Juventudes desencantadas, democracias debilitadas

10 de Diciembre de 2024

Las juventudes de América Latina y el Caribe (ALC) están cada vez más preocupadas por su futuro. Las inquietudes acerca del cambio climático, el aumento del costo de vida y las altas tasas de desempleo juvenil que llegan a triplicar las de la población total (20,3% frente al 7% en 2023), están afectando su sentido de agencia y su optimismo. 

Usando datos del Barómetro de las Américas de LAPOP, este #GraphForThought explora las preferencias de las juventudes respecto a la democracia y su disposición hacia soluciones de gobernanza más radicales en ALC. La Figura 1 muestra que el apoyo a la democracia ha disminuido en todas las generaciones durante la última década, particularmente después del 2016. Una década después, las generaciones más jóvenes siguen siendo las más desencantadas con la democracia. Mientras que los adultos y las generaciones mayores han recuperado algo de confianza en ella tras la pandemia, los jóvenes siguen desilusionados. 

 

 

El desánimo de las juventudes con la democracia no es exclusivo de ALC. Según el Barómetro de Open Society, basado en encuestas realizadas en 30 países del mundo, la edad desempeña un papel importante en la formación de actitudes hacia la gobernanza democrática. Entre las personas de 18 a 35 años, solo el 57% expresó una preferencia por la democracia frente a otras formas de gobierno, en comparación con el 71% entre las personas mayores de 56 años. 

Este desánimo no significa que las personas hayan perdido la fe en la democracia. De hecho, los resultados del Latinobarómetro de 2023 muestran que el 66% de las personas cree que la democracia, a pesar de sus defectos, sigue siendo la mejor forma de gobierno. Sin embargo, muchos perciben que el sistema no está respondiendo a sus necesidades básicas. Cuando se enfrentan a privaciones que atentan contra su vida o bienestar, los individuos pueden preocuparse menos por la democracia. Por ejemplo, la Figura 2 muestra que, en 2023, casi 1 de cada 2 personas de 18 a 35 años (48%) justificaría un golpe de Estado si éste ayudase a reducir los altos niveles de criminalidad de la región. El apoyo es ligeramente mayor si solo se considera a los jóvenes de 18 a 25 años (50%). La aprobación entre los adultos y las generaciones mayores, aunque menor, sigue siendo elevada, con un 39% y un 30% que justifica dichas medidas, respectivamente. El respaldo a este tipo de acciones políticas ha crecido en todos los grupos de edad durante la última década, pero es entre los jóvenes y adultos jóvenes donde más ha aumentado (28% y 32%, respectivamente, entre 2014 y 2023). 

 

 

Esto, por supuesto, ocurre en un contexto de altos niveles de violencia. Los hombres jóvenes de la región, en comparación con otros grupos de edad y con la población general, enfrentan un riesgo desproporcionadamente alto de homicidio. Según datos de UNODC de 2021, en las Américas, los hombres de 15 a 29 años representan el 45% de todas las víctimas de homicidio, con una tasa de 53,6 por cada 100.000 personas, el doble de la tasa general de hombres (27 por cada 100.000) y cinco veces la tasa mundial de hombres (9,3 por cada 100.000). A pesar de una reciente reducción en la tasa general de homicidios en ALC, las actitudes políticas en torno al tema son más difíciles de transformar, y la creencia de que un golpe de Estado se justifica en casos de alta criminalidad sigue creciendo. 

Sin embargo, hay esperanza en la relación entre jóvenes y democracia. El informe más reciente de LAPOP compara generaciones -desde antes de la transición democrática, pasando por el período de transición, hasta la generación post-transición- y muestra que los jóvenes adultos de hoy están más comprometidos con la democracia que la versión joven de sus predecesores. Y, a pesar de la disminución de la confianza en la democracia, la juventud sigue estando políticamente activa y comprometida con los asuntos públicos. Pero esto no disminuye la urgencia de atender sus necesidades. Para generaciones que solo han conocido la democracia, las formas alternativas de gobernanza pueden parecer la solución a sus frustraciones. Para salvaguardar la democracia en ALC, los gobiernos deben escuchar y responder a las preocupaciones de las juventudes. Es hora de traerlas de vuelta.