Los Juegos Olímpicos ofrecen un tiempo de esperanza, entendimiento mutuo, buena voluntad y paz. Pero a medida que la atención de todo el mundo se centra en PyeongChang para los vigésimo terceros Juegos Olímpicos de Invierno, la realidad es que el aumento de las temperaturas, el derretimiento de los glaciares y el aumento del nivel del mar amenazan con destruir esas esperanzas y sueños
Así como los líderes mundiales se reunieron en 1992 para reafirmar una Tregua Olímpica a través de las Naciones Unidas, estos Juegos Olímpicos nos ofrecen la oportunidad real de afirmar los riesgos reales del cambio climático y los pasos reales que tendremos que tomar, como individuos, como comunidades y naciones, para proteger a nuestra gente y nuestro planeta.
Si bien las tensiones en la Península de Corea probablemente predominen las noticias sobre los juegos, no debemos pasar por alto los efectos que el cambio climático tendrá para miles de millones de personas en todo el mundo y cómo estos cambios afectarán el futuro de los deportes de invierno. En lugares como Colorado, sede del Centro de Entrenamiento Olímpico de los EE.UU., el esquí es una industria de 4.800 millones de dólares. Imagínese lo que significará una temporada de esquí acortada para las personas que dependen del dinero del turismo para alimentar a sus familias y enviar a sus hijos a la escuela.
Este es un tema preocupante para las personas a las que les gusta el esquí y para las personas en países desarrollados que se ganan la vida con los deportes de invierno.
Sin embargo, la historia desconocida del cambio climático y de los juegos Olímpicos es realmente sobre los agricultores, los pescadores y las comunidades vulnerables que viven en el mundo en desarrollo, cuyas vidas y medios de vida están en peligro por derretimiento de glaciares, avalanchas más grandes y más rápidas, cambios en los patrones de nevadas y otros factores conectados directamente con nuestras montañas y cuencas hidrográficas.
En Bhután, por ejemplo, los glaciares se están retirando entre 30 y 60 metros por década. Este retiro está creando enormes lagos glaciares que pueden desbordarse y arrasar pueblos enteros.
En Afghanistán, el 80 por ciento de las pérdidas económicas son causadas por desastres inducidos por el clima. Los cambios en las precipitaciones, el desbordamiento de los lagos glaciares y el aumento de las inundaciones repentinas están cobrando vidas, desplazando a las personas y desestabilizando los esfuerzos para crear la seguridad y consolidar la paz.
En los Andes, la historia de retiro de glaciares es diferente. El derretimiento de glaciares debería significar más agua y más prosperidad en el futuro inmediato para los agricultores de este lugar. Después de todo, el agua es algo bueno, ¿verdad?
Pero cabe preguntarse qué sucederá en 50 años, cuando todos los glaciares hayan desaparecido y los agricultores ya no tengan acceso al agua en lugares como Perú. Asimismo, qué ocurrirá con los niños que beben de estos ríos y enfrentarán un riesgo cada vez mayor de enfermedades por la escorrentía rica en metales pesados que contiene todo, desde plomo hasta arsénico.
Además, qué pasará con el suelo ya que estos contaminantes contrarrestan los nitratos y fosfatos que producen la agricultura rica.
Y no olvides que el agua corre cuesta abajo. Ya sea que se trate de las montañas y glaciares del mundo o de los grandes casquetes polares, el hielo derretido significa mares crecientes y mayores riesgos para todas las naciones de nuestro planeta.
Todos estos impactos pondrán en riesgo a las personas, engendrarán una mayor migración y desestabilizarán las economías y las sociedades. Eso no es bueno para nuestros sueños olímpicos, no es bueno para nuestros sueños de acabar con la pobreza y el hambre para 2030, y no es bueno para nuestros objetivos de limitar el aumento de la temperatura a dos grados.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Estos Juegos Olímpicos de Invierno nos ofrecen una ventaja única para comprender no solo los riesgos que existen detrás del cambio climático, sino también las soluciones.
Los Juegos Olímpicos nos brindan la oportunidad de ver las banderas y conocer a las personas de países de todo el mundo. Es esta acción de las naciones empoderadas la que potenciará la acción climática mejorada y nos ayudará a alcanzar nuestras metas.
Piénsalo de esta manera. Si bien el equipo femenino de bobsleigh de Nigeria y el equipo conjunto de hockey de Corea del Norte y Corea del Sur pueden no tener acceso a los últimos equipos deportivos y tecnología, aún pueden unirse al resto del mundo para competir en un escenario internacional e inspirar a las niñas todo el mundo.
Se trata de construir instituciones fuertes e incluso personas más fuertes. Con la capacidad, las herramientas, la tecnología y el apoyo financiero adecuados, estas naciones tienen el potencial de aumentar su resiliencia a los riesgos climáticos y alcanzar los objetivos establecidos en el Acuerdo de París y la Agenda 2030. Pero no llegarán allí solas.
El sistema de las Naciones Unidas para el desarrollo, las instituciones financieras internacionales como el Fondo Verde para el Clima (FVC) y los gobiernos de todo el mundo deberán unirse para fomentar estas capacidades locales.
Este trabajo ya está en marcha. En Bhután, donde las inundaciones de los lagos glaciares pueden causar daños humanos y económicos sin precedentes a las aldeas en los verdes valles de abajo, un proyecto financiado a través del Fondo de los países menos adelantados del Fondo para el Medio Ambiente Mundial ha reducido con éxito el nivel de lagos glaciares. En Pakistán, un proyecto financiado por el FVC ampliará las medidas para reducir el riesgo de inundación debido al desbordamiento de los lagos glaciares. En Tuvalu, un proyecto de adaptación costera financiado por el FVC proporcionará protecciones clave contra el aumento del nivel del mar y otros riesgos climáticos en este pequeño Estado insular en desarrollo.
Es un buen comienzo, pero no es suficiente. Los costos de adaptación solo en los países en desarrollo pueden aumentar a $150 mil millones o más para el 2025.
Necesitamos unirnos, como lo hacemos para los Juegos Olímpicos, como un mundo. Esta es la oportunidad para que cada nación en la tierra reafirme nuestro compromiso con el desarrollo bajo en carbono y resiliente al clima. Al final, somos más ricos como pueblo, y como planeta, cuando nos unimos
Conoce más sobre los esfuerzos del PNUD para crear un IMPACTO real en la adaptación al cambio climático.
Una versión más larga de esta historia fue publicada en inglés por la Thomson Reuters Foundation.