Reflexiones en torno al impacto de la emergencia sanitaria por COVID-19 sobre las mujeres en Ecuador

13 de Abril de 2020

Infografía realizada por Pilar Maldonado, PNUD Ecuador.

De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), esta es la región más desigual del mundo, por lo que ante una crisis, el impacto se traduce en un deterioro de las condiciones de vida de la población con mayor vulnerabilidad (CEPAL, 2019)[1]. La pandemia por la COVID-19 nos plantea una reflexión urgente sobre la relación directa entre el bienestar de las mujeres, niñas y niños y la integridad de los ecosistemas. Frente a la complejidad que implica la aplicación de medidas excepcionales para enfrentar una urgencia sanitaria que avanza de forma exponencial, se plantean desafíos extraordinarios para los sistemas sanitarios y para avanzar en la protección de los derechos humanos de las personas pero también sobre la vida cotidiana de las personas (CIDH; REDESCA, 2020) [2] 

También, la emergencia sanitaria puede profundizar las desigualdades económicas, sociales, políticas ya existentes, pone en jaque la economía de los cuidados y puede incrementarse la violencia basada en género. En épocas de emergencias, las respuestas deben orientarse a la promoción, garantía y protección de los Derechos Humanos de las mujeres y personas en mayor situación de vulnerabilidad; lo cual se traduce en respeto a las libertades fundamentales y garantizando el acceso a los servicios de salud, alimentación y protección frente a la violencia contra las mujeres, en apego al principio “pro-persona” que obedece a un debido y oportuno cuidado a la población, incluyendo la salud mental (CIDH; REDESCA, 2020) [3].

Durante los últimos dos años el Programa de Apoyo a la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDS-SP) y sus aliados estratégicos (Ministerio de Ambiente (MAE), Consejo Nacional para la Igualdad de Género (CNIG), Cooperación Técnica Alemana (GIZ), Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), la Unión Europea (UE), entre otros, han trabajado por lograr que la política pública en cambio climático cuente con consideraciones que promuevan la igualdad de género. El Programa contribuye con la promoción de información para la toma de conciencia por parte de la ciudadanía en Ecuador. Este documento está dirigido al público en general y tiene la finalidad de sensibilizar a la población frente a una realidad latente experimentada por la mitad de la población.

El contexto en el Ecuador

Poblaciones pobres, con menos acceso a la salud o a los cuidados especializados. En 2018 la tasa de pobreza multidimensional nacional se encontró en un 37,8 %. En 2014, el 22,7% de hogares dirigidos por mujeres eran pobres (ENEMDU ,2018; ECV , 2014). [4],[5] Mujeres viviendo en áreas alejadas a los centros urbanos, trabajadoras informales sin relación de dependencia o precarizadas, mujeres inmigrantes, refugiadas, tienen mayores dificultades de afrontar una crisis económica.

Violencia por razón de género. A nivel nacional 20 de cada 100 mujeres han experimentado algún tipo de violencia en el ámbito familiar (ENVIGMU , 2019) [6]. Además, en 2019 y a nivel nacional, el 56,92 % de las mujeres reportaron haber vivido violencia psicológica en los últimos meses (ENVIGMU, 2019). La violencia por razón de género en situaciones de emergencia y desastres profundiza las desigualdades entre hombres y mujeres y pone en riesgo la integridad física, psicológica y sexual de las mujeres, niñas, adolescentes, jóvenes y adultas mayores [7].

Crisis de cuidado. El 75 % de las personas que se dedican a tareas de cuidado son mujeres . Es imprescindible visibilizar su realidad considerando que en el Ecuador 45 de cada 100 mujeres asumen la responsabilidad de las tareas del hogar [8], cuidado de hijos o hijas, personas enfermas y adultos mayores (ENVIGMU, 2019) [8] A nivel nacional el tiempo total de trabajo es de 66:27 horas a la semana. Las mujeres tienen una mayor carga de trabajo no remunerado con una diferencia de 22:40 horas frente a los hombres. Es decir, ellas realizan el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado casi cuatro veces más que ellos (EUT , 2012) [9].

Desempleo e informalidad. En la región latinoamericana, 26 millones de mujeres dependen del trabajo informal5. En el Ecuador y a marzo de 2019, el 65,24% de la población ecuatoriana pertenece al sector informal de la economía, 45,14% son mujeres en condición de empleo no pleno (ENEMDU, 2019). Por lo tanto, son las más afectadas frente a una crisis sanitaria y económica ya que sus economías dependen de sus ventas al día.

