Las elecciones europeas serán una prueba de fuego para la polarización, pero ¿qué pasará después?

7 de Junio de 2024
A row of EU flags against a skyline with blue skies

En un momento de creciente polarización y desafíos para la cooperación global, los resultados de las elecciones de la Unión Europea pueden mostrarnos cómo se sienten los votantes respecto al mundo actual.

Foto: Unsplash / Alexandre Lallemand

Nuestro mundo está fracturado. Todavía estamos descubriendo la magnitud de las divisiones que han penetrado en el tejido de nuestras sociedades y las consecuencias de la política de “nosotros contra ellos”. Los comentarios en torno a las próximas elecciones de la Unión Europea aquí en Bruselas rebosan de especulaciones sobre lo que revelarán.

¿Podría una reacción contraria a la acción climática colectiva poner en peligro las posibilidades de un futuro mejor? ¿Está socavando el creciente nacionalismo la tan necesaria cooperación internacional? ¿Podrían nuevos recortes al desarrollo internacional provocar más migraciones forzosas, menos confianza y más guerras?

Las elecciones por sí solas no pueden revelarnos ninguno de estos futuros. Pero los resultados serán una prueba decisiva de cómo las sociedades, tanto los ciudadanos como los gobiernos, están respondiendo a la creciente polarización.

La polarización es endémica en Europa y en todo el mundo. Está arraigada en nuestras economías, nuestras comunidades y nuestra política. También es uno de los retos más importantes de nuestro tiempo, ya que bloquea los esfuerzos colectivos necesarios para luchar contra las crisis globales e interrelacionadas a las que nos enfrentamos, como el cambio climático, la pobreza, los conflictos y las pandemias. La cooperación, entre países y dentro de ellos, es fundamental para abordarlas todas.

Los 20 años de asociación (disponible en inglés) entre el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Unión Europea (UE) ofrece un modelo de cómo la cooperación puede impulsar un cambio positivo. Tomemos como ejemplo los 120 países que han mejorado sus compromisos climáticos nacionales o el apoyo a cientos de pequeñas empresas en comunidades ucranianas afectadas por la guerra, que ahora ayudan a mantener la economía a flote. O el desarrollo del mecanismo de control de armas más completo de la región del sudeste de Europa, que aborda la posesión, el uso indebido y el tráfico ilícitos de armas pequeñas y ligeras en los Balcanes Occidentales.   

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El PNUD y la Unión Europea, dos de los mayores proveedores de asistencia electoral del mundo, han trabajado con más de 100 países y prestan apoyo para fortalecer instituciones democráticas como los parlamentos, los poderes judiciales y los organismos electorales.

Foto: PNUD India

Sugerir que las elecciones de la UE determinarán nuestro futuro colectivo puede parecer una hipérbole, pero nos pueden dar una idea de lo que sienten los ciudadanos de la UE sobre el mundo que les rodea.

Algo de esto ya sabemos. La polarización ha ido creciendo insidiosamente desde 2011 y ahora está aumentando en dos de cada tres países en todo el mundo. Lo vemos a menudo en las noticias. Elecciones en entredicho, silenciamiento de minorías, disturbios civiles, intentos de asesinato.

Lo realmente desconcertante es que esta polarización se produzca en un mundo hiperconectado. De los 400 millones de ciudadanos que pueden votar en las elecciones de la UE, ninguno vive en un país o región que sea autosuficiente. Todas las regiones del mundo dependen de las importaciones de otras regiones para al menos el 25 % de sus principales bienes y servicios.

¿Por qué, entonces, asistimos a oleadas de apoyo a movimientos hostiles a la política de cooperación mundial? No es casualidad que los miles de millones de personas que están llamadas a las urnas en la UE y otros lugares este año, vivan en un mundo enormemente desigual. La brecha entre países ricos y pobres, que se había reducido de forma constante hasta 2020, se está ensanchando de nuevo. Dentro de los países, las comunidades e incluso los hogares, las desigualdades están arraigadas.

Y cuando aumenta la desigualdad, disminuye la confianza en el gobierno. En todo el mundo, una de cada dos personas considera que no tiene control sobre su vida y dos de cada tres creen que tienen poca influencia en las decisiones de su gobierno. El resultado son millones de personas que se sienten privadas de derechos e impacientes por un cambio. El caldo de cultivo perfecto para que prosperen los movimientos populistas.

Pero si la polarización es el problema, invertir en desarrollo es la solución. Esto incluye la creación de sistemas de gobernanza eficaces y la implicación de la población a lo largo de todo el ciclo electoral: desde unas elecciones pacíficas, creíbles e inclusivas, hasta la garantía de mecanismos para rendir cuentas. Esta es una cuestión importante en 2024, ya que la mitad de la población mundial, en 72 países, están llamadas a las urnas.

"Si la polarización es el problema, invertir en desarrollo es la solución. Esto incluye la creación de sistemas de gobernanza eficaces y la implicación de la población a lo largo de todo el ciclo electoral"
Camila Brückner, Representante del Sistema de Naciones Unidas ante la Unión Europea y Directora de la Oficina de la ONU y el PNUD en Bruselas

El PNUD y la UE, dos de los mayores proveedores de asistencia electoral del mundo, han trabajado con más de 100 países y prestan una amplia gama de apoyo, entre otras cosas ayudando a fortalecer instituciones democráticas como los parlamentos, los poderes judiciales y los organismos electorales. Desde el fomento de la participación política de mujeres y jóvenes hasta la garantía de la transparencia y la lucha contra la información falsa y la desinformación, así es como determinamos nuestro futuro colectivo. Reconocemos que un mundo mejor es aquel que se construye desde la inclusión y la cooperación.

En todo el mundo, 3.000 millones de personas afirman hoy sentirse preocupadas, lo que supone un aumento de 687 millones de personas en la última década. Lo que preocupa a los ciudadanos de la UE se entenderá mejor tras las próximas elecciones. Pero lo que ocurra después es una cuestión candente. Será entonces cuando se propongan las leyes, se celebren los debates y se fije el rumbo para el futuro. Esto requerirá un compromiso continuo de los ciudadanos, los gobiernos, la ONU, las organizaciones de la sociedad civil y los medios de comunicación, más allá del acalorado momento de las elecciones. Las elecciones de la UE pueden mostrarnos cómo se sienten los votantes respecto al mundo actual, pero nuestro compromiso colectivo con la cooperación internacional debe ser objeto de lucha diaria. No necesitamos que las elecciones nos digan que cuando gana la polarización, pierde la humanidad.