Con la industrialización, la deforestación y la expansión agrícola, entre otros factores, las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado indiscriminadamente. Los científicos advierten de que, si continuamos bajo los mismos niveles de producción y consumo, los daños al planeta serán irreversibles.
Si se produce un incremento de la temperatura mayor a 1,5°C, el mundo vivirá calores extremos, periodos de lluvia prolongada, inundaciones, sequías y en general fenómenos atmosféricos cada vez más adversos. Esto afectará a la población mundial, con desastres frecuentes, escasez de alimentos, proliferación de enfermedades; además de los efectos en la naturaleza con un desequilibrio de ecosistemas que pondrá en peligro la biodiversidad, al extinguirse especies de flora y fauna, pérdida de los hábitats y por ende la capacidad de supervivencia de numerosas especies incapaces de adaptar sus necesidades a las nuevas condiciones ambientales.
Un ejemplo cercano es el huracán Dorian, que ha sido clasificado como el más fuerte registrado en las Islas Bahamas. Además de estos episodios que acaparan la actualidad en los medios de comunicación por sus consecuencias mortales y también económicas, comprometiendo el desarrollo de los países, encontramos evidencias del cambio climático que son fruto de un aumento de la temperatura global.
En el caso de Ecuador, y como dato revelador, se han perdido el 40% de los glaciares en los últimos 30 años. Además, 2 de las 7 coberturas glaciares con las que cuenta el país están en riesgo inminente. El Carihuairazo es un ejemplo de ello, al haber perdido el 92% de su casquete glaciar entre 1956 y 2018.
Además, se han identificado 26 especies del género Anopheles, vectores de la Malaria, y 55 especies del género Lutzomyia sensu lato en razón del alza en la temperatura. En incluso el Glaciar Quito en la Antartida, evidencia aumento del caudal de su río, evidenciando la perdida en los glaciares a nivel mundial y por ende el agua dulce del planeta.
Esto se da en un contexto en el que aún es necesario un cambio en el modelo de desarrollo, pues se registran altos niveles de producción y uso indiscriminado de energía (matriz eléctrica se conforma por un 49% de termoeléctricas, 46% de hidroenergía, 2% de energía renovable no convencional). El 83% de la demanda de energía proviene de fuentes fósiles que a su vez son las más contaminantes, entre las cuales el diésel y la gasolina. En consecuencia, el 47% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del país corresponden a este sector que centra su preocupación en la cantidad de GEI que son resultado de uso de vehículos. Además, la generación de 4,1 millones de toneladas de residuos sólidos al año, lo que representa 273 mil camiones de basura, de los cuales solo el 6% es reciclado.
Como respuesta ante esta problemática, y a pesar de que el aporte del Ecuador a las emisiones globales de gases de efecto invernadero es menos del 1%, el país se ha comprometido a generar políticas, programas y proyectos que contribuyan con el compromiso internacional de limitar el alza de la temperatura en hasta 1,5°C.
Estas iniciativas se han plasmado en una política pública denominada Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés), y que surgió como un compromiso del Ecuador y los países firmantes del Acuerdo de París, dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Así surge en Ecuador el Programa de Apoyo a la NDC, como parte de la iniciativa global del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y que busca promover la generación de compromisos climáticos ambiciosos y justos de la mano del Gobierno Nacional y el Ministerio del Ambiente.
En este sentido, el Programa de Apoyo a la NDC trabajó en la generación de una metodología altamente participativa en la que se incorporó a más de 150 instituciones del sector público, privado, academia, sociedad civil y otras agencias de cooperación con más de 1.000 participantes. Este trabajo integral con los diversos actores representó un hito en el país al ser la primera vez que se cuenta con la participación del sector privado en política pública de cambio climático, con alrededor del 20%. La vinculación del sector privado y la cooperación internacional, son un elemento clave dentro de este proceso ya que a través de su compromiso se puede duplicar e incluso triplicar la ambición en la reducción de emisiones de GEI en hasta un 20%al contar con la colaboración de la cooperación internacional y la inversión privada.
