
Figura 1: Iniciativa para fortalecer el análisis comunitario de riesgos en Santa Lucía, Argentina.
La resiliencia es la capacidad de las personas y comunidades para anticiparse, adaptarse y transformar su entorno ante desafíos inesperados y/o continuos. No se trata solo de responder a desastres, sino de construir sociedades más equitativas y sostenibles, con capacidad para anticiparse ante la incertidumbre que representa el futuro. En el proceso de construcción de resiliencia, las mismas comunidades juegan un papel clave, pues son ellas quienes experimentan, de primera mano, los efectos de los riesgos y tienen el conocimiento necesario para desarrollar soluciones innovadoras y adaptadas a su realidad.
Los desafíos para los cuales debemos prepararnos y saber responder se presentan de muy distintas maneras. Pueden ser de gran escala con efectos devastadores para las personas, como un sismo o una inundación, o desarrollarse silenciosamente con impactos compuestos en un futuro próximo, como la disminución de la recarga de reservas de agua o los cambios que detona el cambio climático y detonan susceptibilidad a afectaciones. Por ejemplo, los micro desastres, como inundaciones menores recurrentes o sequías prolongadas, pueden erosionar el bienestar de las comunidades a lo largo del tiempo. En caso de sequías prolongadas, merman la capacidad de desarrollar medios de vida como la agricultura. Ciclo tras ciclo agrícola, las personas agricultoras tienen menos rendimiento, lo que repercute tanto en su percepción económica, como en los alimentos de autoconsumo que pueden generar. A la larga, puede ocasionar que las personas migren o cambien su medio de vida. En cualquiera de estos contextos, un mecanismo clave para fortalecer la resiliencia es que las personas colaboren y compartan estrategias que les permiten conocer y reducir vulnerabilidades colectivamente para adaptarse y reaccionar mejor.

¿Qué es una solución comunitaria para la gestión de riesgos?
Cada persona y cada comunidad que enfrenta un riesgo cuenta con conocimiento e información de primera mano sobre cómo se manifiesta el reto en su localidad y cómo han sabido enfrentarlo en el pasado. Cuando nos referimos a una solución local en este contexto, pensamos en una estrategia, práctica o iniciativa liderada e implementada por una comunidad para hacer frente a riesgos particulares y para mejorar su capacidad de adaptación. Estas soluciones suelen basarse en el conocimiento local, la experiencia y los recursos disponibles en el entorno inmediato. Son respuestas concretas que emergen de la vida cotidiana y que permiten afrontar los desafíos de manera efectiva y sostenible.
Las soluciones locales pueden incluir desde tecnologías innovadoras hasta prácticas tradicionales adaptadas a nuevas realidades. Su éxito radica en su pertinencia cultural, social y económica, lo que facilita su adopción y sostenibilidad a largo plazo.
¿Cómo aprender más de las soluciones locales y comunitarias?
Los procesos para identificar soluciones se benefician de una exploración sistemática y colaborativa. Existen distintos procesos que nos ayudan para conocerlas y trabajar con ellas como: mantener procesos de observación y documentación sistemática, realizar caminatas y diálogos con personas de las comunidades que enfrentan los retos; hacer mapeos y análisis comparativos; sistematizar información a partir de procesos colaborativos abiertos que incluyan más actores como instituciones de gobierno y organizaciones de sociedad civil, con el objetivo de enriquecer el análisis y fortalecer el diseño y la implementación de estrategias. La diversidad de metodologías para identificar soluciones refleja, a su vez, la diversidad de formas de aprendizaje y de mecanismos para fortalecer la resiliencia que las comunidades han adoptado o desarrollado.
Un mapeo de soluciones ante riesgos
El Congreso Internacional de Gestión Integral del Riesgo y Resiliencia de 2025, organizado por la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SGIRyPC) de la Ciudad de México, propuso como tema central el fortalecer las capacidades locales para la resiliencia comunitaria. En este contexto, la SGIRyPC y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en México realizaron una muestra de soluciones locales utilizando el repositorio global de soluciones de base de PNUD, SDG Innovation Commons, para enriquecer el foro y la discusión.
