De la conquista de la energía al mapeo de soluciones: cuando el enfoque nos hace humanos

5 de Octubre de 2022

eNGLISH

 

Los seres humanos venimos tratando de conquistar la energía desde tiempos inmemoriales. Tomemos el ejemplo del fuego. Su manejo supuso un hito fundamental en la historia de la humanidad. Además de dar luz y calor para resguardarnos del frío, el fuego posibilitó la cocción de alimentos; favoreciendo un salto significativo en nuestra evolución como especie[1]. Cocinar también forma parte de nuestras culturas al pautar hábitos, trasmitir aprendizajes y generar recuerdos significativos. Pongamos otro ejemplo épico: la luz. Basta pensar que la humanidad vivió la mayor parte del tiempo de noche a oscuras, con la incomodidad y los riesgos que eso supone[2].  El dominio de ambos reflejan que la energía constituye un factor central en nuestra calidad de vida; moldeando nuestra cotidianidad. Sin embargo, los problemas de acceso/ distribución de energía no están completamente resueltos. Muchas personas han quedado atrás.

La tarea de mapear soluciones territoriales de energía implica cambiar el foco y, en lugar de centrarnos en los grandes y tradicionales proyectos de infraestructura, prestar atención a cómo se despliegan las iniciativas centradas en las personas. Al reconocerlas, evidenciamos la potencialidad de favorecer el crecimiento de múltiples intervenciones de menor escala en comunidades en situación de vulnerabilidad para distribuir soluciones que les permitan acciones tan básicas como: bañarse o lavar la ropa a una temperatura agradable, iluminar o calefaccionar su hogar, o bien, cocinar sin generar humo en su interior, etc. En particular, este mapeo se centra en las renovables y responde así a uno de los grandes desafíos de la crisis climática.

Las soluciones mapeadas procuran principalmente proporcionar calor e iluminación y facilitar la cocción y funcionan como sistemas. De ellas aprendimos:

  • No hay una única tecnología para todas las circunstancias. Las tecnologías son adecuadas (o no) según el contexto donde se los va a usar. En ciertos lugares con radiación solar elevada, las soluciones a base de energía solar pueden ser la opción natural frente a las que recurren a otras fuentes. De ahí que es comprensible que la Fundación Ecoandina desarrolla iniciativas en la Puna basadas en la energía solar. La singularidad representa un elemento tan fundamental que un artefacto construido para ser utilizado en un lugar con un determinado nivel de radiación puede volverse obsoleto de manera rápida en otro. Otros aprovechan la energía del viento para convertirla en eléctrica. Por ejemplo, 500RPM se destaca por difundir un aerogenerador de energía eólica de patente abierta que puede ser autoconstruido
  • Adaptarse o no adaptarse: tener una tecnología disponible no equivale a contar con una solución. Los hábitos son igualmente importantes. A modo de ilustración y desde un punto de vista económico, uno podría argumentar que las cocinas solares ahorran los altos costos del gas para muchas familias en situación de vulnerabilidad. También podría pensarse que tener una cocina solar representa una gran ventaja para ciertas comunidades porque les ahorraría el tiempo de traslado dedicado a conseguir la leña, los problemas asociados con su acarreo y las consecuencias negativas para la salud derivadas de respirar humo al interior de los hogares. No obstante, su adopción supone diferentes adaptaciones que no pueden darse por sentadas (tiempos de cocción que pueden depender de las condiciones meteorológicas, cocina fuera de la casa, etc.).  
  • Los procesos y modelos de organización importan. Las tecnologías e insumos se repiten, pero las formas en la que funcionan las soluciones varían. Resulta interesante ver cómo las comunidades van apropiándoselas. Eso hace que una misma tecnología sea distinta de acuerdo con el involucramiento y la organización local desplegada; por ejemplo, en la definición de qué se necesita.  En el siguiente punto las mujeres dan una lección en ese sentido.
  • Género y energía: el protagonismo de las mujeres. Sobre ellas recae la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidado; en otras palabras, muchas acciones que demandan soluciones de energía están bajo su responsabilidad: la cocción de los alimentos y su conservación, el lavado de la ropa o el aseo de niños, etc. De ahí que escucharlas es fundamental. Unos investigadores lo hicieron en un pequeño pueblo de Salta donde casi todos los hombres trabajan en puestos de altura para subsistir y solo quedan en el lugar las mujeres y los niños. Ellas valoraron el momento cuando se juntan a lavar la ropa usando unos fuentones de agua expuestos al sol (que se calientan en un par de horas) durante el verano y lamentaban hacerlo con agua helada el resto del año. Así, nació un lavadero comunitario[3] de energía solar dentro del pueblo de acuerdo con lo que ellas veían como problemático.
  • Prototipos: del descarte al insumo. Muchas tecnologías fueron diseñadas con la lógica de prototipos y algunas de ellas fabricadas con elementos de descarte, residuos o muy simples.  La utilización de este tipo de materiales supone la posibilidad de escalarlas a otra velocidad y de poder involucrar a las comunidades en su construcción. Mientras que Litro de luz interviene botellas de plástico para proveer artefactos de iluminación; Ducha de sol las utiliza para instalar sistemas que almacenan agua caliente en los techos de las viviendas para que sus habitantes puedan bañarse con agua caliente.

Al sistematizar lo mapeado, observamos que las personas afectadas por la escasez de energía suelen participar de los procesos de diseño de diversas maneras, ya sea porque interactúan con miembros del ecosistema de ciencia, tecnología e innovación (investigadores, docentes, estudiantes, emprendedores, etc.) o con organizaciones de la sociedad civil con presencia territorial. Las formas de articulación varían e incluyen desde la iteración en el diseño de prototipos de hardware abierto, la participación en el desarrollo de proyectos de investigación-acción participativa, la gestión participativa, entre otras. Esta interacción supone un intercambio de saberes donde se encuentran personas que conocen muy bien sus problemas y otras que tienen conocimientos técnicos que ponen al servicio del desarrollo de soluciones centradas en los usuarios.

En definitiva, hay muchísimo para seguir aprendiendo de estas soluciones. Por ello, en el Co_Lab decidimos comenzar un nuevo ciclo para profundizar este mapeo, experimentar a fin de ganar evidencia empírica sobre lo que funciona y explorar las oportunidades y tendencias emergentes vinculadas a las energías renovables. Nos sobra energía para avanzar.  

 

[1]  Micheal Pollan en su libro viene sosteniendo que la cocción favoreció la digestión e impactó en el crecimiento de nuestros cerebros en comparación con los de otros animales. Ver: Pollan M (2013) Cooked. A Natural History of Transformation. New York: The Penguin Press. Disponible en: https://www.amazon.co.uk/Cooked-Natural-TransformationMichael-Pollan/dp/0141975628

[2] Bryson, B (2010). En casa. Una breve historia de la vida privada. Barcelona: RBA Libros.

[3] Placco C., Sánchez B., Figueroa O., Saravia A., Gil M., Suligoy H. y Gea M. (2007) Lavadero comunitario con agua caliente a partir de energía solar para la comunidad de Las Capillas. Avances en Energías Renovables y Medio Ambiente Vol 11, pp. 1241-1246. Disponible en: http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/93518