2350 días después de asumir mis funciones como Representante Residente de la Oficina de PNUD en Guatemala, llegó la hora de partir hacia mi nuevo destino. Y lo hago con el corazón lleno de Guatemala: de las amistades construidas, de las vivencias acumuladas – tanto familiares como  profesionales-, de las alianzas establecidas para promover la agenda de desarrollo del país, y de los vibrantes colores, volcanes, lagos, fauna y flora de este hermoso país. Me voy admirando aún más esta bella tierra y la resiliencia, creatividad y diversidad de sus gentes. Me voy con un bagaje lleno de experiencias y aprendizajes imposibles de contabilizar en este espacio. Desde mi función, y de la mano del maravilloso equipo que compone PNUD en Guatemala, hemos podido acompañar al país en momentos complejos de su historia, brindando el apoyo y la asistencia técnica que nos fuera solicitada. Siempre con humildad, bajo el liderazgo de las instituciones nacionales, y contribuyendo a las prioridades del país en los ámbitos de desarrollo social, económico, ambiental, y de gobernabilidad. Todo esto fue posible gracias a alianzas con la sociedad civil, el sector privado, y la academia,  poniendo a las personas en el centro de nuestras intervenciones. 

Fue para mí muy simbólico cerrar este ciclo como lo empecé en 2018: con una visita a Rabinal en Baja Verapaz. En 2018 pude conocer y dimensionar el horror vivido por las personas en el contexto del Enfrentamiento Armado Interno (solo en Rabinal, más de 5000 víctimas, de las cuales, el 98% son población Maya Achí), pero también inspirarme con la fuerza, visión constructiva y anhelo por la paz de las y los guatemaltecos. La semana pasada pude admirar la valentía y creatividad de la juventud, al conocer el desarrollo de ocho rutas turísticas que un grupo de jóvenes guías comunitarios, en alianza con INGUAT, INTECAP, ADIVIMA, y promovidos por PNUD, crearon para dar a conocer la memoria histórica, la arqueología, la gastronomía, la naturaleza, la sabiduría maya y el patrimonio cultural del lugar. También fue muy significativo cerrar este ciclo acompañando el cambio de la Rosa de la Paz por parte de brigadas de respuesta a incendios forestales, en un acto solemne organizado por CONRED, con quien a lo largo de estos años hemos colaborado  en la prevención y respuesta y recuperación temprana ante desastres como la erupción del volcán de fuego, las tormentas como ETA y IOTA, y más recientemente, los incendios forestales. Finalmente, fue simbólico cerrar un ciclo de talleres con 300 funcionarios de casi 60 instituciones, bajo el liderazgo de la Secretaría General de la Presidencia, en los que conocieron sobre el Informe Global de Desarrollo Humano 2023/2024, y reflexionaron sobre la polarización en el país. 

Guatemala es un país de contrastes, con un índice de desarrollo humano medio, pero que presenta las mayores desigualdades de la región de América Latina, y los peores indicadores en materia de desigualdades de género. Pero las y los guatemaltecos son un ejemplo en todo el mundo, no se conforman y siempre quieren salir adelante, apuestan por una visión de desarrollo a largo plazo, sostenible e incluyente, y han demostrado al mundo entero su valentía y coraje al manifestarse pacíficamente y masivamente para defender sus ideales en diversas ocasiones. Los guatemaltecos  son emprendedores, sobresalientes en lo que se proponen, desde construir un satélite, adaptar un Tuk Tuk para funcionar con energía solar, o participar y ganar en competiciones olímpicas; un país que cuenta con artistas, músicos, escritores, y cineastas para deleite del mundo entero. 

Me voy agradecida por la confianza que muchas y muchos guatemaltecos e instituciones nacionales y locales depositan en el PNUD, por haberme permitido contribuir a lo largo de estos seis años a la agenda de desarrollo del país, y por todo lo que este país me ha permitido aprender en este tiempo. Guatemala estará siempre en mi corazón y recuerdos, y tan solo espero volver a encontrarme con todos los amigos hechos en este hermoso país, algún día, en algún lugar. 

Muy sinceramente, Matyox.