¿Qué mensaje le quisiera dar Bajo Chiquito al mundo?
Bajo Chiquito: Ríos de Historia y Migración
17 de Diciembre de 2024
Luego de un poco de silencio, se levanta alguien y dice: “Bajo Chiquito es más que la migración. Cuando uno escucha ‘Bajo Chiquito’, podría pensar que es cualquier lugar. Nosotros somos Emberá, y quiero que las personas sepan que tenemos una cultura.”
Otra persona se levanta y dice: “La migración es reciente, pero nosotros llevamos aquí mucho tiempo. Éramos un pueblo olvidado, ahora con la migración estamos en el mapa, pero nosotros tenemos aquí mucho tiempo, tenemos una historia.”
Estas fueron algunas respuestas a esta pregunta que hicimos en la una reunión de devolución donde entregamos a Bajo Chiquito el resultado de armar una línea de tiempo desde la memoria histórica de personas de la comunidad.
Luego de un poco de silencio, se levanta alguien y dice: “Bajo Chiquito es más que la migración. Cuando uno escucha ‘Bajo Chiquito’, podría pensar que es cualquier lugar. Nosotros somos Emberá, y quiero que las personas sepan que tenemos una cultura.”
Otra persona se levanta y dice: “La migración es reciente, pero nosotros llevamos aquí mucho tiempo. Éramos un pueblo olvidado, ahora con la migración estamos en el mapa, pero nosotros tenemos aquí mucho tiempo, tenemos una historia.”
Estas fueron algunas respuestas a esta pregunta que hicimos en la una reunión de devolución donde entregamos a Bajo Chiquito el resultado de armar una línea de tiempo desde la memoria histórica de personas de la comunidad.
Memoria Viva: El Eco de la Historia Emberá-Wounaan
En los pueblos indígenas de Panamá, el rol de la historia oral y la memoria tiene un poder enorme, es parte de la identidad y una fuerza movilizadora frente a los retos históricos y estructurales que enfrentan hoy.
La crisis migratoria en la región del Darién, habitada por pueblos Guna, Wounaan y Emberá, puede encontrar caminos hacia una respuesta a la crisis desde una visión sistémica, integrando el conocimiento indígena, su rica biodiversidad y fortaleciendo la gobernanza para un desarrollo local que facilite la resiliencia de estas comunidades y las personas migrantes que transitan.
Ríos de Tiempo: Recuerdos y Transformación en Bajo Chiquito
No obstante, entender estos posibles caminos requiere construir una relación de confianza, como lo mencionamos en un blog previo, pero también requiere construir desde la trayectoria histórica de estos territorios y la sabiduría colectiva que tienen las personas de estas comunidades. En el caso de Bajo Chiquito, hay una riqueza histórica que es clave comprender, junto a ellos y ellas.
Es por esto que hicimos las líneas de tiempo de esta comunidad como un río que fluye, con distintos momentos y cambios en el tiempo. Bajo Chiquito es una comunidad ‘hecha a mano’, construida desde esfuerzos y acciones colectivas, que ha vivido eventos climáticos de grandes efectos en la vida de la comunidad y también logros colectivos que son motivo de orgullo e identidad.
Estas historias, las contamos de manera resumida en los eventos más importantes mencionados por la comunidad:
Piedras Angulares en la Historia de Bajo Chiquito
Los 70s
En 1975, Bajo Chiquito fue fundada por 10 familias, principalmente de apellido Bacorizo y Chango. La comunidad fue ‘hecha a mano’ por hombres y mujeres emberá que recuerdan cuando construyeron la primera escuela con caña blanca, como las casas emberá tradicionales. En la memoria de la comunidad también está Carlos Quintana, el primer docente de la Escuela de Bajo Chiquito, recordado con mucho cariño.
Los 1980s
En los 1980s, el gran evento en Bajo Chiquito fue la creación de la Comarca Emberá-Wounaan. Este hito genera orgullo por el reconocimiento de los pueblos Emberá y Wounaan que habitan en la región de Darién. Sin embargo, en esos años también la extracción de madera y la expansión ganadera empezaron a acelerar una degradación ambiental importante no solo en Bajo Chiquito, sino en toda la región.
