%. Asimismo, en términos de pobreza monetaria extrema, en ausencia de apoyo gubernamental, generaría una tasa del 46,3% en La Guajira y de cerca del 29% en Cesar y Magdalena.

 

 

El papel del Gobierno: disminución de la incidencia de pobreza y pobreza extrema

El documento analiza cómo los programas del Gobierno pudieron funcionar como un amortiguador en medio de la crisis. En este orden de ideas, se encuentra que las transferencias que se hicieron aprovechando los canales existentes de Familias en Acción, Jóvenes en Acción y Adulto Mayor (Giros Extraordinarios) serían las que han tenido mayor efecto en paliar los efectos de la crisis en los departamentos de la región Caribe. De igual forma, el programa Ingreso Solidario tendría un papel importante pero menos representativo que los Giros Extraordinarios. Por último, el programa de Devolución del IVA habría tenido muy poca posibilidad de contribuir a disminuir la pobreza de los hogares atendidos, pues los montos per cápita son muy bajos para contrarrestar la crisis.

Los siguientes gráficos de barras ilustran en qué magnitud cada uno de los programas de transferencias del gobierno amortiguaron los efectos de la pandemia en el incremento de la incidencia tanto de la pobreza como de la pobreza extrema en cada uno de los departamentos de la región Caribe.

 

Amortiguación en pobreza monetaria por distintos programas del Gobierno.

 

 

Como muestra la gráfica anterior, La Guajira, Córdoba y Sucre presentarían los mejores resultados de los Giros Extraordinarios del Gobierno con una amortiguación en la incidencia de pobreza de 4.3, 4.6 y 4.3 p.p respectivamente. Así mismo, Córdoba sería el departamento en el que Ingreso Solidario habría tenido mayor influencia en disminuir el número de personas por debajo de la línea de pobreza, amortiguando el efecto en 7 p.p.

En cuanto a la pobreza extrema, la tendencia es similar. Como lo muestra el siguiente gráfico, las ayudas del Gobierno, en general, habrían funcionado bien para contrarrestar la pobreza extrema, pues el aumento puro sería mucho menor que en la pobreza total. La Guajira, Sucre y Córdoba vuelven a ser los departamentos en los que mayor influencia habría tanto de los Giros Extraordinarios como de Ingreso Solidario en reducir el impacto de la pandemia en la pobreza extrema. De hecho, estos departamentos presentarían caídas en la pobreza extrema que se explican en gran parte como consecuencia de la implementación de ayudas del Gobierno para enfrentar la crisis.

 

Amortiguación en pobreza monetaria extrema por distintos programas del Gobierno

 

 

Una forma más clara de ver el papel de las ayudas del Gobierno en medio de la crisis es analizar el porcentaje del aumento de la pobreza que se habría evitado precisamente por las transferencias. La Guajira fue el departamento en el que las ayudas del Gobierno habrían evitado el porcentaje más alto del aumento de la pobreza: la crisis habría producido un incremento de la incidencia de 7,7 p. p., pero los programas estatales lograrían amortiguar 6,6 p. p. del cambio. Es decir, aproximadamente el 85 % del efecto de la pandemia en la pobreza se pudo haber evitado mediante transferencias a los hogares en medio del confinamiento y durante la recuperación económica del segundo semestre del 2020.

En lo referente a la pobreza extrema, en los departamentos de Córdoba, Sucre y La Guajira, los programas gubernamentales han podido compensar completamente el aumento de la pobreza extrema debido a la crisis. Esto es el producto de una focalización detallada y eficiente que hizo el Departamento Nacional de Planeación (DNP) para llegar a quienes más lo necesitaban, en las zonas más afectadas.

 

 

 

 

 

 

 

 

Con relación a la desigualdad, debido a la contracción de salarios e ingresos es posible estimar que la situación de desigualdad en la región Caribe, medida por el Gini, llegaría hasta 0,592 (una cifra sin precedentes). Sin embargo, cuando se contabilizan todas las transferencias que activó el Gobierno nacional, el coeficiente de Gini queda por debajo de la situación inicial precrisis (0,55).

Ante el escenario expuesto, se concluye que es fundamental atender a los nuevos pobres y a las poblaciones más vulnerables. Por lo tanto, los planes, las políticas y los proyectos enfocados en la recuperación económica de la pandemia deberán estar centrados en dirigir recursos a las poblaciones que han sido más afectadas por la crisis ocasionada por el COVID-19. Se requieren políticas con perspectiva territorial que comprendan las diversidades específicas de los departamentos, con el fin de atender la complejidad de la región Caribe.

Para cumplir con la Agenda 2030, se necesitará que cerca de 12 millones de personas salgan de la pobreza. La Década de la Acción y la recuperación económica después de la pandemia deberán priorizar los esfuerzos para atacar el flagelo de pobreza y desigualdad producto de la crisis. En la región y en el país se retrocedió una década; solo a través de políticas de empleo y políticas sociales focalizadas, la recuperación puede tardar menos de ese tiempo, y de este modo recuperar la senda del desarrollo humano sostenible e inclusivo en la región Caribe.

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[1] Estos modelos parten de una línea de base para hacer proyecciones a partir de la información disponible en encuestas de hogares como la GEIH (Gran Encuesta Integrada de Hogares) y la ENPH (Encuesta Nacional del Presupuesto de los Hogares). Con esta metodología primero se estima el comportamiento del empleo y los salarios para luego proyectar la pobreza como resultado de ambas variaciones.