Adaptación basada en ecosistemas
En la última década, el PNUD ha impulsado en Cuba soluciones basadas en la naturaleza o adaptación basada en ecosistemas; como medida de adaptación al cambio climático para la reducción de vulnerabilidades de las poblaciones e infraestructuras de zonas costeras en lo fundamental, en línea con prioridades estratégicas establecidas en el Plan estatal para el enfrentamiento del cambio climático (Tarea Vida), aprobado por el gobierno cubano en 2017.
La experiencia de Manglar Vivo, implementada entre 2014 y 2020, impulsó la restauración de manglares en Artemisa y Mayabeque por medio de un proceso de rehabilitación hidrológica y reforestación, que involucró la sensibilización y compromiso de las comunidades aledañas.
Esta experiencia constituyó una buena práctica, antesala de Mi Costa, que desde el 2021 trabaja para restaurar el nexo y las funcionalidades de los ecosistemas, además de fortalecer la capacidad de adaptación de las comunidades locales, los sectores clave y los marcos nacionales de planificación.
Por otro lado, la iniciativa Resiliencia Costera ha apoyado la integración de la reducción de riesgos de desastres y la adaptación al cambio climático en los planes de desarrollo socioeconómico de sectores y gobiernos de municipios costeros vulnerables en el centro del país desde 2019.
En etapas recientes:
En 15,443 ha de ecosistemas costeros se actúa para su protección y de las comunidades que lo habitan.
4 corredores biológicos en macizos montañas del país constituyen pasajes de biodiversidad.
- 15 patios liderados por mujeres generan prácticas agrícolas resilientes.
- 700 mil habitantes de la Habana contarán con una planificación a largo plazo que considere los riesgos climáticos.