Los pequeños Estados insulares no cuentan con el privilegio del tiempo

2 de Diciembre de 2020

 

La pandemia de COVID-19 ha alterado dramáticamente las economías y los medios de subsistencia de los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID). Muchos de estos Estados insulares dependen en gran medida del turismo para impulsar su desarrollo. Debido a las marcadas restricciones de los viajes internacionales de este año, así como la interrupción de las cadenas de suministro mundiales, se pronostican contracciones económicas de hasta el 15%.

A pesar de ser distintos entre sí, los PEID comparten un conjunto de características sociales, económicas y ambientales que los convierten en un caso singular en lo relativo al desarrollo sostenible, al tiempo que los colocan en una posición particularmente difícil para enfrentar la pandemia de la COVID-19 y sus efectos multiplicadores en términos de bienestar socioeconómico.

También se encuentran en la primera línea del cambio climático. Desde 1970 se estima que los PEID han perdido US$ 153 millones debido a eventos relacionados con el clima. Como consecuencia de esto, muchos también enfrentan relaciones deuda/PIB excesivamente altas, lo cual amenaza sus respectivas capacidades de tolerancia de crisis tan complejas.

A pesar de estos desafíos, los dirigentes de las islas mantienen aspiraciones en cuanto a generar modos de recuperarse mejor y salvaguardar el progreso alcanzado en materia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se colocan a la vanguardia de la acción climática, y manifiestan la necesidad de que se fijen metas más ambiciosas y se realicen esfuerzos mundiales más denodados con miras a la COP26. El mensaje inequívoco de los líderes de las islas es que no pueden darse el lujo de perder el tiempo.

Debemos actuar ahora, ya que los pequeños Estados insulares en desarrollo no pueden permitirse pasar por alto la oportunidad de la transformación.

“La COVID-19 ha perturbado significativamente las economías y las sociedades. Por lo tanto, no solo debemos pensar de modo creativo y original, sino también trabajar siguiendo el mismo patrón de originalidad", declaró Karea Natano, Primer Ministro de Tuvalu, en la Asamblea General de las Naciones Unidas este año.

Los pequeños Estados insulares en desarrollo se ven a sí mismos como Grandes Estados Insulares Oceánicos, ya que sus territorios oceánicos son unas 20,7 veces mayores que sus superficies terrestres correspondientes. Como una de sus mayores oportunidades, están innovando en lo referente al paradigma de la economía azul, que promueve el uso sostenible de los recursos oceánicos al tiempo que genera crecimiento económico, empleos e inclusión social y financiera, y preserva y restaura los ecosistemas oceánicos.

Seychelles ha predicado con el ejemplo, al presentar un bono azul soberano pionero, que moviliza USD 15 millones para proyectos de economía azul.

Un análisis reciente muestra que cada US$ 1 invertido en la economía oceánica sostenible rendirá un beneficio mínimo de unos US$ 5. La expansión de las actividades marinas y costeras como ruta hacia la recuperación verde puede diversificar las economías que dependen en gran medida del turismo, haciéndolas más resistentes a las crisis futuras.

La economía azul también es esencial para la implacable lucha de los pequeños Estados insulares en desarrollo contra el cambio climático. A la vanguardia de la acción, los PEID siguen firmes en sus compromisos de actualizar sus contribuciones determinadas a nivel nacional.

Como catalizadores de estos esfuerzos, los Estados insulares están acelerando la transformación digital, invirtiendo en infraestructura digital y desarrollando soluciones innovadoras en respuesta a la pandemia.

En ese sentido, las inversiones en un cable de fibra óptica submarino están destinadas a mejorar la conectividad en Papua Nueva Guinea y las Islas Salomón.

Para apoyar estos ambiciosos objetivos, se ha desarrollado el programa "Rising Up for SIDS", del PNUD: un enfoque integrado que aborda las vulnerabilidades sistémicas de los Estados insulares a fin de actuar como vehículo de cara a la recuperación verde y más allá, y que se afianza en tres pilares de acción:

1. Amplificar la acción climática para crear sociedades descarbonizadas y resilientes

El PNUD está aumentando la inversión de apoyo de los pequeños Estados insulares en desarrollo con un enfoque en sus transiciones energéticas, desarrollando y aplicando estrategias de adaptación al clima y aprovechando soluciones con base en la naturaleza. Para lograr sus objetivos, a través de iniciativas como la Plataforma de Inversión para el Clima, el PNUD está ayudando a cerrar la brecha de financiación destinada al clima mediante la movilización de inversiones que faciliten la transición energética.

2. Impulsar la economía azul para la riqueza de las comunidades insulares y la salud de los océanos

Mediante asociaciones internacionales y locales, el PNUD está respaldando tanto la preservación de la diversidad biológica marina y costera como la aceleración de los sectores de la economía oceánica, centrándose en el empoderamiento y protección de los medios de vida, en especial de las poblaciones vulnerables. El apoyo se basa en el compromiso de utilizar instrumentos financieros azules innovadores, incluso a través del Fondo Mundial para los Arrecifes de Coral.

3. Catalizar la transformación digital para crear sociedades inclusivas y economías competitivas

A través de sólidas asociaciones y redes de innovación, que incluyen los Laboratorios de Aceleración de los PEID, el PNUD está ayudando a estos Estados en sus esfuerzos para adaptarse a la era digital, adoptando soluciones digitales, como son los procesos de toma de decisiones basados en datos. La transformación digital acelerada y justa hará las veces de catalizadora de una acción climática más sólida. También ayudará a los PEID a mantener la sintonía con la economía mundial, impulsando así su competitividad y mejorando al mismo tiempo la inclusión social y financiera.

La oferta del PNUD se basa en el compromiso de abordar una de las prioridades más apremiantes de los pequeños Estados insulares en desarrollo: la financiación para el desarrollo. En palabras de Tina Stege, Delegada para el Clima de las Islas Marshall, “la crisis de COVID-19 ha agravado los desafíos existentes, ha dejado a muchas naciones insulares encarando una deuda paralizante, con un futuro turbio e inseguro para la financiación de la ayuda”.

Mediante la asistencia para movilizar financiación tradicional e innovadora a través de iniciativas como el Fondo Mundial para los Arrecifes de Coral, el PNUD apoya a los pequeños Estados insulares en desarrollo en la reducción de sus déficits de financiación para el desarrollo.

Asistimos a un momento de cambio entre los PEID. La pandemia de la COVID-19 ciertamente ha creado nuevos obstáculos, además de haber ampliado los ya existentes. Sin embargo, también ha inspirado a los PEID a relanzarse para forjar un futuro más sólido, más verde, más conforme con la economía azul, de maneras que antes eran inimaginables. Ha llegado el momento de movilizarnos en favor de los PEID.