El vecindario, las dinámicas sociales, las experiencias compartidas son parte de un proceso de mapeo para conectar a esta comunidad

Diferentes sectores participan en proyecto de mapeo de Barrio Norte de Colón.
Patricia Pérez Prieto
Oficial de Gobernabilidad, Paz y Derechos Humanos
Betty Chemier
Jefa de Experimentación, Laboratorio de Aceleración
“¿Qué recuerdas de este lugar?” El rostro de Lorna se ilumina con una nostálgica sonrisa mientras alza la mirada, evocando recuerdos entrañables. “Cuando era niña, mis padres me traían aquí a patinar. Era un parque muy bonito, venían muchas familias; era un lugar fresco y agradable. Veníamos a montar bicicleta y disfrutar del espacio abierto.” El Parque Sucre, que alguna vez fue un vibrante centro de alegría y comunidad, aún guarda los ecos de su animado pasado. A pesar de los desafíos actuales, los recuerdos nos hacen pensar en su potencial para ser nuevamente un lugar de conexión y renovación.
La mayoría de los proyectos comienzan con un diagnóstico del área en el que se llevarán a cabo, lo que generalmente permite tener una idea clara de sus activos de infraestructura. Pero ¿y si pudiéramos mapear algo más que calles, parques y edificios en un vecindario? ¿Y si pudiéramos mapear los hilos invisibles que conectan a las personas: los lugares que evitan, las esquinas que inspiran conversaciones y los encuentros cotidianos que moldean la vida comunitaria? Esta fue la pregunta que nuestro equipo exploró en Barrio Norte, Colón, Panamá. Nuestro objetivo no era solamente crear un mapa, sino mapear el corazón del vecindario: las dinámicas sociales, las experiencias compartidas y los espacios que dan vida a esta comunidad.

El mapeo trata de conectar a las personas con su vecindario.
Esta iniciativa de mapeo participativo, parte del programa SALIENT, una colaboración entre el PNUD, la UNODC y el UNFPA, va más allá de mapear el territorio. Se trata de conectar a las personas con su vecindario de manera significativa, creando un sentido de pertenencia y fomentando la empatía. Barrio Norte es un vecindario marcado por desafíos, pero también es hogar de historias de resiliencia, solidaridad y orgullo cultural. Nuestro enfoque se centró en entender cómo las personas se sienten en su barrio y cómo podemos crear espacios donde se sientan seguras, conectadas y empoderadas.
Las personas al centro del mapeo
“Hoy en día, solo la palabra ‘Colón’ asusta a la gente. Piensan en esta ciudad y lo único que viene a sus mentes es el crimen. Hay mucho más en este lugar, tantas cosas que la gente desconoce, si tan solo pudieran venir y verlo. Pero ya nadie viene a Colón.” Estas palabras reflejan una poderosa verdad: Colón tiene el potencial de un cambio transformador. Con su rica cultura e historias aún no contadas, la ciudad está lista para reescribir su narrativa y dar la bienvenida a un futuro donde su verdadera vitalidad brille para todas y todos.
Colón es una ciudad con una rica identidad histórica y cultural. Sin embargo, a pesar de su importancia como uno de los principales Hubs comerciales de la región y el mundo, la comunidad enfrenta desafíos significativos. Según el Índice de Pobreza Multidimensional, más del 40% de la población de Colón vive en la pobreza, y Barrio Norte es una de las áreas más vulnerables, enfrentando problemas como altos índices de criminalidad, desempleo, infraestructura deteriorada y acceso insuficiente a servicios de agua y saneamiento.

El Parque Sucre fue un vibrante centro de alegría y comunidad
Cuando hablamos de mapeo en Barrio Norte, no nos referimos únicamente al entorno físico. Nos referimos a comprender las experiencias, emociones y relaciones de las personas con los espacios que las rodean. A través de este proceso participativo, buscamos involucrar a los residentes, especialmente a aquellos que a menudo no son involucrados en las discusiones sobre planificación urbana, en la creación del futuro de su comunidad. Caminando junto a las personas de la comunidad por el vecindario, buscamos descubrir no sólo los desafíos físicos que enfrentan, sino también las barreras invisibles que moldean su vida diaria.
Trabajando junto con el Laboratorio de Aceleración del PNUD, exploramos las calles y espacios de Barrio Norte desde la perspectiva de su gente. Este método se basa en una filosofía de colaboración e innovación, cuyo objetivo es reunir a las personas para comprender su comunidad de nuevas maneras, al tiempo que se asegura de que sus voces sean escuchadas y de que se sientan empoderadas para actuar.

