Una conversación con el Representante Residente del PNUD, Nicholas Booth, sobre las complejas repercusiones de esta crisis en la provincia de Enga y lo que eso nos dice sobre cómo fomentar la armonía y enfrentar la emergencia climática
La respuesta a los deslizamientos de tierra debería allanar el camino hacia la recuperación, la resiliencia y la paz en Papua Nueva Guinea
31 de Mayo de 2024
Una devastadora sucesión de deslizamientos de tierra en la provincia de Enga, en Papua Nueva Guinea, golpeó a comunidades que ya vivían en una situación de profunda pobreza, desplazamiento y conflicto. Se calcula que cientos de personas quedaron sepultadas bajo los escombros y los desechos. Hablamos con el Representante Residente del PNUD, Nicholas Booth, acerca de la situación sobre el terreno y lo que la organización está haciendo para brindar ayuda.
¿Podría comenzar contándonos lo que sucedió y cuáles son las repercusiones actuales de esta catástrofe?
Los deslizamientos de tierra se produjeron alrededor de las 3:00 de la mañana del viernes 24 de mayo en la región de las Tierras Altas, cuando lamentablemente los residentes dormían. La escala de la catástrofe, que ha sepultado a comunidades enteras debajo de enormes rocas y barro, es inmensa. En este momento, las operaciones de rescate continúan con cada vez menos esperanzas de encontrar sobrevivientes. Las cifras siguen siendo inciertas debido a los constantes movimientos del suelo y a la imposibilidad de acceder al terreno, pero las estimaciones iniciales sugieren que el saldo de víctimas ha sido de cientos. Sin embargo, es difícil establecer con precisión los datos, lo que dificulta más nuestros esfuerzos.
¿Podría hablar sobre el progreso de las operaciones de rescate y los principales desafíos planteados?
La operación de rescate es una tarea compleja y peligrosa. El continuo movimiento del suelo dificulta muchísimo la situación. Los lugareños y las fuerzas de defensa están trabajando en condiciones riesgosas, y a menudo deben usar herramientas rudimentarias. La maquinaria pesada es crucial, pero utilizarla con seguridad en un terreno tan inestable plantea un desafío. Pese a estos obstáculos, hemos logrado entregar ayuda esencial, en particular alimentos y agua limpia, pero las necesidades van mucho más allá de eso. Existe una necesidad urgente de atención médica, refugio y apoyo psicológico para una población profundamente traumatizada.
Las poblaciones afectadas están claramente traumatizadas. ¿Cómo incide esto en las operaciones de rescate y qué es necesario hacer?
Encontramos escenas de total desolación y a comunidades enteras sumamente traumatizadas. Debido a los deslizamientos de tierra, hay zonas que quedaron sepultadas entre seis y ocho metros. Existen varias categorías de personas afectadas: quienes se enfrentan a la pérdida de seres queridos, quienes lograron escapar y lo perdieron todo, y aquellos que todavía podrían estar en riesgo a medida que los deslizamientos de tierra avanzan. Atender las necesidades inmediatas de asistencia médica, refugio y alimentación es clave, pero los traumas psicológicos también exigen apoyo integral. Además, es posible que deba evacuarse a un mayor número de personas, dado que las evaluaciones geológicas en curso indican que la zona sigue siendo sumamente insegura.
¿Qué fue destruido y qué sobrevivió? ¿Qué será crucial para el proceso de reconstrucción?
La destrucción fue total. Comunidades enteras e infraestructuras vitales quedaron devastadas. La prioridad será la restauración de las infraestructuras básicas, en particular las rutas, para facilitar los esfuerzos de ayuda y recuperación. Sin embargo, la reconstrucción debe ir más allá de las infraestructuras física. Debemos centrarnos en la resiliencia de lad comunidades, en la recuperación psicológica y en el fortalecimiento de las estructuras locales de gobernanza. En ese sentido, contar con datos precisos y con sistemas de emergencia sólidos es fundamental y nos permitirá responder con mayor eficacia en el futuro.
