Los bosques son una solución natural para enfrentar el cambio climático: absorben dióxido de carbono de la atmósfera, purifican el aire, regulan el clima y protegen la vida en el planeta.
Y Ecuador tiene mucho para contribuir en este aspecto. El 51,2 % del territorio continental está cubierto por bosques nativos, de los cuales el 74 % se encuentra en la región amazónica. En la Amazonía ecuatoriana viven 14 nacionalidades indígenas, que dependen de ellos para vivir, y habitan el 8 % de todas las especies animales y el 10 % de la flora del planeta.
A pesar de la importancia de los bosques, entre el 2014 y 2016, la tasa de deforestación en Ecuador ascendió a aproximadamente a 94.000 hectáreas (ha) por año. Si bien la tendencia de la deforestación en los últimos años está en baja, esta cifra es aún significativa. Un 99% de las áreas deforestadas fueron transformadas en zonas agrícolas, y este cambio significó la segunda mayor emisión de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel nacional.
Para cambiar esta situación y contribuir en la lucha contra el cambio climático, Ecuador dio pasos que lo convirtieron en un país comprometido en el impulso de políticas e incentivos positivos para reducir la deforestación y la degradación de los bosques.
En primer lugar, se diseñó la primera Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) de Ecuador, un paso importante hacia la meta fijada por el Gobierno de lograr emisiones netas de carbono cero para el 2050. Presentada en marzo del 2019, la NDC fue declarada una política de Estado al más alto nivel, e incluyó un enfoque principal sobre los bosques.
Estas son algunas de las metas establecidas por el país en su NDC:
- Para el sector del uso de la tierra, cambio de uso de la tierra y silvicultura (UTCUTS), la reducción neta de emisiones de GEI de al menos un 20 % hasta 2025, en comparación con el Nivel de Referencia de Emisiones Forestales del período 2000-2008. En función de los recursos y capacidades del Ecuador, la NDC presenta un compromiso de reducción del 4 % de las emisiones de GEI. En el caso de que cuente con apoyo de la cooperación internacional en el financiamiento, se prevé una reducción adicional del 16 %.
- La restauración de 210.000 hectáreas en zonas degradadas.
- El mantenimiento de los servicios de regulación climática (carbono) y otros como la regulación del agua y la biodiversidad asociada.
En segundo lugar, Ecuador consiguió acceder a financiamiento climático para implementar su Plan de Acción REDD+, en alianza con el Programa de Clima y Bosques del PNUD. Recibió más de USD 100 millones provenientes del Fondo Verde para el Clima (FVC), y de los Gobiernos de Alemania y Noruega.
Y en tercer lugar, el país puso en marcha el Programa Integral Amazónico de Conservación de Bosques y Producción Sostenible (PROAmazonía), una iniciativa liderada por los Ministerios del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE); y de Agricultura y Ganadería (MAG), que tiene el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el financiamiento del Fondo Verde para el Clima y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF).
PROAmazonía se enfoca en la planificación territorial, la transición hacia una producción sostenible, la conservación y restauración de bosques, las buenas prácticas forestales y el apoyo a bioemprendimientos.
Estos son algunos de los hitos de protección de bosques Amazónicos logrados:
- La elaboración de guías de cambio climático, conservación y producción sostenible para la actualización de 28 Planes de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDOT) a niveles provincial, cantonal y parroquial en la Amazonía. Estas guías son ahora los instrumentos oficiales para el desarrollo del PDOT a nivel nacional.
- Mantenimiento de más de 159.000 hectáreas de bosque por 10 comunidades amazónicas con el Proyecto Socio Bosque. A través de esta iniciativa del MAATE, se brindan transferencias directas de recursos a propietarios rurales y a comunidades locales e indígenas, promoviendo la conservación del bosque y mejorando la calidad de vida de las poblaciones indígena y mestiza del país
- Más de 15.000 hectáreas en proceso de restauración en cuatro provincias de la Amazonía y el Bosque Seco del Sur del Ecuador, beneficiando a más de 120.000 personas de manera directa e indirecta.
- Acciones que contribuyen al manejo forestal sostenible en más de 90.000 hectáreas. Entre estas se incluyen los permisos de aprovechamiento forestal y la entrega de incentivos no monetarios, como capacitación, asesoría, insumos, herramientas, y plántulas, a productores y comunidades indígenas.
- Transición a sistemas productivos sostenibles y libres de deforestación en las cadenas productivas de café, cacao, palma aceitera y ganadería en 34.090 hectáreas, contribuyendo a mejorar los ingresos de los productores amazónicos. Los productores se han comprometido a conservar el bosque nativo en sus fincas y avanzar hacia una producción libre de deforestación con miras a atender a mercados especializados, que no solo buscan calidad, sino también la promoción de la producción y consumo responsables con los bosques. Estos esfuerzos se vieron retribuidos por acuerdos con el sector privado, a través de la venta de 3,8 toneladas de cacao orgánico y fino de aroma y la firma de un contrato para la venta de un contenedor de café arábiga.
- Sistema de Gestión de Medidas y Acciones REDD+ y el Sistema de Información de Salvaguardas diseñados, con el objetivo de monitorear la implementación del Plan de Acción REDD+.
Esta es solo una muestra de los esfuerzos de Ecuador para combatir el cambio climático y sus efectos a nivel mundial.
Pienso en las futuras generaciones y los desafíos que podrían enfrentar si hoy no hacemos algo para mantenerlos. Considero que el principal reto que tenemos en ocasiones es nuestro nivel de participación e involucramiento, y el desafío es que la población y cada individuo se sume en el cuidado de los bosques y la asuma como una responsabilidad propia.
A nivel personal continuaré trabajando junto al equipo humano de PROAmazonía para que podamos contribuir a la conservación de bosques Amazónicos. En estos años, he sido testigo de que la conservación de bosques es un anhelo que puede convertirse en una realidad y por el cuál vale la pena luchar y esforzarse.