Discurso del Representante Residente del PNUD en Conversatorio Localización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
28 de Octubre de 2023
Conversatorio Localización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible
En conmemoración del 78 Aniversario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
23 de octubre de 2023
Biblioteca Pública – Maracaibo – Edo. De Zulia - Venezuela
Discurso de Magdy Martinez Soliman, Representante Residente del PNUD
Quisiera agradecer al Excmo. Sr. Gobernador, Don Manuel Antonio Rosales, su hospitalidad en el Estado, al Ilmo. Alcalde de Maracaibo, Sr. Rafael Ramírez Colina, por recibirnos en su maravillosa ciudad, y a la Magnífica Sra. Rectora de la Universidad del Zulia, Dra. Judith Aular de Durán, su recepción y amabilidad como dueña de casa. Siempre es un placer para nosotros, y un estímulo, celebrar un día internacional de esta importancia con el liderazgo político y en sede académica, en un templo del saber, en un lugar al que vienen las nuevas generaciones a aprender a ser profesionales, y al que acude el profesorado a compartir conocimientos y a desarrollarlos mediante su investigación. Me recuerdan, Sra. rectora, que Doña Imelda Rincón de Maldonado fue la primera mujer Rectora de una universidad en Venezuela, una pensadora del desarrollo y del impacto de la educación sobre el mismo. Camina Usted, Dra. Judith, sobre senderos pisados por pioneras, a las que honra con su propia trayectoria académica. Gracias por invitarnos hoy aquí.
Quisiera también extender un cariñoso saludo a todas las personas que en este Estado trabajan al servicio de su gente bajo la bandera azul de las Naciones Unidas y están hoy aquí: colegas que protegen a las personas refugiadas y migrantes desde el ACNUR, a quienes coordinan a los equipos humanitarios desde OCHA, promueven los derechos a la salud sexual y reproductiva desde el UNFPA, y naturalmente a quienes apoyan el desarrollo sostenible desde mi agencia, el PNUD. Todos somos Naciones Unidas.
Y mañana es en efecto el día de la ONU. En todo el mundo, no sé si por primera vez en este Estado, se recuerda que el 24 de Octubre de 1945, cuando aún resonaban los ecos de la segunda guerra mundial en Europa y en el Pacífico, entró en vigor la Carta de San Francisco, la convención fundacional de las Naciones Unidas, firmada meses antes en aquella ciudad del Oeste de Estados Unidos. Entonces, se reunieron allá cincuenta plenipotenciarios de naciones soberanas, entre ellas la República de Venezuela, representada por el doctor Diógenes Escalante, su Embajador en Washington en ese momento. Y Venezuela ya formaba parte entonces, hace 78 años, de la comunidad más ilustrada de naciones de los años cuarenta: las naciones más desarrolladas, amantes de la paz, y de manera incipiente, promotoras de las ideas pioneras de los Derechos Humanos y del Desarrollo, dentro de los tiempos convulsos que entonces se vivían.
La ONU nació para representarnos, como dice el preámbulo de la Carta, a “nosotros los pueblos de las Naciones Unidas, resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad, y con tales finalidades, a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos, a unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, (…) y a emplear un mecanismo internacional para promover el progreso económico y social de todos los pueblos…”
Como dijo el Secretario General Guterres en la Asamblea General este pasado septiembre, “La Paz está inextricablemente unida al desarrollo sostenible. Vemos una pauta familiar en todo el mundo: cuanto más cerca está un país del conflicto, más lejos está de los ODS. La Carta nos pide que promovamos el progreso social. En términos del siglo XXI, esto quiere decir cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.” Si no alimentamos a las personas que pasan hambre, alimentamos el conflicto.
Nada más que en el preámbulo de la Carta de San Francisco ya tenemos todas las razones que nos convocan hoy aquí, en el Zulia, con los ilustres dirigentes políticos y académicos que presiden este evento, y con ustedes, funcionarios y funcionarias de las Naciones Unidas. Estamos, como dijera el Excmo. Sr. Canciller de Venezuela hace apenas unas semanas en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, “A 78 años de aquel histórico momento en que la humanidad, habiendo derrotado al fascismo y al nazismo, se planteó la conformación de un espacio donde imperara el diálogo entre todos los Estados, desde el cual pudiésemos edificar la estabilidad y la cooperación mundial sobre los pilares de la paz y la seguridad, los derechos humanos y el desarrollo sostenible.”
Resulta imposible hablar en un día de las Naciones Unidas sin referirnos a dos conflictos internacionales que ocurren lejos de las tierras venezolanas, pero que, en nuestra sociedad global, nos golpean de cerca. En Ucrania, una guerra que viola el derecho internacional y causa un enorme sufrimiento a su población. El coste en términos de desarrollo será inmenso. En Israel y en los territorios Palestinos vuelve a desatarse de manera ciega el “flagelo de la guerra” y el horror del terror. El Administrador del PNUD, Sr. Achim Steiner, se ha unido al llamamiento del Secretario General de las Naciones Unidas para que se adopten dos medidas humanitarias inmediatas: el acceso humanitario sin restricciones y sostenido para permitir la entrada de ayuda vital en Gaza, y la liberación incondicional de los rehenes. Para ayudar a hacer realidad estos dos llamamientos, el Secretario General de las Naciones Unidas también pidió un alto el fuego humanitario inmediato. La situación humanitaria y las perspectivas de desarrollo en Gaza ya eran terribles antes de la guerra actual y solo se deteriorarán exponencialmente debido a los combates y el desplazamiento forzado de cientos de miles de civiles. El consiguiente costo humano será inmenso. En Gaza, los ciclos recurrentes de violencia, la destrucción física durante las sucesivas rondas de hostilidades y las presiones demográficas han causado pérdidas humanas y han repercutido en todos los aspectos del desarrollo social y económico. La guerra actual, si se le permite que persista, resultará más devastadora. La escalada del desastre humanitario en Gaza, que está sufriendo ataques militares, el bloqueo y el desplazamiento forzado interno, deben cesar.
