El Sistema Nacional de Respuesta al Cambio Climático a través del Grupo de Trabajo de Género y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) mediante su iniciativa global Promesa Climática, llevaron adelante un proceso participativo en diferentes puntos del país para sumar la mayor cantidad de voces en la construcción del nuevo Plan de Acción en Género y Cambio Climático. En cada territorio, se contó con el apoyo de Instituto Nacional de las Mujeres y los gobiernos departamentales, asegurando la representación y colaboración a nivel local.

En el primer semestre del año, se realizaron cuatro diálogos regionales en el norte, sur, litoral y este del país, en los que participaron representantes de instituciones, gobierno nacional y subnacional, academia y sociedad civil.

Estos diálogos son parte del proceso iniciado en 2023, que se construye sobre los logros del Plan de Acción vigente 2020-2024, con el fin de fortalecer las capacidades para formular recomendaciones hacia el nuevo Plan de Acción. Los encuentros proporcionaron un espacio para reflexionar e intercambiar experiencias y perspectivas sobre los impactos del cambio climático en las comunidades. Con un enfoque interseccional, este nuevo Plan de carácter multisectorial y consultivo abordará temas como el ambiente, la energía, la agricultura, la salud, el turismo, la educación, las emergencias, entre otros, dando continuidad al Plan actual y entrando en vigencia a partir de 2025.

Metodología de trabajo durante los diálogos regionales
La metodología estuvo orientada a trazar recomendaciones que reflejen los contextos territoriales y sectoriales, incorporando las percepciones locales. Se trabajó en grupos para identificar las memorias afectivas, situando en una línea de tiempo (de 1994 a 2024) los eventos climáticos ocurridos en cada territorio y que hayan dejado algún tipo de “huella” ya sea emocional, física o de otro tipo. Luego, en el mismo orden cronológico se identificaron los impactos de estos eventos, reconociendo los impactos diferenciales por género, edad, origen étnico racial, y otras dimensiones. Cada encuentro finalizó con una puesta en común de los grupos para compartir las principales reflexiones y recomendaciones.

La metodología aplicada permite que los equipos técnicos puedan acercarse a las situaciones de vida, trayectorias y experiencias particulares que aportan de forma significativa a la construcción colectiva del nuevo plan. A la vez que permite a las comunidades locales a acercar sus conocimientos, preocupaciones e ideas a la construcción de la Política.

Esta modalidad de trabajo facilita la comprensión colectiva de los impactos multidimensionales e interconectados, que afectan diferenciadamente a grupos poblacionales. Al explorar los impactos ambientales, sociales, económicos y emocionales, reconocemos cómo estos factores se entrelazan, afectando desproporcionadamente a las mujeres. Estos impactos generan una mayor demanda de cuidados y requieren desplegar múltiples capacidades de respuesta, roles que, en su mayoría, son asumidos por mujeres. A la vez, dadas las desigualdades de partida que sitúan a las mujeres en mayor vulnerabilidad, suelen ser más afectadas en múltiples dimensiones de su autonomía.

Esta realidad resalta la importancia de incorporar las voces y experiencias de las mujeres en la construcción de políticas de cambio climático y género, no solo para reconocer su contribución histórica y su liderazgo en la gestión de crisis, sino para contribuir a superar las estructuras que perpetúan en estas desigualdades, promoviendo así la transformación social inclusiva y sostenible.

Siguientes pasos
El grupo de trabajo de género del Sistema Nacional de Respuesta al Cambio Climático está actualmente elaborando un documento con las recomendaciones para el nuevo plan de acción en género y cambio climático, a partir de la sistematización de los datos obtenidos en los diálogos regionales. A fines del tercer trimestre del año se realizará la actividad de cierre donde se presentarán los resultados del proceso.