Los 1990s
En la década siguiente (1990s) hay otro gran evento, que es la construcción del puesto de salud de la comunidad (1995). Este evento está contrastado también con el recuerdo de los primeros grupos armados de la guerrilla colombiana y las tensiones con el narcotráfico.
Los 2000s
Los 2000s fueron años de muchos cambios. La empresa maderera abrió un acceso por tierra hacia Bajo Chiquito desde la comunidad de La Peñita, la escuela se cambió de caña brava por la de cemento y se construyó el comedor escolar (2004).
En esta década se recuerda también el desastre. El 16 de noviembre de 2004, se dio una gran inundación que significó grandes pérdidas materiales y de producción agrícola de la comunidad. Este evento se repetiría el 10 de diciembre con una inundación aún más grande, que llegó a dejar incomunicada a toda la región Oriental del país con la inundación del Lago Bayano en Chepo y Yaviza en Darién.
En los 2000s también empiezan a llegar emberás desde Colombia buscando refugio en Bajo Chiquito. No obstante, este movimiento no fue interpretado por la comunidad como migración, sino como una movilidad humana que ha sido parte de la región en la cual los límites administrativos entre Panamá y Colombia son distintos a las fronteras históricas y culturales.
Por ejemplo, la mayoría de los fundadores de Bajo Chiquito son emberá nacidos en Colombia. Esto no solo es el caso de la población Emberá y Wounaan, también encontramos casos similares en los poblados Guna y afrodescendientes de esta región.
Bajo Chiquito: Entre la Solidaridad y las Fronteras del Cambio (2010-2020)
Durante los 2010s, la comunidad recuerda la instalación de la primera base de SENAFRONT y la llegada de más emberá colombianos desplazados, pero también los efectos de crisis en otros países con la llegada de los primeros grupos de migrantes a Bajo Chiquito: “venían 40, 50, 60... personas de Somalia, India, Nepal, Congo, Eritrea.” En ese tiempo, los migrantes se quedaban una semana o más en la comunidad, la comunidad resolvía para llevarlos hasta el puerto de Lajas Blancas, pero en ese tiempo no había albergues.
Hacia 2015, estos flujos se magnificaron con la llegada de más de 24 mil cubanos. El Estado panameño, a través de la Operación Escudo, buscaba detener el flujo migratorio. Al impedir el tránsito bajo esta nueva medida, se generó mucha tensión en la comunidad, ya que los migrantes querían seguir, pero no podrían seguir su camino, meses después cambió la dinámica hacia un flujo más controlado.
Las personas en Bajo Chiquito, lideradas por mujeres, dieron apoyo a las personas migrantes, en especial a las mujeres, niñas y niños durante estos momentos de tensión. “Bajo Chiquito ha apoyado y resistido en silencio. Hemos apoyado con lo poco que tenemos”, comenta una mujer en una de las reuniones comunitarias para la generación de la línea del tiempo.
No es hasta 2016 que se hace un convenio entre las autoridades locales comarcales e instituciones de gobierno para enfrentar la crisis migratoria. La comunidad siente más apoyo y menos peso sobre sus hombros.
El convenio fue el inicio de un trabajo más organizado y coordinado junto a las comunidades, agencias del Sistema de Naciones Unidas y organizaciones humanitarias. En ese año se consolida el Puerto de Peñita como Estación Temporal de Recepción de Migrantes (ETRM), estableciendo una logística más estructurada para la movilidad de las personas migrantes.
Dos años después (2018), en Bajo Chiquito, las autoridades de la comunidad tomaron la decisión de suspender celebraciones (bailes y fiestas comunitarias) por temas de seguridad y protección hacia los migrantes, hoy en día celebran sus tradiciones en comunidades vecinas o en otros espacios Este mismo año, se aprueba la construcción del acueducto de Quebrada Venado, como fuente hídrica para la comunidad, hecho que no ha sucedido hasta la fecha.
En 2018 se vive un flujo mayor de migrantes en Bajo Chiquito y se cuenta con una presencia más constante de diversas organizaciones humanitarias y agencias del Sistema de Naciones Unidas, lo cual trajo también mejor acceso a ciertos servicios como salud, medicamentos y agua y, a la vez, tensiones sobre el acceso a estos recursos en una comunidad que continúa teniendo carencias importantes en servicios básicos.
