Nuestra incursión en la ciencia ciudadana – segunda parte
Por qué las limpiezas de playas son una tragedia sísifea
3 de Marzo de 2022
“Detesto las limpiezas de playas. Ahí está, lo dije”, así inicia el diario virtual de mi colega Jennifer, jefa de Exploración del Laboratorio de Aceleración del PNUD en Panamá. La actividad de recoger tapas de botellas, suelas de zapatos y colillas de cigarrillos le parece …inquietante. Su ansiedad se deriva de lo que ella describe como un "enfoque a corto plazo para abordar la creciente cantidad de basura que se encuentra en nuestras costas". Sin embargo, de alguna manera, explica “las limpiezas de playas son más populares que nunca”.
Ella cuestiona si los voluntarios o los programas de responsabilidad social corporativa creen que sus esfuerzos abordan la razón principal de la basura en la playa, “¿Se preguntan acaso sobre la causa principal?” “Las limpiezas de playas me recuerdan a las curitas”, dijo. “No se quedan mucho tiempo. Son temporales.”
Para Panamá, una economía inherentemente ligada a los servicios ambientales proporcionados por su ecosistema, la basura marina representa una seria amenaza para el bienestar del país. La basura marina desechada incorrectamente genera ríos llenos de desperdicios, playas cubiertas de residuos e impactos negativos en las costas panameñas, los mares y, a través de las corrientes oceánicas a los océanos del mundo.
Naturalmente, las limpiezas de playas son una idea indiscutiblemente buena, o al menos eso solía creer. La Dirección de Costas y Mares del Ministerio del Ambiente (DICOMAR) confirma que en 2021 se registraron más de 40 limpiezas oficiales de playas, 30 de las cuales se realizaron en septiembre, mes oficial de los océanos. Estas limpiezas responden directamente a la creciente cantidad de basura que se encuentra en la playa: Se estima que Panamá descargará 102,229 toneladas de basura al océano. El principal responsable: el plástico.
La era del plástico
Datos globales sugieren que los plásticos constituyen el 80% de toda la basura marina que se encuentran desde las aguas superficiales hasta los sedimentos en aguas profundas. Todos los que han oído hablar del Gran Parche de Basura del Pacífico, conocen lo peligroso que son los plásticos en el agua para la salud y el medio ambiente.
La mayoría de los plásticos no se biodegradan, sino que se rompen en piezas cada vez más pequeñas llamadas microplásticos, fragmentos diminutos de plástico, muchos de los cuales surgen de productos plásticos como botellas de refrescos o bolsas de plástico. Una investigación australiana muestra que, debido a la descomposición de los productos plásticos en el océano, los humanos ingieren plástico del tamaño de una "tarjeta de crédito" cada semana. Desafortunadamente, eso no solo es cierto para aquellos que aman los mariscos, sino que también se pueden ingerir en agua, cerveza y otros productos.
Las predicciones sobre fugas de plástico parecen desalentadoras: se estima que cada año se vierten 8 millones de toneladas métricas de plástico en los océanos del mundo, lo que lleva a predicciones de tres veces la cantidad de residuos plásticos vertidos en los océanos en las próximas décadas. Algunos científicos advierten que para 2050, la cantidad de artículos de plástico en el océano será superior a la cantidad de peces.
Hace dos décadas, el investigador Paul Crutzen sugirió que la era en la que vivimos debería llamarse "Antropoceno", marcada por el dominio humano sobre la geología y los ecosistemas. Hoy en día, varios científicos sugieren que las capas de plástico son indicativas del comienzo del Antropoceno y que después de las Edades del Bronce y del Hierro, el período actual será simplemente clasificado como la "edad del plástico".
¿Será que Sísifo limpiaba playas?
Sísifo fue el héroe legendario de la mitología griega que fue condenado a subir a la cima de una colina con una enorme roca. Cuando llegaba a la cima, caería; su destino consistía en repetir lo mismo una y otra vez por toda la eternidad.
El aumento de la producción de plástico y las continuas fugas hacen que la limpieza de playas sea una tarea sísifea, e irónicamente una gota en un balde o debería decir, en el océano. Al Dr. Liboiron de la Universidad de Terranova le gusta desafiar el paradigma de la limpieza del océano con una metáfora: “Cuando tu bañera se desborda, ¿tomas un trapeador o cierras la pluma y luego tomas un trapeador? Si no quiere estar trapeando para siempre, primero debe centrar su atención en la pluma”.
Esta metáfora tiene un sentido intuitivo: las limpiezas de playas, o "curitas temporales", como las llama mi colega Jennifer, no detienen ni mitigan las fugas de plástico. Entonces, ¿qué lo hace?
La basura marina no se ha estudiado ampliamente en América Latina, por lo tanto, en muchas áreas de la región faltan mediciones de referencia sobre el volumen, la densidad y sus fuentes. A pesar de la escala del problema, los gobiernos de América Central, incluyendo Panamá, carecen de conocimientos regionales granulares sobre la magnitud de la basura marina que está afectando el medio ambiente, la ecología y las costas del país. En Panamá, el Ministerio del Medio Ambiente, como custodio del ODS 14 (cuyo indicador 14.1.1 incluye la densidad del plástico y requiere un monitoreo regular de la basura marina en playas), actualmente no está monitoreando los desechos plásticos. Si no conocemos la escala y la cantidad del problema, es difícil planificar un conjunto de prácticas sostenibles.
