Desarrollo Humano Sostenible: IDH y el IDH Ajustado por Emisiones de Gases de Efecto Invernadero en Colombia

13 de Septiembre de 2024
Un grupo de personas en un jardín

 

El Índice de Desarrollo Humano (IDH) ha sido una medida clave para evaluar el bienestar de las personas, midiendo el progreso en tres dimensiones fundamentales: la esperanza de vida, el acceso a la educación y el nivel de vida. Sin embargo, el desarrollo humano no puede evaluarse de manera aislada de su contexto ambiental. Las crecientes presiones planetarias, en particular las derivadas del cambio climático obligan a reconsiderar cómo medimos el progreso. Así, surge la necesidad de ajustar el IDH para incluir un componente crucial: las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), lo que da lugar al IDH ajustado por emisiones de GEI.

 

¿Por qué es necesario Ajustar el IDH por Emisiones de GEI?

El IDH tradicional evalúa el progreso humano desde una perspectiva de bienestar, pero no refleja los costos ambientales de ese progreso. El crecimiento económico y la mejora en las condiciones de vida suelen implicar un mayor uso de recursos naturales y, por ende, una mayor emisión de GEI. Estos gases contribuyen al calentamiento global y tienen efectos devastadores en los ecosistemas, lo que a su vez repercute en la calidad de vida de las personas, especialmente en países megadiversos como Colombia.

El IDH ajustado por emisiones de GEI permite una evaluación más completa del desarrollo, ya que incorpora los impactos ambientales derivados del progreso humano. Esto es especialmente importante en Colombia, donde las actividades económicas que impulsan el desarrollo, como la agricultura, la minería y la expansión urbana, también son las principales fuentes de emisiones. Esta métrica ofrece una visión más precisa de cómo las acciones humanas afectan no solo el bienestar actual, sino también la sostenibilidad futura.

 

Colombia y su IDH ajustado por Gases Efecto Invernadero (GEI)

Colombia es un país que enfrenta una paradoja compleja: es una de las naciones más megadiversas del mundo, pero también tiene regiones con altos niveles de desarrollo económico que contribuyen significativamente a las emisiones de GEI. Un análisis realizado en el 2018, que compara el IDH tradicional con el IDH ajustado por emisiones de GEI, revela una disminución considerable en el desarrollo humano cuando se toma en cuenta el impacto ambiental.

Por ejemplo, departamentos como Meta, Antioquia, Cundinamarca, y Bogotá D.C., que tradicionalmente tienen un alto IDH debido a sus actividades económicas dinámicas, ven una disminución significativa cuando se ajusta por las emisiones. En Meta, el IDH ajustado cae de 0.740 (alto) a 0.347 (bajo), lo que refleja el costo ambiental de las actividades económicas en esa región. La extracción de recursos naturales y la expansión agrícola son actividades que generan un gran impacto ambiental, lo que afecta tanto la biodiversidad como las condiciones climáticas de la región.

Por otro lado, departamentos como Caquetá, Chocó, y Guaviare, que dependen más de los servicios ecosistémicos y presentan altas tasas de deforestación, también ven una disminución en su IDH ajustado. La deforestación y la pérdida de biodiversidad en estas áreas, vitales para el equilibrio ecológico, son factores que exacerban la crisis climática y ponen en riesgo los modos de vida de las poblaciones que dependen directamente de los recursos naturales.

 

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Fuente: Cálculos propios. PNUD 2024

 

El Dilema del Desarrollo en Colombia: Progreso vs. Sostenibilidad

La situación de Colombia ilustra un dilema global: ¿cómo pueden los países mejorar el bienestar de sus ciudadanos sin comprometer el medio ambiente? El ajuste del IDH por emisiones de GEI pone de manifiesto que el modelo de desarrollo actual, basado en el crecimiento económico sin restricciones, no es sostenible. En muchos casos, el progreso económico y social ha sido a costa de la degradación ambiental, lo que plantea serios desafíos para el futuro.

En este sentido, el desarrollo humano sostenible emerge como un nuevo paradigma. Este enfoque busca conciliar el crecimiento económico con la protección ambiental, asegurando que las generaciones futuras tengan acceso a los recursos necesarios para vivir en condiciones dignas. Para lograr esto, es fundamental que Colombia invierta en ciencia, tecnología e innovación, con el fin de encontrar soluciones que permitan reducir las emisiones de GEI sin sacrificar el desarrollo humano.

 

Hacia una convergencia económica, ambiental y social

La transición hacia una economía verde es esencial para lograr un desarrollo humano que no comprometa el equilibrio ecológico. Esto implica repensar el modelo económico actual y avanzar hacia un enfoque de desarrollo que considere tanto el bienestar de las personas como la salud del planeta. En Colombia, las zonas más ricas en biodiversidad, como la Amazonía y el Chocó, tienen un potencial enorme para convertirse en motores de desarrollo si se gestionan adecuadamente sus recursos naturales.

Esta convergencia económica, ambiental y social es clave para el futuro del desarrollo humano en Colombia. Las políticas públicas deben orientarse hacia la promoción de un modelo de desarrollo que no solo reduzca las emisiones de GEI, sino que también fortalezca la resiliencia de las comunidades frente a los impactos del cambio climático. Esto incluye la protección de los ecosistemas y la biodiversidad, que son esenciales para la vida en el planeta.

Además, la convergencia implica garantizar que el desarrollo económico no se produzca a expensas de los más vulnerables. Los territorios tradicionalmente olvidados, como los departamentos con altos índices de pobreza y alta biodiversidad, deben estar en el centro de las políticas de desarrollo. Estos territorios tienen un valor incalculable, no solo por su biodiversidad, sino también por el papel que pueden desempeñar en la mitigación del cambio climático y en la promoción de un desarrollo inclusivo.

 

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El futuro del Desarrollo en Colombia: Un camino hacia la sostenibilidad

El IDH ajustado por emisiones de GEI es una herramienta valiosa que permite a los responsables de las políticas públicas tener una visión más completa del desarrollo. Este índice destaca la necesidad de una transición justa hacia un modelo económico que sea sostenible, tanto desde el punto de vista social como ambiental. Para Colombia, este enfoque es crucial, ya que enfrenta el reto de mejorar las condiciones de vida de su población mientras preserva su riqueza natural.

La transición hacia un desarrollo más sostenible no solo es posible, sino también necesaria. Invertir en la protección del medio ambiente y en la reducción de las emisiones de GEI es una inversión en el futuro de Colombia y del planeta. Solo a través de un enfoque integral, que considere tanto el bienestar humano como la sostenibilidad ambiental, se podrá garantizar un desarrollo verdaderamente inclusivo y duradero.

 

gráfico, gráfico de dispersión

 

En conclusión, la relación entre el IDH y el IDH ajustado por emisiones de GEI subraya la urgencia de repensar el modelo de desarrollo en Colombia. Para garantizar un futuro sostenible, es esencial que el progreso humano no se logre a costa del medio ambiente. Colombia tiene la oportunidad de liderar este cambio, demostrando que es posible alcanzar un desarrollo humano sostenible que proteja tanto a las personas como al planeta.