Las soluciones seleccionadas fueron diversas: escuelas flotantes en Bangladesh que garantizan la educación en comunidades afectadas por inundaciones; mecanismos de financiación anticipatoria basada en previsiones de olas de calor en Vietnam; caminatas comunitarias para evaluación y mejoramiento de viviendas o mapeos colectivos de riesgos en Argentina; o iniciativas comunitarias para la preservación de la biodiversidad y la seguridad alimentaria en Chacsinkín, Yucatán, son solo un ejemplo de cómo la resiliencia puede construirse desde el conocimiento y la acción comunitaria.

Figura 2: Algunas de las soluciones identificadas de la plataforma de soluciones SDG Innovation Commons de PNUD (link: https://sdg-innovation-commons.org/ ): 1. Acciones para la restauración de un ecosistema con el fin de asegurar la producción de agua en la cuenca del Río Alto Atoyac, Puebla, México; 2. Guardianas y guardianes de semillas en Chacsinkín, Yucatán, México; 3. Acciones de mujeres contra la sequía en el desierto de Jubones, Ecuador; 4. Anticipación de riesgos con videos ciudadanos, Argentina; 5. Mapeos comunitarios de vulnerabilidades ante inundaciones, Argentina; 6. Escuelas flotantes, Bangladesh; 7. Mecanismos de financiación anticipatoria basada en previsiones de olas de calor, Vietnam; y 8. Plataforma Titir Cetar para mejorar la respuesta comunitaria ante crisis, Indonesia.
Cada iniciativa rescata distintas oportunidades o maneras de abordar los desafíos. En algunas de ellas se destaca la importancia de la cohesión social para hacer un diagnóstico participativo; mientras que, en otras, Soluciones basadas en Naturaleza (SbN) o la ciencia ciudadana se identificaron como los mecanismos que están permitiendo enfrentar, planear y adaptarse ante los desafíos.

Figura 3: Análisis de estrategias ciudadanas y comunitarias derivadas de las soluciones mapeadas y su relación con la gestión del riesgo.
El caso de la Cuenca del Río Alto Atoyac
El área natural protegida (ANP) Montaña La Malinche protege importantes ecosistemas y biodiversidad del volcán Matlalcuéyatl, en la cuenca del Río Alto Atoyac. A pesar de ello, la zona enfrenta una presión constante por el uso humano, con problemas de deforestación, contaminación, cambio de uso de suelo a parcelas agrícolas, plagas y erosión, que ponen en riesgo los procesos que conllevan a que haya disponibilidad de agua para la población. Sin embargo, la preservación de sus ecosistemas es clave para promover la recarga de acuíferos en la cuenca y garantizar el abastecimiento de este recurso para la población; controlar escorrentías y la erosión de suelos que es fundamental para garantizar que se mantengan las condiciones requeridas para realizar actividades productivas como la agricultura; y regular el clima local, principalmente en el contexto de cambio climático.
En este contexto, las comunidades de San Juan Tepulco y Tepatlaxco, en Puebla, realizan distintas acciones para fortalecer la resiliencia hídrica que contribuyen a una mejor gestión de la Cuenca del Río Alto Atoyac: el surcado de contorno en parcelas agrícolas que mantiene la humedad de los suelos, promoviendo la infiltración y disminuyendo la velocidad del agua; la plantación de maguey entre parcelas para controlar la erosión; barreras de geocostales y de piedra acomodada para captar y estabilizar sedimentos; y el aprovechamiento sostenible de recursos forestales por grupos de mujeres, como mecanismo de apropiación y sostenibilidad de las acciones.

Figura 4: Mujeres, hombres e infantes que han estado involucrados en la implementación de acciones con enfoque ecosistémico (Soluciones basadas en la Naturaleza) para reducir la vulnerabilidad hídrica por falta de disponibilidad de agua de calidad, que enfrenta la población que habita la cuenca del Río Alto Atoyac.