¿Podría explicar la relación entre esta catástrofe y el cambio climático, en particular los efectos sobre las poblaciones más vulnerables?
No podemos establecer vínculos directos entre el cambio climático y este episodio. Sin embargo, podemos decir que el cambio climático aumenta considerablemente la gravedad y la frecuencia de estas catástrofes. Las Tierras Altas son cada vez más susceptibles a los fenómenos meteorológicos extremos, que afectan principalmente a las poblaciones más vulnerables. Quienes ya son víctimas de la pobreza, el conflicto y la debilidad de la gobernanza quedan en una situación aún más riesgosa. Esta catástrofe subraya la necesidad urgente de promover estrategias de adaptación al cambio climático y sistemas sólidos de datos locales para mitigar los futuros riesgos y mejorar la preparación de las comunidades.
¿Podría brindar más información sobre las consecuencias de los conflictos tribales en la región y cómo afectan las iniciativas de rescate y reconstrucción?
Los conflictos tribales en Papua Nueva Guinea plantean una serie de desafíos en materia de desarrollo. Los recientes conflictos en la zona de la catástrofe aún no han tenido una incidencia directa en la respuesta, pero han dificultado los aspectos logísticos, ya que se necesitan efectivos de la fuerza de defensa del país para garantizar la seguridad de los equipos de ayuda. Esta situación subraya la importancia de integrar iniciativas de consolidación de la paz a nuestra respuesta. Abordar las tensiones tribales subyacentes no solo es fundamental para las operaciones de rescate y ayuda, sino también para la resiliencia y la estabilidad de la comunidad a largo plazo.
"Existe una necesidad urgente de atención médica, refugio y apoyo psicológico para una población profundamente traumatizada"Nicholas Booth, Representante Residente del PNUD en Papua Nueva Guinea
¿Qué papel está desempeñando el PNUD en la coordinación de la respuesta humanitaria y qué importancia revisten las alianzas en este contexto?
El PNUD está a la vanguardia de la coordinación de la respuesta, cooperando estrechamente con el sistema de las Naciones Unidas y con varios socios locales e internacionales. Por ejemplo, hemos contribuido a que suministros vitales donados por Australia lleguen a las comunidades afectadas. Esta colaboración es clave para evaluar con precisión la situación y atender las necesidades inmediatas y de largo plazo. Adoptamos un enfoque basado en el nexo entre la acción humanitaria, el desarrollo y la paz que integra la ayuda ante emergencias con iniciativas de resolución de conflictos y resiliencia al cambio climático. Las alianzas eficaces amplifican nuestros esfuerzos y nos permiten reconstruir mejor y atacar las vulnerabilidades subyacentes que agravan las tragedias de este tipo.
A la luz de esta catástrofe, ¿cuál debería ser el enfoque más allá de las iniciativas de ayuda inmediata?
Estos deslizamientos de tierra son un sombrío recordatorio de la existencia de problemas sistémicos más profundos. Más allá de la ayuda inmediata, debemos centrarnos en el desarrollo sostenible, en la adaptación al cambio climático y en la consolidación de la paz. Reconstruir mejor significa mejorar la resiliencia de las comunidades, fortalecer la gobernanza y fomentar la confianza social. Al abordar estas causas profundas, podremos garantizar un futuro más sostenible y seguro para las Tierras Altas y para Papua Nueva Guinea en su conjunto.
¿Tiene alguna reflexión final sobre las consecuencias más amplias y los pasos a seguir para Papua Nueva Guinea?
Esta catástrofe es más que una calamidad natural: es un llamado de alerta para subsanar diversas vulnerabilidades sistémicas. De cara al futuro, se necesitarán esfuerzos integrados, que combinen la ayuda inmediata con acciones a largo plazo para el desarrollo centradas en la resiliencia, la gobernanza, la paz y la adaptación al cambio climático.