La Resiliencia frente a la policrisis de COVID-19 y la migración (2020-2023)
En 2020, inicia la pandemia de COVID-19 y más de 400 personas migrantes quedan varadas en Bajo Chiquito. La comunidad los apoyó por más de 7 meses con alojamiento, comida, y comentan que no hubo muertos por la pandemia ni de migrantes ni de la comunidad. Personas de la comunidad aseguran que esto fue, en gran parte, gracias a la medicina tradicional y a las actividades de subsistencia para alimento de todos.
Ese año, muchas personas de Bajo Chiquito que se habían mudado a la ciudad regresaron a su comunidad. Narra la comunidad que, durante la pandemia, la población local aumentó, y al año siguiente nacieron muchos bebés.
En Darién y la Comarca Emberá-Wounaan los ríos lo son todo y, en pandemia, los ríos fueron fuente de vida y alimento, tanto así que el famoso pez “guacuco”, común en las aguas del río Tuqueza, desapareció. Fue la fuente principal de alimento que sustentó a la comunidad en esos años difíciles.
En 2021, aumentó significativamente el número de migrantes que pasaron por la selva, haitianos y cubanos principalmente. En Bajo Chiquito, las autoridades locales pidieron apoyo al gobierno y a otras agencias internacionales para la creación de albergues, que fueron bien recibidas y ese año inició la construcción de un albergue provisional. También llega el Ministerio Público a tener presencia constante en la comunidad, y se construye el módulo formal para SENAFRONT.
La comunidad apoya con la construcción de casas para funcionarios del Servicio Nacional de Migración y también para Médicos Sin Fronteras, quienes en ese momento tenían presencia en Panamá. A partir de 2021, la cifra de migrantes aumenta de manera abrupta, a niveles nunca vistos por la comunidad.
Solo en 2022 llegaron más de 250 mil migrantes, 150 mil de nacionalidad venezolana. En 2023 se construyeron más letrinas, estaciones de agua y bombeo y tanques de agua. Con apoyo de agencias internacionales se creó la primera Junta Administradora de Acueducto Rural (JAAR) en Bajo Chiquito, como organización local encargada de la administración y distribución de agua para la comunidad. Este año se culmina la construcción de la cancha multipropósito techada y se retoma la discusión para la construcción del acueducto en Quebrada Venado.
En 2023, se alcanza el número de más de 1 millón de personas que se estima han pasado por la frontera entre Panamá y Colombia, y una gran parte de estos tránsitos pasó por la comunidad de Bajo Chiquito.
Horizontes por Construir: Desafíos y Esperanza en Bajo Chiquito
Entonces, de la construcción de sus primeras casas, la primera escuela, su primer puesto de salud y la lucha colectiva por la creación de la Comarca Emberá-Wounaan; pasando por las oportunidades y la degradación ambiental, pérdida de biodiversidad y erosión de la tierra que ha dejado la extracción maderera; navegando las tensiones con los grupos armados y el narcotráfico que aún perduran y las grandes inundaciones que han acabado con cosechas y causado hambrunas. Bajo Chiquito ha tenido una historia de resiliencia, solidaridad y acción colectiva por mejores días, que hoy también se refleja en su respuesta ante el flujo de cientos de miles de personas que han pasado por esta tierra que tiene su historia y cultura.
Ciertamente, las culturas no son estáticas, y el cambio cultural a raíz del intercambio y las nuevas dinámicas en torno a la migración han generado conflictos y retos que exceden la capacidad de respuesta no solo de Bajo Chiquito, sino del país. Sin embargo, más allá de la respuesta a la crisis migratoria, es clave también invertir en el desarrollo local de estas comunidades para fortalecer su resiliencia y mejores condiciones para su población y el futuro de esta región.
Si quieres conocer más sobre los aprendizajes de este proceso de escucha activa en las comunidades de Canaán y Bajo Chiquito, te invitamos a leer nuestro blog sobre dinámicas actuales de cohesión social en la comunidad, o también esta nota de política pública que resume aprendizajes y recomendaciones clave.
Agradecemos y reconocemos el apoyo de las organizaciones GeoIndígena y Almanaque Azul en el proceso de consentimiento libre, previo e informado, así como el consentimiento, interés y disposición de las comunidades de Bajo Chiquito y Canaán de compartir sus historias como parte de este proceso.