Estas acciones sencillas tienen impactos multidimensionales y en diferentes escalas. En la escala local y en el corto plazo, el rendimiento de las parcelas en las cuales se realizan estas acciones aumenta, pues la humedad en el suelo y la retención de sedimentos son claves para el desarrollo de los cultivos. Por tanto, las personas agricultoras pueden ver beneficios económicos inmediatos derivados de una mayor producción de sus cultivos, así como en su disponibilidad de alimentos – en caso de siembra para autoconsumo. También en el corto plazo, pero en una escala geográfica más amplia, la retención de sedimentos por las obras realizadas mejora la calidad de arroyos y cuerpos de agua donde el agua se almacena, pues hay menos sedimentos acarreados desde la parte alta de la cuenca. Esto impacta directamente tanto en la calidad del agua, como en actividades productivas y en el aprovechamiento de este recurso.
En una escala de tiempo temporal más amplia, las obras provocan la estabilización de suelos y la recuperación de cubierta vegetal, que es clave para disminuir el riesgo de deslaves que afectan infraestructura humana y campos de cultivo. Finalmente, la recuperación de suelos y vegetación provoca que poco a poco sea más el agua que se infiltra al subsuelo, a acuíferos, y que por lo tanto pueda estar disponible para la población. También, la vegetación recuperada ayuda a mantener la temperatura local más estable, debido a los procesos de respiración y transpiración de la vegetación, así como de disminuir la capacidad de los suelos de almacenar calor (mayor en suelos desnudos).
¿Cómo trabajar con soluciones locales para fortalecer la resiliencia?
La exploración y selección es solo el primer paso. Para que estas soluciones sean efectivas a mayor escala, es importante promover su análisis e integración en políticas públicas y estrategias de desarrollo. Algunas acciones clave para lograr este objetivo incluyen:
Refinar nuestra capacidad de aprender de las acciones locales: Es común que las soluciones comunitarias contengan mucha información relevante sobre las limitantes de cada contexto o cómo se presenta específicamente el riesgo en cada comunidad. Su relevancia no depende solamente de que se puedan reproducir o escalar. Es relevante analizarla en un entorno más amplio, que permita identificar patrones entre distintas aproximaciones, aprender de ellos y adaptar relevante para otros contextos.
Fomentar la participación comunitaria: El éxito de las soluciones comunitarias está intrínsicamente ligado a la participación y su apropiación. Involucrar a las personas del lugar y actores claves desde los procesos de diseño o identificación de soluciones, aprovechando su diversidad, conocimiento y perspectivas, enriquece procesos de tomas de decisiones y la implementación de estrategias de resiliencia. También, garantiza que las acciones se sostengan en el tiempo y se transmitan a otros actores o personas.
Apoyar a su desarrollo técnico o su despliegue: Más allá de conseguir fondos, la divulgación, la participación y la reflexión común son útiles en procesos para fortalecer la integración de las acciones en el quehacer de instituciones y programas públicos, mejorar su implementación y aumentar su alcance.
Facilitar el intercambio de conocimientos: Crear redes de aprendizaje donde podamos compartir experiencias y mejores prácticas es muy útil dado que los retos evolucionan y las ideas para adaptarnos mejor pueden venir de cualquier lugar.
Las soluciones para fortalecer la resiliencia ya existen en muchas comunidades. La clave está en reconocerlas, apoyarlas, amplificarlas, difundirlas y promover el aprendizaje colectivo. Te invitamos a explorar, documentar y promover soluciones locales para pensar en conjunto cómo podemos hacer frente a los desafíos globales.
Extendemos nuestro reconocimiento a la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SGIRyPC) de la Ciudad de México, por su apertura y colaboración para reflexionar el rol de soluciones locales para fortalecer la resiliencia comunitaria y presentar una muestra dentro del Sexto Congreso Internacional de Gestión Integral del Riesgo y Resiliencia. Este blog, y el análisis y reflexión sobre como las soluciones fortalecen la resiliencia comunitaria, fue posible gracias a las contribuciones de Xavier Moya, Irene Cauich, y Mauricio Escalante, especialistas en temas de resiliencia del PNUD en México y quienes participaron en el diseño de la muestra presentada en el congreso mencionado.
Si quieres conocer más sobre estas iniciativas e inspirarte con soluciones innovadoras, visita el acervo de soluciones conformado por la red de Laboratorios de Aceleración del PNUD en: SDG Innovation Commons.