La regla de tres: tres distritos, tres playas, tres días
Para comprender mejor la escala de la basura marina y su impacto en el país, el Laboratorio de Aceleración del PNUD en Panamá se propuso ayudar al gobierno a proporcionar datos relevantes sobre el volumen y la composición de la basura marina que se encuentra en las regiones costeras de Panamá. El Laboratorio eligió las tres áreas de intervención: los distritos de Tonosí, Pedasí y Pocrí, que conforman la Zona Especial de Manejo Marino Costero (ZEMMC) ubicada en la costa sur de la península de Azuero en Panamá. Si bien los tres distritos son destinos turísticos importantes conocidos por sus bellas playas y su rica biodiversidad, también están luchando con prácticas inadecuadas de gestión de desechos y basura marina en sus playas, que de otro modo estarían impecables.
Con la experiencia técnica de la Red Centroamericana de Investigación de Basura Marina (REBAMAR) y en colaboración con la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP), el laboratorio desarrolló una evaluación de inventario de basura marina utilizando la metodología del Programa de Basura Marina de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). Esta metodología permite un análisis estandarizado y una comparación entre playas, del volumen y la composición de la basura marina, con el objetivo de recopilar datos indirectos y conocimientos que permitan una respuesta gubernamental más adecuada a la basura marina.
Después de brindar capacitación teórica y práctica sobre la metodología del inventario de basura marina a un grupo de 20 voluntarios compuesto por estudiantes, funcionarios públicos y miembros del comité ambiental, los científicos ciudadanos recién capacitados se dispusieron a evaluar la composición de la basura marina local. Estos ciudadanos fueron capacitados con algo más que nuevos conocimientos: La aplicación móvil Clean Swell se utilizó para enumerar y recolectar desechos marinaos y para marcar referencias geográficas de estos sitios en el sitio de código abierto TIDES.
En equipos de tres, los científicos ciudadanos recolectaron y contaron metódicamente los desechos [1]. Dos participantes recogían la basura mientras que el tercero la registraba en la aplicación. Uno de los participantes decía por ejemplo “Botella de plástico, uno”. Esto significaba que una botella de plástico se registraba en la aplicación. “Lata de aluminio, dos”. Se registraban dos latas de aluminio. En lugar de simplemente recoger la basura marina y disponer de ella en un vertedero, al combinar la ciencia ciudadana y la tecnología, los ciudadanos recopilaron información valiosa sobre cuándo, dónde y qué tipos de basura aparecen en las playas.
[1]A los grupos se les asignó un transecto de 5 m seleccionado al azar de un segmento de 100 m en la playa.
Los científicos ciudadanos salieron de la playa con bolsas de plástico llenas de basura marina y bolsas de plástico llenas de microplásticos. La segunda parte del taller de tres días consistió en que los ciudadanos analizaran, visualizaran y reflexionaran sobre sus hallazgos. “Este tipo de actividades son importantes para la toma de decisiones relacionadas con la contaminación.” “Necesitamos instalaciones para desechos que permitan a la comunidad recolectar y eliminar los desechos de manera adecuada”, comparte una participante. Otro participante destacó la importancia de seguir aprendiendo sobre los microplásticos. Los ciudadanos prepararon carteles que luego informaron a los municipios y al gobierno federal, demostrando que hasta el 86% de la basura marina recolectada era, de hecho, plástico.
En un segundo inventario, realizado un mes después, la composición de la basura marina mostró resultados similares, lo que generó preguntas sobre el origen de los desechos: ¿La basura llega del océano o la gente la deja en la playa? “Cuando comienzas a monitorear [la basura marina], descubres más preguntas que respuestas”, dice Hillary Burgess, coordinadora de monitoreo de la NOAA. “Es un ciclo interminable”.
Para responder a estas preguntas, es importante realizar un seguimiento constante y amplio; y comenzar a identificar tendencias. Las playas que muestran altas concentraciones de plásticos marinos señalarían la necesidad de un enfoque científico aplicado. Las estaciones de monitoreo fijas en estas playas con altos volúmenes de basura marina deberían ser parte de un programa nacional de monitoreo de basura marina que involucre en un esfuerzo combinado a la academia, la sociedad civil y el gobierno nacional. DICOMAR de Panamá ve la ventaja de los inventarios de basura marina: ha decidido gradualmente transformar las limpiezas de playas que se aplican ampliamente pero que se repiten constantemente y está apoyando la ampliación de la metodología a través del desarrollo de capacidades de sus directores regionales, una actividad que se está llevando a cabo en el primer trimestre de 2022.
El monitoreo de la basura del mar a través de la ciencia ciudadana puede conducir al empoderamiento científico de los ciudadanos y, lo que es más importante, a construir la base de evidencia para políticas que reduzcan la escala de la contaminación plástica. Eso significa reducir el uso plástico innecesario como materia prima, diseñar productos menos dañinos y desarrollar mejores procesos de reciclaje. La pluma, como dice el Dr. Liboiron, hay que cerrarla.
Los comentarios de cierre del diario de Jennifer destacan simplemente que "se necesitará más que una curita para resolver los desafíos del desarrollo del siglo XXI, incluyendo la gestión de residuos".
La Guía de Inventarios de Basura Marina y Microplásticos – Ciencia Ciudadana, publicada en colaboración con REBAMAR y el Ministerio del Ambiente, está disponible para cualquier institución, organización o individuo centroamericano que desee salir del ciclo “Recolectar-Eliminar-Repetir” de las limpiezas de playa, y aplicar el método de ciencia ciudadana en sus playas y costas.