En Colombia, las mujeres y las niñas han enfrentado discriminaciones estructurales durante varias décadas, particularmente, en el acceso a ingresos económicos y trabajo de calidad, participación política, acceso a bienes y servicios, y distribución del trabajo de cuidado. De igual manera, las mujeres y personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas han enfrentado de manera desproporcionada los rigores del conflicto armado interno y las violencias basadas en género, las cuales han dejado una profunda herida en ellas,  en sus familias, comunidades y territorios.

Estas discriminaciones ahondan las brechas de desigualdad persistentes y alejan a las mujeres y a las personas con orientaciones sexuales diversas del pleno goce de sus derechos y de la posibilidad de vivir en una sociedad más incluyente y sostenible que no deje a nadie atrás.

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