Exploración desde el capital social sobre la respuesta de iniciativas ciudadanas ante la crisis de la COVID-19 en la Ciudad de México.
Iniciativas ciudadanas, colaboración y resiliencia ante crisis
15 de Diciembre de 2021
La ciudadanía reacciona de muchas maneras ante una crisis, tal como fue el caso de la crisis causada por la pandemia de la COVID-19 . Durante las primeras fases de la emergencia sanitaria era común escuchar, a través de distintos canales, sobre el trabajo de algún colectivo, una asociación que recaudaba materiales para hospitales o vecinas y vecinos que se habían organizado para apoyar en diversos frentes. Cada esfuerzo cuenta. Aun teniendo distintos niveles de organización, áreas de acción y formas de involucrarse para apoyar a la población en necesidad, el punto en común es que son personas colaborando para llegar a un fin común.
En este contexto de COVID-19, el Laboratorio de Aceleración realizó una exploración en la Ciudad de México para conocer las iniciativas, su origen y su proceso. Esta exploración tuvo como objetivo identificar las oportunidades que aumenten el impacto de dichas iniciativas para contribuir a la resiliencia colectiva desde la perspectiva de los lazos que las unen entre si y con más personas e instituciones. Este ejercicio está inserto dentro de Inventario Social COVID-19, una iniciativa más amplia, de la que puedes leer más aquí.
Sobre la exploración
El ejercicio inició en mayo de 2020, cuando los casos en el país iban en aumento, las medidas de distanciamiento físico adoptadas por las autoridades eran más estrictas y la respuesta ciudadana era visible en múltiples frentes. El primer paso fue identificar las iniciativas y utilizamos distintos caminos para llegar a ellas. Realizamos un primer sondeo con pocas preguntas y nos apoyamos de organizaciones de segundo nivel que ya contaban con un mapeo de organizaciones en la ciudad. Sin embargo, varias organizaciones no estaban aún en directorios, por lo que difundimos el sondeo a través de distintos canales de comunicación y junto con el Instituto de la Juventud de la Ciudad de México (INJUVE) exploramos la respuesta ciudadana, en ocasiones menos organizada, en diferentes zonas de la ciudad como una red de sensores. Después del sondeo, realizamos una encuesta más detallada a 221 iniciativas sobre cómo se relaciona el capital social con las iniciativas, la cual estuvo organizada en cuatro temas: la iniciativa y sus integrantes; la población objetivo; la operación de la iniciativa; y la vinculación con otros actores. Finalmente, hicimos una encuesta estructurada a una selección de iniciativas para conocer más sobre su experiencia.
Al mismo tiempo, hicimos un sondeo en Twitter para identificar iniciativas en conversaciones dentro de la red social. Puedes leer más de la red de sensores aquí y del ejercicio de Twitter en esta liga.
De las iniciativas mapeadas, cerca del 50% no existían o estaban inactivas antes de la COVID-19 y de estas, el 22% estaba conformada por más de 100 personas. El 41% existía antes y adaptaron sus acciones para responder a la pandemia, pero solo el 3% estaba conformada por más de 100 personas. Estos datos nos muestran que existe una respuesta rápida por parte de la ciudadanía, al duplicarse el número de iniciativas que existían previamente. Por otro lado, las iniciativas que surgieron durante la emergencia sanitaria movilizaron a más personas en promedio por iniciativa. Sobre como ajustaron su trabajo, solo el 7% de las iniciativas encuestadas reportaron hacer lo mismo que hacían previo a la pandemia. Esto destaca una gran flexibilidad de las organizaciones para enfocarse en los retos actuales.
Otra de las características del trabajo de las iniciativas encuestadas que vale la pena resaltar, es su alta capacidad de colaboración, principalmente con otras organizaciones de la sociedad civil (cerca del 70% mencionaron contar con alguna colaboración con OSC, grupos ciudadanos, vecinas y vecinos y sector privado) (ver gráfico 1). Se observó, además, que más allá de contener la crisis a través de medidas emergentes en distintos rubros prioritarios como la salud, la mayoría de las iniciativas busca expandir sus acciones al abordar también desigualdades estructurales. En todas las iniciativas estuvo presente un componente de capital social, identidad y sentido de pertenencia y pertinencia para su conformación, en su desarrollo y mantenimiento. En términos de financiamiento, 50% dependen de donaciones de la ciudadanía y en menor medida de otras organizaciones, fundaciones y gobierno.
Partiendo de estos insumos, realizamos un análisis de corte cualitativo con la finalidad de articular y resaltar posibles vías para fortalecer el trabajo de las iniciativas desde la colaboración. Un área de interés que identificamos fue la de contar con herramientas para la reflexión y aprendizaje colectivos que permitieran a las iniciativas hacer más eficientes y mejorar sus estrategias colectivas. A partir de una sistematización de la información, se formularon nueve categorías o conjuntos de hallazgos para proporcionar una mirada panorámica de los temas más relevantes de la exploración.
Además, identificamos temas claves que las iniciativas pueden explorar para innovar, crear, fortalecerse, resignificar o reorientar sus acciones desde una lógica colaborativa: recuperar experiencias y aprendizajes; percibir; sistematizar y comunicar; organización y coordinación; retroalimentación y evaluación; y diseño de futuros. A partir de estos, diseñamos cinco herramientas para analizar aquellos elementos del capital social que se ponen en juego al activar iniciativas ciudadanas que buscan responder a la emergencia: Diagrama de contexto, Mapeo de actores, Línea de tiempo, Horizontes futuros y Mapas de colaboración. Si bien, cada una se enfoca en diferentes aspectos derivados de las experiencias de las iniciativas, todas están encaminadas a apoyar el desarrollo de sus capacidades en el proceso de la construcción o el fortalecimiento de la resiliencia colectiva. Su objetivo es aportar oportunidades para imaginar futuras colaboraciones e incentivan el repensar las acciones de la iniciativa a través de sus vínculos de colaboración existentes y posibles.
¿Qué oportunidades vemos hacia el futuro?
Ampliar el espectro de colaboración para las iniciativas implica, por un lado, reforzar o incorporar la capacidad de imaginar posibles vínculos de colaboración, y, por otro, un posicionamiento distinto que permita articular aspectos que no habíamos considerado sobre la iniciativa. Al incluir el enfoque del capital social, es posible concebir la sostenibilidad y el impacto que buscamos desde una visión de redes, colaboración y construcción de resiliencia.
En tiempos de crisis, es evidente que la colaboración entre diversos actores es clave. Sin embargo, es importante considerar que los vínculos nos permiten estar mejor preparados para identificar señales, enfrentar posibles escenarios de emergencia futuros e incrementar el impacto que buscamos. Los lazos sociales y nuestra capacidad de relacionar respuestas ciudadanas con otros actores de la sociedad como gobierno, academia o sector privado son clave para una mayor resiliencia colectiva, anticiparnos, reaccionar y recuperarnos ante las crisis. No siempre es sencillo, pero podemos preparar el camino.
¿Conoces alguna experiencia particular que informa como iniciativas forman colaboraciones de manera innovadora o quiere compartir ideas sobre que puede fortalecer el tejido social y la colaboración en contextos de crisis? ¡No dudes en escribirnos! acclabmx@undp.org
Esta exploración no sería posible sin la valiosa colaboración de Cohesión Comunitaria e Innovación y Eréndira Campos.