Consecuencias de una emergencia sanitaria sobre las mujeres

La paralización de la actividad económica afecta en primera instancia, a las trabajadoras informales, que pierden su sustento de vida de forma casi inmediata sin ninguna posibilidad de sustituir sus ingresos diarios. Esto no solo tiene un impacto en sus oportunidades de subsistencia, sino que esto aumenta su grado de dependencia, o corren un riesgo muy alto de sufrir violencia por razón de género.[10] 

Al menos 3.529 mujeres fueron asesinadas en 2018 por razones de género en 25 países de América Latina y el Caribe-5-. Si las víctimas están pasando la cuarentena con sus abusadores, es difícil encontrar una salida. En situación de confinamiento, los números de abusos pueden incrementar exponencialmente. Se requiere de protocolos especiales y servicios innovadores para estas situaciones. Una persona que ya registra comportamientos violentos, frente al estrés del confinamiento, incrementa la posibilidad de agredir a las personas de su entorno familiar .

Sobrecarga en el uso del tiempo y tareas de cuidado. La cuarentena influye en la calidad de vida de las mujeres, esto podría incrementar el estrés, el cansancio y el deterioro de su salud mental y física.

Recomendaciones

a. Se requiere afrontar la emergencia sanitaria dando un especial énfasis en la atención digna a las poblaciones más vulnerables.

También es esencial visibilizar el trabajo realizado por las mujeres que se encuentran en la primera línea de la atención sanitaria y por las mujeres dedicadas a las actividades que sostienen y reproducen la vida como: planchar, lavar, cocinar, limpiar, etc. 

b. Apoyar las medidas que las autoridades toman con el fin de pevenir y erradicar la violencia de género 

c. Apoyar en la difusión de información oportuna y oficial 

d. Apoyar y valorar los esfuerzos realizados por los distintos equipos técnicos dedicados a la producción de datos desagregados por  sexo, edad, área geográfica, etnia, etc.  

e. Apoyar las investigaciones respectivas enfocadas en la generación de análisis de género para la respuesta multisectorial. Algunas investigaciones pueden estar enfocadas en: los impactos socio-económicos en la vida de hombres y mujeres, respuestas innovadoras frente a la violencia por razón de género, las relaciones entre masculinidades y el contagio por el virus, etc. 

f. Promover la solidaridad, la cohesión social, los cambios en los patrones culturales que perjudican a las mujeres. Y considerar las necesidades específicas de hombres y mujeres relativas al acceso al agua, vivienda digna, etc. 

g. Contribuir con las políticas post-emergencia promovidas por el gobierno central y los gobiernos locales que contribuyan a superar las desigualdades, la violencia basada en género. Estas políticas podrán incluir un enfoque intersectorial para mejorar la autonomía económica de las mujeres, asegurar el empleo pleno, promover cambios en la división sexual del trabajo, garantizar el acceso a servicios de salud de calidad.

Elaborado por:

María Inés Rivadeneira

Mariana Duque

Programa de Apoyo a la NDC  (NDC SP)

Con el apoyo de: Nathalie Trejo PNUD Ecuador 

[1] CEPAL, 2019. Horizontes CEPAL, noveno capítulo. Disponible en: https://www.cepal.org/es/comunicados/cepal-pese-avances-recientes-america-latina-sigue-siendo-la-region-mas-desigual-mundo

[2] OEA, 2020. La CIDH y su REDESCA instan a asegurar las perspectivas de protección integral de los derechos humanos y de la salud pública frente a la pandemia del COVID-19. Comunicado de prensa, se puede acceder en: http://www.oas.org/es/cidh/prensa/comunicados/2020/060.asp

[3] OEA, 2020. La CIDH y su REDESCA instan a asegurar las perspectivas de protección integral de los derechos humanos y de la salud pública frente a la pandemia del COVID-19. Comunicado de prensa, se puede acceder en: http://www.oas.org/es/cidh/prensa/comunicados/2020/060.asp

[4] INEC, (2018; 2019). Encuesta nacional de empleo, desempleo y subempleo

[5] INEC, (2014). Encuesta nacional de condiciones de vida

[6] INEC, (2019). Encuesta Nacional sobre Relaciones Familiares y Violencia de Género contra las Mujeres.

 Información de las encuestas disponible en: https://www.ecuadorencifras.gob.ec/institucional/home/

[7] Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres, art. 12, 2018

[8] ONU Mujeres. (2020). La ONU teme más violencia de género y pobreza para las mujeres por el COVID-19. Disponible en: https://www.eldiario.es/internacional/ONU-violencia-pobreza-mujeres-COVID-19_0_1007549254.html

[9] INEC, (2012). Encuesta Específica de Uso del Tiempo.

Información de las encuestas disponible en: https://www.ecuadorencifras.gob.ec/institucional/home/

[1] The Guardian. (2020) Women's domestic burden just got heavier with the coronavirus. Disponible en: https://www.theguardian.com/us-news/2020/mar/16/womens-coronavirus-domestic-burden