Lugares inseguros, mal iluminados y de alto riesgo. Así consideran las paradas de autobuses, las mujeres usuarias del transporte público. Muchas de ellas han sufrido robos, tocamientos, acoso sexual y ultrajes, han sido perseguidas o han presenciado intentos de secuestro en estos sitios.
Esta violencia es una extensión de la que sufren en todo el sistema de transporte público, específicamente en las unidades, donde sufren golpes, abusos, tocamientos y acoso sexual por parte de los hombres, muchas veces ante la complicidad de los conductores. La problemática es latente tanto en las ciudades como en el área rural.
La situación es más compleja para las mujeres con discapacidad, que además de sufrir violencia, no se encuentran con unidades y paradas de buses que respondan a sus necesidades particulares, como por ejemplo, no hay señalización en sistema braille para personas no videntes; ramplas o infraestructura para personas con discapacidad física; u orientación en las unidades, para las personas sordas.
Así lo reflejan los resultados de una serie de seis talleres, en los que participaron 80 mujeres, entre ellas niñas, adolescentes, adultas, personas con discapacidad y jóvenes de la población LGBTI. Los talleres se llevaron a cabo en San Salvador y en Santa Tecla, con el formato de laboratorios de co-creación, para consultar y validar una propuesta de diseño de paradas de buses libres de violencia basada en género.
Las ciudades deben ser espacios de experimentación liderazgo en la transformación hacia un desarrollo sustentable. La co-creación implica innovación social, el diseño centrado en el ser humano y la planificación urbana participativa.
Por ello, el proyecto “Mujeres Libres de Violencia en el Transporte Publico en El Salvador” impulsó este proceso de co-creación involucrando a las personas usuarias en la planificación urbana y el espacio público, que generalmente no son diseñados pensando en la seguridad de las mujeres. El proyecto es gestionado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y ONUMujeres, con el financiamiento del Fondo para la Consolidación de Paz de las Naciones Unidas.
Las participantes en los talleres analizaron un primer diseño de parada de buses, elaborado de acuerdo con los lineamientos básicos y normativas existentes, y compartieron recomendaciones en cuatro áreas prioritarias: seguridad, infraestructura, accesibilidad y propuestas para la entidad rectora, es decir, para el Viceministerio de Transporte (VMT)
En materia de seguridad, las participantes enfatizaron la necesidad de un adecuado sistema de iluminación, así como de sistemas de videovigilancia eficientes, cuyas imágenes puedan considerarse como pruebas de delitos. También sugirieron que exista un ente regulador de forma permanente en las paradas de buses; que en el abordaje de las unidades se priorice a mujeres embarazadas, personas con discapacidad y personas de la tercera edad.
También aportaron ideas innovadoras como paradas de buses que incluyan espacios con diferentes colores que contribuyan a que las mujeres comuniquen alguna situación de acoso, esto alerte a las personas que están presentes o a las autoridades (a través de la videovigilancia) y se les proporcione asistencia inmediata. Por ejemplo, si están tranquilas, están de pie en el color blanco; si se sienten acosadas, dentro de una franja morada.
Consideraron importante la presencia de personal del VMT y de la Policía Nacional Civil para garantizar el respeto de parte de los conductores al momento del abordaje, minimizar accidentes y apoyar a las personas usuarias en sus necesidades particulares tanto dentro de la parada de buses como al subir a la unidad.
El orden dentro de las paradas de buses, a través de una fila por orden de llegada y respetando la distancia entre personas, fue señalado como relevante para evitar tocamientos, acoso y agresiones por parte de los hombres durante el abordaje del bus.
También consideraron que la publicidad debe estar a una altura adecuada y con información de beneficio a las mujeres, por ejemplo, los números de emergencias o las leyes que protegen a la mujer.
En términos de infraestructura destacaron la necesidad de amplitud de las paradas de buses, buena iluminación, mantenimiento permanente, buena visibilidad de lo que ocurre en ellas, adecuada rotulación e información sobre rutas y trayectos, señalización para las personas no videntes; pantallas para las personas sordas; ramplas para personas con discapacidad; autobuses modernos e inclusivos, entre otras propuestas.
Entre las propuestas para la entidad rectora está la de distribución de las paradas de buses en coordinación con los empresarios de transporte y fortalecer el cumplimiento de la normativa por parte de los autobuses.
En definitiva, las mujeres esperan que las autoridades competentes se coordinen y puedan hacer un plan para la seguridad de las mujeres en todos los espacios. Los insumos, en un primer momento, se han tomado como base para hacer cambios en el diseño original, que respondan a las necesidades y demandas de las mujeres usuarias.
Las consultas también revelaron importantes hallazgos para continuar trabajando por un transporte libre de violencia contra las mujeres. Por ejemplo, nueve de cada diez participantes desconocían la legislación que las protege, es decir, la Ley Integral para una Vida Libre de Violencia contra las Mujeres (LEIV); la Ley de Igualdad, Equidad y Erradicación de la Discriminación contra las Mujeres (LIE), el Código de Familia y otras leyes. Aunque algunas las habían escuchado mencionar, no conocían su contenido.
Cinco de cada diez mujeres no sabían qué era el acoso o lo reducían a acoso sexual físico, sin identificar como tal los piropos, las expresiones verbales o las propuestas inapropiadas. Estos resultados muestran la importancia de hacer campañas masivas de difusión de la legislación y de sensibilización de la problemática.