Conversamos con Norma de la Cruz, consejera electoral del INE de México, sobre las oportunidades que existen en el trabajo entre redes sociales y organismos electorales

Norma de la Cruz, consejera electoral del INE de México
Entrevista por Sebastián Sevilla Ferrari
Durante 2024, México vivió las elecciones más grandes de su historia con más de 20 mil cargos de elección popular en disputa en todo el país y casi 100 millones de personas habilitadas para votar.
El Perú tendrá, en 2026, el año electoral más grande de su historia, en el que la ciudadanía elegirá a más de 8 mil nuevas autoridades entre más de 40 partidos políticos inscritos. De cara estos comicios, resulta clave conocer los logros, dificultades y lecciones aprendidas de otros países de la región.
Por ello, conversamos con Norma de la Cruz consejera electoral del Instituto Nacional Electoral (INE) de México, entidad de organizar la contienda electoral. Norma tiene más de 20 años de experiencia trabajando en observación y asistencia técnica electoral países tan diversos como Kosovo, Liberia, Irak y Guatemala, y ha trabajado para instituciones internacionales del sistema de Naciones Unidas y de la Unión Europea.
Norma estuvo en el Perú para contar la experiencia del INE en el trabajo con empresas de redes sociales en el marco del encuentro internacional “Empresas tecnológicas y procesos electorales”, que organizaron el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
Durante su presentación, Norma describió cómo, desde el INE, lograron entablar alianzas con las empresas de redes sociales para fortalecer sus herramientas de comunicación en el marco de las elecciones generales que tuvo México en 2024.
Usted ha trabajado realizando observación electoral y brindando asistencia técnica en países de América, Europa y África, ¿diría que los procesos electorales en América Latina tienen alguna característica en particular que los diferencia de otros?
Creo que cada país es un caso único y también que, más que la geografía, lo que hace que un proceso electoral sea más o menos complejo es el contexto político o social por el que atraviesa. No es lo mismo organizar un proceso electoral en un país que lleva décadas sin elecciones o que está en un proceso de referéndum para instaurar una nueva constitución, tampoco es lo mismo trabajar en un país con un analfabetismo superior al 80%. Cada caso es único.
Lo que sí es cierto es que en América Latina los procesos electorales son sumamente sofisticados. Los organismos electorales, en la mayoría de los casos, tienen buenos técnicos y legislaciones robustas que permiten dar un soporte profesional al proceso. A nivel social, la ciudadanía tiene cada vez mayor conectividad a internet y a redes sociales, lo que es una oportunidad muy grande para los Estados para informar de manera masiva, pero también generan dificultades pues no toda la información es veraz y confiable.
México afrontó un proceso electoral sumamente complejo en 2024, ¿crees que fue la elección en que las redes sociales tuvieron un mayor peso?
El de 2024 fue un proceso muy especial para México, no solo porque fue el año con más elecciones en la historia del mundo, sino que tuvimos por primera vez una elección que se definió entre dos candidatas mujeres con perfiles muy diferentes, eso llevó a un ambiente de polarización que se trasladó también a las redes sociales de forma paulatina y fue aumentando hasta llegar a un nivel muy tóxico en el tramo final.
Es ahí donde el trabajo del INE fue muy importante, pues la buena organización y comunicación despejó cualquier duda sobre la integridad del proceso. Los resultados se aceptaron y se respetaron, esto demuestra que la confrontación política que puede existir en una campaña electoral no tiene por qué comprometer a las autoridades electorales que hacen un trabajo técnico.
Desde el INE, ¿qué estrategias han implementado para promover la integridad de la información en contextos electorales? ¿qué acciones piensan aplicar a futuro?
En el INE, desde el 2018, tenemos un programa llamado Certeza, mediante el cual monitoreamos diariamente las redes sociales para identificar corrientes de desinformación durante el proceso electoral. De esta manera podemos desmentir y aclarar en tiempo real la información que se propaga.
También estamos utilizando herramientas de inteligencia artificial, como nuestro chat Bot de WhatsApp “Inés”, que permite que los ciudadanos hagan consultas directas sobre el proceso electoral y accedan a información instantáneamente.
Sin embargo, estas herramientas solo se activan cuando estamos en un proceso electoral. Considero que esa es algo que debemos mejorar, pues el monitoreo de redes debe ser permanente, como lo hace Brasil, por ejemplo, con su plataforma de verificación.
México tiene una experiencia muy valiosa en el establecimiento de alianzas con empresas tecnológicas, ¿cómo debe ser la relación de los organismos electorales con estas empresas?
Creo que la relación tiene que ser muy estrecha, basarse en la colaboración mutua, pero, sobre todo, debe de ser de mucho respeto y de mucha claridad sobre cuáles son los alcances de esta colaboración, reconociendo que los organismos electorales y las empresas son instituciones de naturaleza diferente, con objetivos diferentes, pero con importantes puntos en común. Identificar las líneas comunes es lo que permite aterrizar la colaboración y llevarla a una formalización.
¿Qué ejemplos destacaría de su experiencia en México?
En el caso de México, por ejemplo, pudimos formalizar nuestras relaciones con un acuerdo de colaboración con las empresas que nos ha ayudado muchísimo a la hora de unir esfuerzos en tres aspectos clave: combatir la desinformación, hacer trabajo de difusión para los procesos electorales y también avanzar en la educación digital que requiere la ciudadanía.
Un ejemplo que me parece muy valioso es el trabajo que hicimos con Meta para identificar casos de violencia política contra mujeres en espacios digitales que en México es algo con mucha incidencia.
¿Cree que experiencias como la de México son replicables en otros países, como el Perú?
Definitivamente, sí. Las experiencias internacionales tienen que servir para que más países empiecen a tejer acuerdos o formalicen los que ya han iniciado. Creo que, a futuro, debemos buscar que estos acuerdos de colaboración se vean a nivel regional, pues los desafíos que suponen las redes sociales no los enfrenta un solo país, sino todos los países.
Por eso, creo que debemos apuntar a buscar acuerdos más grandes que les permitan a los organismos electorales de todo el continente tener mejores herramientas para difundir información veraz en espacios digitales.