¿Cuáles son las metas que se planteó el Ecuador?
La primera NDC del Ecuador se ha planteado por objetivo implementar políticas, acciones y esfuerzos para limitar el aumento de temperatura global muy por debajo de los 2°C, aumentar la adaptación y resiliencia ante los impactos adversos del cambio climático y generar flujos financieros consistentes con un desarrollo bajo en emisiones y resiliente al clima que a su vez a incorporado un enfoque de género. En este último, el Ecuador se ha destacado como un caso de éxito en el piloto de transversación de género del Programa Global de Apoyo a la NDC.
Con esto en mente, la NDC en el sector de mitigación se planteó líneas de acción que tienen el potencial de reducir en un 9% las emisiones de gases de efecto invernadero de los sectores de energía, procesos industriales, residuos y agricultura; adicionalmente, un 4% de reducción en materia de deforestación y degradación de la tierra.
Estas metas son aún mayores si se logra adherir esfuerzos, alianzas y gestión de cooperación internacional y sector privado; con los cuales se podría lograr duplicar e incluso triplicar el potencial de reducción.
Es por ello que, pese a que la implementación de estas acciones es liderada por los entes gubernamentales, no pueden llevarse a cabo sin la estrecha cooperación de los organismos internacional y las empresas privadas, quienes cumplen un rol trascendental en el camino hacia un Ecuador más resiliente.
El desarrollo de políticas públicas en las que se vincula desde su raíz al sector privado, la academia, la sociedad civil y la cooperación internacional crea sostenibilidad de los procesos y nos permite crear alianzas estratégicas para la acción por el clima.
Un compromiso de todos y todas por el planeta
Poner soluciones al cambio climático requiere no solamente la labor de instituciones, organizaciones y empresas, sino también de un cambio en los hábitos y patrones de consumo y en los modos de vida de la población.
Es así como se han generado acciones ciudadanas como el Colectivo ReciVeci que busca visibilizar las acciones de las personas que realizan la separación y reciclaje de los residuos acercándolos a las nuevas generaciones a través de un aplicativo móvil que te pone en contacto con ellos. De igual manera, los jóvenes son actores clave del cambio y actualmente ellos se han tomado los viernes para alzar su voz por el cambio de patrones de consumo siguiendo la campaña global #FridaysForFuture de la globalmente reconocida Greta Thunberg. La acción colectiva es un aliciente para el cambio pero el primer paso es realizar cambios individuales en nuestras acciones y gestos cotidianos desde los hogares, oficinas o entidades escolares. Formar parte del cambio que necesita el planeta es fácil:
-Reducir el desperdicio de alimentos es recomendable planificar los menús de la semana y con ello hacer una lista de compras antes de ir al supermercado; y revisar los alimentos que estén cerca de caducarse, para priorizar su consumo.
-En casa, no hay que olvidar:
- desconectar los aparatos electrónicos cuando no estén en uso;
- usar focos ahorradores;
- cerrar la llave del agua cuando no se use;
- tomar duchas más cortas;
- aprovechar la luz natural para iluminar los espacios;
- reciclar los aparatos eléctricos que ya no se usen y llevarlos a centros de procesamiento de tecnología obsoleta;
- usar fundas de tela reutilizables para todas las compras;
- utilizar cartuchos de tinta recargable; y
- separar los desechos en orgánico, inorgánicos y reciclables.
-Usar transporte público, compartir el auto usar bicicleta o caminar reduce nuestra huella de carbono.
Nuestro trabajo en Ecuador ha apoyado en la generación de metas ambiciosas y justas que estamos seguros podrán ser alcanzadas a través de un trabajo estrecho y coordinado con todos los actores involucrados. La NDC del Ecuador es el compromiso climático que nos permitirá alcanzar un desarrollo más sostenible y resiliente a 2025, en el que el PNUD continuará apoyando a través del fortalecimiento de sus capacidades técnicas.
Fernando Andrade, coordinador del Proyecto NDC en Ecuador.