Una respuesta integrada para los pueblos indígenas de Perú ante el COVID-19
¿Cómo repensamos el futuro indígena en tiempos de pandemia?
22 de Abril de 2020
La desigualdad es una constante que afecta a muchos pueblos indígenas en el Perú y América Latina. Incluso antes del coronavirus (COVID-19), la mayoría experimentaba un acceso crítico a la atención sanitaria y otros servicios tan esenciales como el agua potable, siendo los más vulnerables aquellos que habitan en la Amazonía. Esta fractura se hace más visible en esta pandemia que hoy nos exige una respuesta integral para no volver a esa “normalidad” que era en sí misma una crisis para estas y otras poblaciones vulnerables.
Hace más de un mes se confirmó que el coronavirus había llegado a todos los países latinoamericanos, entre ellos, el Perú. Aunque al inicio las zonas urbanas y periurbanas eran las más afectadas en este país, el riesgo de que el virus se traslade a las comunidades indígenas era inminente, poniendo en peligro además el territorio de los pueblos en aislamiento y contacto inicial. La semana pasada, precisamente, ese riesgo se concretó con los dos primeros casos de contagio en el pueblo shipibo-konibo.
Si bien las comunidades amazónicas de todo el país han liderado el cierre de sus territorios y el Gobierno peruano ha implementado medidas de protección, aún la mayoría de estas no dispondría de centros de salud debidamente equipados para una atención inmediata durante esta emergencia, según ha manifestado la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP). A esto se añade que, pese a las restricciones, persisten los ingresos de foráneos, como mineros ilegales, exponiendo la salud comunitaria.
Nuestro trabajo desde el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a lo largo de los últimos años en la Amazonía peruana, nos acerca a una visión de las necesidades y del potencial de las respuestas locales ante esta amenaza global. Una aproximación que hoy nos permite responder de manera integrada y articulada con el gobierno y actores indígenas, poniendo en el centro a las comunidades y, entre ellas, quienes sean más vulnerables como niñas, niños, mujeres y adultos mayores que son la fuente de sabiduría transmitida de generación en generación.
En esta respuesta integrada estamos poniendo a prueba años de experiencia articulada con los pueblos indígenas amazónicos, así como nuestras alianzas existentes con los gobiernos nacionales, regionales y locales.
La preparación y la respuesta frente a esta pandemia afectarán de manera directa a la recuperación que se necesitará. Por tanto, para prevenir una escalada de contagios dentro de las comunidades, es clave la preparación con información oportuna. En esa línea, estamos potenciando acciones de comunicación que mantengan informados tanto a los responsables de la toma de decisiones locales y nacionales como a los pueblos indígenas. Como bien han señalado las organizaciones indígenas, toda comunicación debe llegar en sus idiomas originarios y con una mirada sensible en género. Esta comunicación intercultural, entonces, integrará su cosmovisión y permitirá su efectiva participación junto a diversos sectores estratégicos en las medidas ante escenarios de contagio.
A su vez estamos priorizando que todas las comunidades tengan acceso inmediato a protección social y atención sanitaria. Para lograrlo, apoyaremos al Gobierno peruano a ampliar sus sistemas de información y georreferenciación para analizar la vulnerabilidad de las comunidades y, de ese modo, tomar mejores decisiones sobre la atención de casos de contagio. Asimismo, facilitaremos la articulación entre los pueblos indígenas y el Gobierno en los planes de contingencia para una respuesta rápida, inclusive en las zonas más aisladas.
En cuanto esta pandemia pase impulsaremos políticas públicas a favor de los pueblos indígenas para su recuperación. Estas promoverán mecanismos innovadores para la inclusión financiera de estas poblaciones, en especial de las mujeres que a la fecha carecen de alguna fuente de ingresos independiente, y con énfasis en medios de vida que eviten el aumento de la deforestación y la inseguridad alimentaria. La sostenibilidad, así, será la prioridad de estas políticas sustentadas en datos y evidencia de vanguardia.
Sin lugar a dudas, esta emergencia abre la oportunidad, por demás única, de construir una nueva “normalidad” centrada en la sostenibilidad en su sentido más amplio. Desde PNUD apostamos por este futuro sostenible que garantice la supervivencia y autonomía de los pueblos indígenas y acelere el avance hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Un futuro con productividad para la prosperidad, con resiliencia en equilibrio con el ambiente y con participación efectiva para que los pueblos indígenas, ejerciendo sus derechos fundamentales y colectivos, nunca más sean dejados atrás.