Y en esas estamos, llorando a las víctimas israelíes, angustiados por la suerte de los rehenes, y tratando de encontrar comida, alimentos, electricidad, protección para los hospitales y la población civil, las escuelas y los barrios para que puedan sobrevivir las personas atrapadas allá. En esas estamos, demandando la liberación inmediata de todos los rehenes secuestrados en Israel, y salvoconductos para los civiles, sin daño y sin demora. Y después, a los trabajadores del desarrollo, nos tocará una vez más ayudar a reconstruir infraestructuras, viviendas, centrales eléctricas, empresas, universidades, centros de salud, calles y supermercados. Lo mismo que en Ucrania. A algunas naciones les va a costar mucho alcanzar esos Objetivos del Desarrollo Sostenible, los ODS, que representan a las personas, al planeta, a la prosperidad, y a la paz.
Hoy celebramos, en esta maravillosa tierra, con unas horas de anticipación, el día de las Naciones Unidas desde una perspectiva del desarrollo. Los ODS en Venezuela están por alcanzar, y habrá muchas dificultades en el camino. Esta semana pasada fue sin embargo una semana buena para la esperanza, y ha dado lugar a un moderado optimismo. El acuerdo parcial anunciado por el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y la Plataforma Unitaria de Venezuela, firmado en Barbados con la facilitación del Reino de Noruega y la participación del Reino de los Países Bajos y la Federación de Rusia como países acompañantes, ha sido acogido con beneplácito por nuestro Secretario General y por muchísimos venezolanos. El Alto Comisionado para los Derechos Humanos ha añadido su bienvenida al levantamiento parcial de sanciones sectoriales unilaterales, dado su impacto sobre la gente, y ha pedido que se revisen más aún en el futuro. El Secretario General ha apoyado la implementación de buena fe de los acuerdos liderados por los venezolanos para la celebración de elecciones inclusivas, transparentes y creíbles en 2024. Mucho de lo que han dicho ambos líderes está contenido en el ODS16, que demanda instituciones fuertes, niveles estables de paz y buen gobierno, canalización de los conflictos por medios pacíficos, y superación del conflicto, de la violencia y de situaciones que dificultan la gobernabilidad como la corrupción. En suma, apuesta por el estado de derecho, la protección de todos los derechos humanos, y el acceso a la justicia para todas las personas.
Los acuerdos de Barbados nos convocan de muchas maneras, pero en particular, a nuestra organización del PNUD y a nuestros colegas de Naciones Unidas, en dos frentes muy concretos: uno, ayudar a gestionar la vuelta a Venezuela de recursos que pertenecen al país y han estado congelados en el extranjero, para que puedan contribuir a la implementación del Acuerdo Social entre el Gobierno y la Oposición. Esos recursos tienen que beneficiar a grupos vulnerables, al empleo, a la salud, a la educación y a la electricidad en el país. En eso estamos, y a eso ha dado anteayer su pleno respaldo la Excma. Sra. Vicepresidenta, Delcy Rodríguez.
El segundo frente es que el Acuerdo de Barbados solicita a las Naciones Unidas un acompañamiento en las próximas elecciones presidenciales. El PNUD es la agencia con mandato de asistencia electoral del sistema de las Naciones Unidas. En esa capacidad, y bajo la autoridad de nuestros colegas de Asuntos Políticos, nos hemos puesto a la disposición del CNE – no para supervisar ni enseñarles a ustedes nada a los Venezolanos, no nos necesitan para eso – sino para ayudar en lo que podamos serles de utilidad y actuar como acompañantes de ese importantísimo proceso. Esperamos poder hacerlo junto a la Unión Europea y a otros socios de Venezuela con pericia técnica y experiencia en muchos otros países.
Termino como comencé, agradeciendo a nuestros anfitriones su hospitalidad. Como dice el Sr. Guterres, las Naciones Unidas, cuyo día celebramos hoy, se crearon precisamente para momentos como los que vivimos: momentos de máximo peligro y de mínimos acuerdos. De nosotros depende invertir la tendencia, y alejar los riesgos alcanzando consensos y pactos. Al menos esta semana en Venezuela, a pesar de las dificultades, de lo que podemos hablar es de acuerdos, con la esperanza de que se cumplirán. Y de ello son protagonistas los líderes del país que, alejándoles a ustedes un poco más de la quebrada del conflicto, han tenido el coraje de encontrar la senda del compromiso.
Muchas gracias.