Se identificaron los espacios y las dinámicas que inciden en la cohesión social en Barrio Norte.
Recorriendo el barrio para mapear lo que importa
“Este ejercicio me hizo darme cuenta de que, aunque los que vivimos aquí siempre sabemos que existen estos límites, nunca los había visto en un mapa. Es increíble cuántos lugares son inaccesibles en nuestro propio barrio.” Sin embargo, esta realización trae esperanza, es el primer paso hacia la comprensión y la superación de esas barreras, creando un futuro donde todos puedan acceder y disfrutar del pleno potencial de su comunidad.
En Barrio Norte, el proceso de mapeo participativo se desarrolló durante dos días. El primer día, un taller reunió a la comunidad, organizaciones locales, representantes del gobierno y otras partes interesadas para identificar los “nodos” comunitarios: espacios donde las personas se reúnen de forma natural y se concentran diversas actividades. También aprovechamos esta oportunidad para definir las rutas que las personas participantes consideraban más importantes de explorar, con el fin de comprender mejor su comunidad y reflexionar sobre la historia de Barrio Norte, destacando historias personales que conectan a las personas con su vecindario.
El segundo día, el equipo realizó lo que se conoce como “Jane Walks”: un ejercicio de mapeo en terreno inspirado en la activista urbana Jane Jacobs. Divididos en pequeños grupos, los participantes recorrieron rutas asignadas, utilizando una herramienta digital de geolocalización para capturar imágenes, perspectivas y entrevistas sobre su entorno. A lo largo del camino, marcamos ubicaciones importantes, registramos sonidos, olores y detalles visuales, y compartimos historias que dieron vida a estos lugares. Este método nos permitió ver el vecindario a través de los ojos de sus residentes, descubriendo historias de seguridad, pertenencia y resiliencia que no se encuentran en datos o mapas tradicionales.

Durante las camintas se mapearon unos 149 puntos de Barrio Norte.
Como compartió un residente local durante la caminata: “Hay lugares que solía visitar a diario que ahora se sienten inseguros. Existe la sensación de que cada uno tiene su esquina y no se cruzan esas fronteras invisibles”. Estas barreras invisibles (divisiones sociales, amenazas percibidas o incluso reglas tácitas) son parte del paisaje tanto como los edificios y las calles. Al identificar estos límites, no mapeamos solamente los espacios físicos sino también los contornos sociales que dan forma a las experiencias de las personas en ellos.
Este enfoque participativo reveló 149 “puntos de interés” en Barrio Norte, destacando desde lugares de reunión hasta áreas de tránsito y lugares de interés cultural. También dio luces sobre áreas que necesitan mejoras, como espacios con desafíos de infraestructura como acumulación de residuos o iluminación deficiente. Las conversaciones durante los recorridos ofrecieron perspectivas poderosas sobre cómo estos espacios —ya sean físicos o sociales—dan forma al sentido de seguridad y comunidad de las personas.

El equipo que participó del mapeo exploró las calles y espacios de Barrio Norte desde la perspectiva de su gente.
Convirtiendo ideas en acciones
El proceso de mapeo participativo es solo el comienzo. Ahora, con conocimientos y datos, y un grupo sólido de residentes y actores involucrados, nos dirigimos hacia la siguiente fase: diseñar intervenciones que devuelvan vida a los espacios públicos, desde añadir iluminación hasta crear zonas seguras para reuniones y recreación. Intervenciones de urbanismo táctico —mejoras temporales y a pequeña escala— permitirán a los residentes experimentar cambios de primera mano, probar ideas y activar espacios públicos. Estas “victorias rápidas” pueden demostrar a la comunidad que el cambio positivo es posible trabajando juntos y generar impulso hacia soluciones más profundas y permanentes.
La Iniciativa de la Entidad para Salvar Vidas (SALIENT), lanzada en 2020, es un mecanismo de financiación de las Naciones Unidas dedicado a ayudar a los Estados Miembros a adoptar un enfoque programático, multisectorial y holístico para abordar la violencia armada y los flujos ilícitos de armas pequeñas y ligeras. La Iniciativa SALIENT está en consonancia con la visión de la Nueva Agenda para la Paz y está funcionando en ocho países de todo el mundo para reducir el costo humano de las armas, aprovechando las fortalezas del PNUD y la Oficina de Asuntos de Desarme de las Naciones Unidas en el nexo entre desarme y desarrollo y apoyándose en el sistema de Coordinadores Residentes para coordinar la ejecución de sus operaciones por parte de los organismos miembros del Equipo de País de las Naciones Unidas. El programa en Panamá trabaja para integrar estrategias de seguridad y desarrollo, abordar las causas profundas de los conflictos y promover la paz sostenible a través de enfoques impulsados por la comunidad. Al forjar alianzas con los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, SALIENT se dedica a fomentar entornos más seguros y estables para las poblaciones vulnerables, con el objetivo final de lograr un mundo donde la paz y la seguridad sean la base del desarrollo y el bienestar humanos.