Más allá de lo ambiental: el reto de conservar las lomas de Lima
Lima está rodeada de lomas, un ecosistema único que se extiende a lo largo de las costas de Perú. Sin embargo, no es extraño que en esta ciudad, que concentra un tercio de la población del país, las lomas sean vistas como lugar de vivienda, siendo su principal amenaza las invasiones y el tráfico de terreno. Conservarlas, entonces, es un reto que va más allá de una agenda puramente ambiental, con acciones tan urgentes como encontrar alternativas al problema de planificación urbana y a la falta de una política de vivienda digna.
A esta amenaza se suma una serie de problemas que dificultan aun más su conservación. Desde su “invisibilidad” —un 40% de quienes viven a menos de un kilómetro de una loma no saben qué es, según una encuesta de la PUCP—, la poca de claridad sobre el ente responsable de su protección y administración, la falta de un plan de desarrollo urbano para la ciudad o de una política de una vivienda digna, al igual que las mafias de tráfico de terreno coludidas con autoridades, entre otros.
A pesar de estos desafíos, existe un grupo de personas comprometidas con la defensa de las lomas, conscientes de que son el último cinturón verde de una ciudad que carece de suficientes espacios naturales para sus 10 millones de habitantes. Las y los “lomeros” han sido y siguen siendo defensores de este ecosistema, luchando a veces solitariamente incluso contra su propio vecindario que no comprende por qué defienden ese “montón de piedras”.
Cuando iniciamos en 2016 la iniciativa EbA Lomas —desde el PNUD, bajo la dirección del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) y el financiamiento del Fondo Mundial del Ambiente (GEF)—, reconocimos la importancia de trabajar de la mano con las y los lomeros para generar impacto y que las acciones sean sostenibles en el tiempo.
De inmediato, comprobamos que la “intensidad” era una característica de quienes defienden las lomas. Esa intensidad —entendida como insistencia, ímpetu y pasión— es lo que este ecosistema necesita para su cuidado y conservación, pues de otra forma es fácil rendirse ante los múltiples problemas que desbordan al tema ambiental. Por lo tanto, desde EbA Lomas lo que aprendimos y quisimos dejar en estos cinco años de trabajo fueron estrategias y herramientas que hagan menos duro el trabajo que ya tienen las y los lomeros y apoyarlos en su lucha.
Lo primero que priorizamos fue la conservación legal de las lomas. A pesar del valor que este ecosistema representa para Lima, hasta hace unos años no existía una forma que las protegiera legalmente. Por eso, impulsamos distintas modalidades de conservación de las lomas de acuerdo al contexto político y social. Así, por ejemplo, apoyamos la creación de la primera Área de Conservación Regional de la capital: Sistema de Lomas de Lima, y también de la primera Área de Conservación Privada de Lima Metropolitana “Lomas de Quebrada Río Seco”, junto a 6 ordenanzas distritales que declaran de interés local las lomas, y por lo tanto su protección. Además, dejamos encaminada la creación de la ACP Lomas de Collique de la Comunidad Campesina de Jicamarca y la declaratoria como Paisajes Culturales a las lomas de Mangomarca, en el distrito de San Juan de Lurigancho, y de Cicasos, en San Bartolo.
En paralelo, trabajamos con las organizaciones que agrupan a las y los lomeros, como la Red de Lomas del Perú, brindando la asistencia técnica que les permita formalizarse, gestionar capitales semillas y capacitarse en oportunidades como el ecoturismo y econegocios, y en temas que les preocupa como el monitoreo biológico.
Además, ante la necesidad de detectar rápidamente nuevos daños a las lomas, diseñamos el Geoportal de las Lomas de Lima, que permite difundir información georreferenciada territorial y ambiental de este ecosistema en tiempo real para mejorar la gestión del conocimiento y monitoreo.
Por otro lado, uno de los problemas que enfrentan quienes viven cerca a las lomas, y sus defensores, es la poca disponibilidad de agua. Para abordarlo, nos propusimos aprovechar este “oasis de neblina”, instalando atrapanieblas y monitoreando su potencial de captura de agua que sirve para regar las plantas durante la temporada seca mediante un sistema automatizado. De igual forma, instalamos estaciones ligeras que predicen episodios de alta niebla, enviando la información a la plataforma de monitoreo satelital.
Sin embargo, todos estos esfuerzos necesitan de una mayor conciencia ciudadana para ser duraderos en el tiempo. Bajo la premisa de que “no se cuida lo que no se ama y no se ama lo que no se conoce”, nos enfocamos en las escuelas, desarrollando una guía de educación ambiental sobre las lomas, incorporando el currículo nacional vigente y llegando a docentes y organizaciones de lomas a fin de forjar una nueva generación que conozca el valor de este ecosistema.
La lección que nos llevamos de estos años de trabajo es que, dado todo lo que implican las lomas, los proyectos que tienen como fin su conservación, no deben abordarse solo desde una dimensión ambiental, sino desde la mejora de la calidad de vida de las personas. Para salvaguardar este ecosistema único en el mundo, se requiere de un trabajo integrado entre los distintos sectores para así lograr que sus habitantes puedan vivir de forma digna en una Lima sostenible para todos y todas.
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