Presenta PNUD siete recomendaciones para la recuperación sostenible de México para el año 2040

3 de Septiembre de 2024
Un grupo de personas de pie frente a una cortina

Ciudad de México, a 3 de septiembre de 2024.- A cuatro años de la declaración de la emergencia sanitaria, y con mayor disponibilidad de datos, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en México presentó el documento “COVID-19: Caminar hacia la recuperación, resiliencia y sostenibilidad en México”, el cual analiza los impactos multidimensionales que tuvo la pandemia y genera  diferentes escenarios para recuperar los niveles de desarrollo prepandemia desde una perspectiva integral. 

El evento de presentación estuvo a cargo de Lorenzo Jiménez de Luis, Representante Residente del PNUD en México; Almudena Fernández, Economista en jefe del PNUD para América Latina y el Caribe; Omar Guerrero, Jefe de Investigación en Ciencias Sociales Computacionales del Instituto Alan Turing; y también del PNUD en México, Daniela Vallarino, Analista de Gestión y Maite García de Alba Rivas, Especialista en Políticas Públicas.

Desde la irrupción de la COVID-19, el PNUD en México realizó diversos estudios sobre los impactos multidimensionales y diferenciados de la pandemia, a fin de dotar de insumos y evidencia a las políticas públicas y a las intervenciones diseñadas para avanzar hacia la recuperación. Estas publicaciones estuvieron basadas en información y datos generados en tiempo real, lo que permitió fotografiar el momento y generar hallazgos a partir de información que, dado el contexto, en ocasiones era escasa o con sesgos debido a los métodos de recolección.

El documento que hoy se presenta, basado en el modelo de Inferencia de Prioridades de Política (IPP), utiliza estadística oficial histórica para 16 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y parte de datos más consolidados, para identificar los efectos prolongados de la pandemia en múltiples indicadores. Para ello, no solo se basa en un análisis retrospectivo de los datos, sino que evalúa las perspectivas de recuperación de mediano y largo plazo, a partir de la construcción de cuatro escenarios prospectivos al año 2040. Esto es, “juega” con las asignaciones presupuestales pre-COVID y post COVID, para conocer el impacto que tendría la distribución de los recursos públicos, para lograr retomar los niveles en indicadores que ahora son menores que previo a la pandemia.

De acuerdo con el documento, previo a la pandemia, la tendencia de 71.28% de los indicadores de los ODS era positiva (67 de 94 indicadores). El progreso no ha sido equitativo en todas las dimensiones de desarrollo, para algunos ODS, la tendencia positiva se observaba para el 100% de sus indicadores, mientras que, para otros ODS, solo 30% de sus indicadores mostraba progreso. 

Tras el impacto de la pandemia, más de 70% de los indicadores de análisis se vio afectado negativamente. Estos indicadores cubren todos los ODS de la muestra excepto el ODS 11-Ciudades y comunidades sostenibles. Más aún, de los indicadores que previamente tenían una tendencia positiva, 29.9% conservó la tendencia; 31.3% vio su tendencia positiva disminuir y 38.8% pasó a tener una tendencia negativa. Por otro lado, de los 27 indicadores que mostraban una tendencia negativa antes de la pandemia, 16 (60%) empeoraron.

Con base en la metodología de IPP, se analizaron escenarios prospectivos de recuperación para la identificación de áreas de mejora presupuestal, así como cuellos de botella y aceleradores para un diseño de políticas de desarrollo adecuadas para las condiciones estructurales vigentes. 

En su mensaje, el Representante residente del PNUD en México aseguró que este informe reconoce el papel decisivo que tienen los presupuestos públicos para el avance del desarrollo sostenible. “En el estudio se analiza cómo diferentes perfiles de asignaciones conllevan progresos muy variados en el logro de metas. Mientras que un perfil presupuestario puede traducirse en el cierre de brechas, otro, en las mismas condiciones, puede implicar el retroceso o el estancamiento de indicadores de desarrollo”, señaló.

Asimismo, el estudio plantea que la relación entre la inversión de recursos en un ODS y el avance de este no es lineal, ya que las instituciones de gobernanza, las herramientas de monitoreo y la propia interacción entre indicadores pueden tener efectos multiplicativos o pueden significar cuellos de botella. En este sentido, el documento presenta siete recomendaciones, las cuales no son lineales y no pueden interpretarse sencillamente como invertir más en las dimensiones de mayor rezago. Más bien, se invita a replantear aspectos sustantivos, reacomodar prioridades presupuestales, al fortalecimiento institucional y a promover instrumentos para la rendición de cuentas.

Las recomendaciones planteadas son: 

  1. Promover la incorporación de la evidencia en el quehacer público, al incluir metas más factibles e implementar intervenciones más eficaces y eficientes. 
  2. Replantear el perfil de asignaciones presupuestarias que surgió posterior a la pandemia por no ser adecuado para el cierre de brechas en indicadores críticos.
  3. Prestar particular atención al ODS 16 en el que se enfrentan desafíos sistémicos (antes y después de la pandemia). 
  4. Mejorar la calidad del monitoreo del gasto, mediante herramientas de transparencia, digitalización, la participación ciudadana y el fortalecimiento institucional.
  5. Hacer de la igualdad de género un elemento transversal de los programas presupuestarios. 
  6. Acompañar las inversiones en el ODS 8 de un adecuado financiamiento de intervenciones vinculadas a innovación e infraestructura. 
  7. Analizar afectaciones desproporcionadas relacionadas con el género, la identidad étnica, la edad o las condiciones de ocupación y socioeconómicas de las personas, entre otras, y adecuar el diseño de las políticas y los programas consecuentemente para la reducción de desigualdades.

Al presentar el estudio, la Economista en jefe del PNUD para América Latina y el Caribe aseveró que, aunque la COVID-19 puede parecer una cosa del pasado, es fundamental analizar cómo reaccionamos para prepararnos ante futuras crisis ya que ahora son más intensas y están más interconectadas, lo que requiere respuestas más complejas. También, dijo: “este informe es un gran aporte para México y la región, proporcionando una mirada prospectiva y metodologías innovadoras para construir sociedades más resilientes”.

Posterior a la presentación, se realizó un panel de discusión con la participación de Laura Ripani, Representante en México del Banco Interamericano de Desarrollo (BID); Rodrigo Mariscal, Titular de la Unidad de Planeación Económica de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP); Martha Delgado, Presidenta de APCO para México y América Latina; y Diana Alarcón, Coordinadora de Política Exterior y Diálogos por la Transformación.

Se espera que tanto los resultados como las recomendaciones del estudio brinden orientaciones a las personas hacedoras de política pública, para detonar discusiones sobre las mejores estrategias para abordar las problemáticas persistentes identificadas, y establecer la ruta de una recuperación sostenible y resiliente.